2024
Andemos en la luz del Salvador
Septiembre de 2024


Andemos en la luz del Salvador

Al venir a Jesucristo y arrepentirte, Su poder sanador y fortalecedor te sacará de las tinieblas.

avión de papel

En un largo vuelo que hice como comandante de una aerolínea, despegué en Alemania a las 11:00 h y aterricé en California a las 13:00 h del mismo día. Si comparamos las horas de salida y de llegada podría parecer que cruzar en avión el océano Atlántico y el continente norteamericano solo demoró dos horas.

El Boeing 747 era rápido, ¡pero no tanto! En realidad, el vuelo demoró unas once horas, dependiendo del viento, para recorrer 9000 km (5600 millas).

Como volábamos hacia el oeste, el sol nunca se ocultó durante el vuelo y disfrutamos de la luz del día durante todo el trayecto de Alemania a California. Sin embargo, el regreso a Alemania fue una historia totalmente diferente. Mientras volábamos hacia el este, el atardecer llegó más rápido de lo normal y, antes de que nos diéramos cuenta, se había hecho de noche.

Aun cuando volaba de noche, en completa oscuridad, sabía con certeza que el sol permanecía constante, firme y confiable. Sabía que, al final, saldría el sol y que la luz brillante volvería para brindar calidez y vida a un nuevo día antes del fin del viaje.

A veces las cosas que nos rodean pueden parecer inestables, impredecibles y oscuras. Cuán agradecido estoy por Jesucristo. Él es la luz y la vida del mundo. Gracias a Él tenemos esperanza en el futuro, acceso a Su luz divina y la promesa de la victoria final sobre el pecado y la muerte.

El poder y el amor del Salvador

Por amor a nosotros, Jesucristo dio Su vida por todos los hijos de Dios y abrió la puerta a la inmortalidad y a la vida eterna.

A pesar de lo que Satanás quiere que creas, no estás fuera de la capacidad que tiene el Salvador para rescatarte. Nunca estás fuera de ser “para siempre envuelto entre los brazos de su amor” (2 Nefi 1:15).

El más grande de todos los dones proviene del poder habilitador y redentor de la Expiación de Jesucristo. Debido al sufrimiento del Salvador en Getsemaní y en el Gólgota, Él sabe cómo ayudarte a superar todos y cada uno de los desafíos que enfrentes (véase Alma 7:11–12).

¡Jesucristo es tu fortaleza!.

Jesucristo abrazando a un hombre

El presidente Russell M. Nelson dijo: “Cuando el Salvador efectuó [este sacrificio expiatorio] por todo el género humano, hizo posible que quienes lo siguen puedan tener acceso a Su poder sanador, fortalecedor y redentor”.

Ese poder, al igual que el sol, siempre está ahí; nunca flaquea. Seguir los pasos del Salvador es como salir de las sombras y entrar a la luz del sol, donde puedes recibir las bendiciones de la luz, la calidez y el amor de Dios.

Un nuevo y brillante comienzo

En el Libro de Mormón se relata cómo los nefitas pasaron tres días en la más profunda oscuridad después de la crucifixión del Salvador. La oscuridad física que los rodeaba simbolizaba la oscuridad espiritual que experimentamos a causa del pecado. Entonces oyeron la voz de Cristo, que los invitaba a salir de las tinieblas y entrar a Su luz.

“¿No os volveréis a mí ahora, y os arrepentiréis de vuestros pecados, y os convertiréis para que yo os sane?” (3 Nefi 9:13).

“Ofreceréis como sacrificio un corazón quebrantado y un espíritu contrito” (3 Nefi 9:20).

“Arrepentíos y volveos a mí con íntegro propósito de corazón” (3 Nefi 10:6).

El Salvador te extiende esas mismas invitaciones cuando te encuentras perdido en la obscuridad. Así como cada amanecer marca el comienzo de un nuevo día, cada vez que te arrepientes recibirás un nuevo comienzo, un nuevo y brillante comienzo.

Mediante tu arrepentimiento sincero, Jesucristo “reemplazará tu culpa con paz y gozo, no recordará más tus pecados. Con Su fortaleza, tu deseo de guardar los mandamientos se intensificará”.

Tan pronto como des el primer paso para arrepentirte, el Salvador comenzará a “cambiar tu corazón y tu vida. Poco a poco, crecerás y llegarás a ser más como Él” y Él “te dará un mayor acceso a Su poder”.

Hallar sanación duradera

El Salvador es el Maestro Sanador. Una de las demostraciones más hermosas de Su poder para sanar se encuentra en Su ministerio personal en el Libro de Mormón:

“¿Tenéis enfermos entre vosotros?”, preguntó. “¿Tenéis […] quienes estén afligidos de manera alguna? Traedlos aquí y yo los sanaré, porque tengo compasión de vosotros […].

“Y sucedió que cuando hubo hablado así, toda la multitud, de común acuerdo, se acercó […]; y los sanaba a todos, según se los llevaban” (3 Nefi 17:7, 9).

Cada vez que el Salvador sanaba a alguien, tanto antes como después de Su resurrección, testificaba de Su poder supremo para sanar nuestra alma. Cada sanación milagrosa señalaba a Su promesa de la sanación física y emocional duradera que recibiremos en la Resurrección.

En ocasiones, tus oraciones para recibir sanación no se responderán de la manera que esperas, pero nunca serán ignoradas. El momento de sanar terminará por llegar en el tiempo, y a la manera, del Padre Celestial, así como la oscuridad de la noche siempre da paso al glorioso amanecer.

Mi querido amigo, testifico que Jesucristo es el Sanador en esta vida y en la eternidad. Su misericordia es suficiente para sanar tus heridas, limpiarte del pecado, fortalecerte en las pruebas y bendecirte con esperanza, sabiduría y paz. Su poder siempre está ahí, constante y confiable, aun cuando, por un tiempo, te sientas distante de Su amor, luz y calidez.

un joven contempla el atardecer

Ruego que nunca pierdas el sentimiento de asombro y de profunda gratitud por todo lo que Jesucristo ha hecho por ti. Debes saber que eres amado de manera perfecta. Recuerda lo que se te ha prometido eternamente. Y “Dios [te] conceda que sean ligeras [tus] cargas mediante el gozo de su Hijo”, Jesucristo (Alma 33:23).