Cinco consejos para una mejor salud emocional
Juntos somos más fuertes.
Mi esposo, Scott, y yo servimos como líderes de misión en la Misión Australia Sídney de 2018 a 2021. Cada vez que los registros de un misionero nuevo mostraban que tenía problemas de salud emocional, le hacía saber de inmediato que yo he pasado por momentos de depresión a lo largo de mi vida adulta. Quería que entendiera que estamos en el mismo equipo para que no tuviera que enfrentarlo solo.
¡Me gustaría compartir el mismo mensaje contigo! Muchísimas personas afrontan problemas de salud emocional, pero todos podemos ayudarnos unos a otros. Para que quede claro: no soy una profesional de la salud emocional, pero me gustaría compartir algunos consejos prácticos y espirituales para mejorar la salud emocional que me han sido útiles a mí, así como a aquellos a quienes conozco y amo.
Christ Raising the Daughter of Jairus [Jesús levanta de la muerte a la hija de Jairo], por Greg K. Olsen
Consejo 1: Mantengamos a Cristo en el centro
Me crie cerca de San Francisco, California, EE. UU., ¡y recuerdo que me encantaba una atracción que había junto a la playa! Consistía en un disco grande de madera en el que te sentabas e intentabas aguantar mientras el disco giraba cada vez más rápido. Los que se sentaban en el borde solían salir disparados primero. Sin embargo, los que entendían la fuerza centrífuga se sentaban cerca del centro.
Creo que es una gran analogía para mantener a Cristo en el centro mientras vivimos algunas de estas situaciones difíciles, ya sea ansiedad, depresión, TOC (Trastorno obsesivo compulsivo) o algo similar. Necesitamos a Cristo en el centro de nuestra vida.
En momentos de dificultades con la salud mental, es posible que tengamos una menor conexión con el cielo o que nos resulte difícil sentirnos cerca del Salvador. Eso no significa que se nos esté castigando ni que no seamos dignos del amor de Dios. Para mí, confiar en que Él está allí mientras espera que se restablezca la conexión, ¡vale la pena! Continúa orando, atesorando las palabras del Salvador, confiando en Sus promesas, participando de la Santa Cena y haciendo todo lo que te mantenga centrado en Él.
Consejo 2: Confiemos en el Señor diariamente
Estando en el desierto, los hijos de Israel tuvieron que confiar en el Señor para recibir el maná cada día. A veces, cuando nos enfrentamos a cosas tan profundas como ataques de pánico u otros dolores emocionales, queremos que desaparezcan para siempre; y tal vez lo harán, pero quizás no de la forma ni en el plazo que deseamos. Eso no significa que hayamos perdido la esperanza. Debemos confiar en Dios cada día mientras trabajamos y esperamos tiempos mejores.
Un método es buscar la ayuda del Padre Celestial y probar diferentes estrategias para encontrar lo que funciona para ti. Entonces Él te puede ayudar a recordar, en los momentos emocionalmente difíciles o durante un ataque de pánico, cómo la música relajante parecía ayudar en una situación similar o cómo comunicarte con alguien en quien confías te hizo sentir seguro en cierta ocasión. Esto te permitirá recopilar un conjunto de herramientas garantizadas con las que probar la próxima vez que tengas dificultades. Hagas lo que hagas, busca la ayuda del Señor a diario.
Incluso podemos decir en voz alta: “¡Cuando confío en el Señor todos los días, me levanto y hallo una fortaleza que no sabía que tenía!”.
Consejo 3: Puedes cuidar de tu cuerpo
El cerebro forma parte de nuestro cuerpo mortal y, por lo tanto, está sujeto a las muchas variaciones e imperfecciones de esta vida. Pero tenemos buenas noticias: hay ciertas cosas comprobadas que podemos hacer para fortalecerlo y que también pueden mejorar nuestra salud emocional. Estas son algunas de ellas:
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Experimentar la luz del sol o luz artificial brillante por la mañana
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Salir a la naturaleza y conectarse con la tierra
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Hacer ejercicio con regularidad
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Comer alimentos saludables
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Beber mucha agua
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Dormir lo suficiente todas las noches
Las técnicas de respiración también pueden ser poderosas. Prueba a inhalar profundamente por la nariz una vez, y luego repítelo. Mantén la respiración por unos segundos y, por último, expulsa todo el aire por la boca.
Hago esto varias veces cuando me despierto, al experimentar sentimientos intensos (¡como justo antes de dar un discurso de conferencia general!) y justo antes de acostarme.
Consejo 4: Podemos pedir ayuda
Si te perdieras haciendo senderismo y te encontraras con un guía, ¿sentirías vergüenza de pedirle indicaciones para llegar a un lugar seguro? No lo creo. Pedir ayuda no es una señal de debilidad. A menudo lo hacemos en otros aspectos de la vida.
Contribuye a romper el estigma de no pedir ayuda con los desafíos emocionales.
Ya sea que necesites ayuda de Dios, amigos, familiares o profesionales médicos, no eres una persona más débil por buscar la ayuda adicional que necesitas. De hecho, ¡estás demostrando valor!
Consejo 5: Mantengámonos conectados
La conexión con tu Padre Celestial en la oración diaria es vital.
También considero que es crucial mantenernos conectados con personas con las que podamos sentirnos seguros y en las que podamos confiar. ¡Llama a tu mamá! Habla con un amigo en persona o con un hermano. Somos más fuertes cuando nos ayudamos unos a otros. Esa fortaleza va en ambos sentidos. Todos necesitamos a alguien. El aislamiento y la depresión suelen agravarse mutuamente. Conectarse con aquellos a quienes amamos, con quienes vivimos, a quienes podemos ver y dar un abrazo es un gran antídoto para tanto dolor que experimentamos.
¡Podemos soportar el horno con Él!
A veces simplemente necesitamos que se nos recuerde que Dios está con nosotros.
En el Antiguo Testamento, el rey Nabucodonosor arrojó a Sadrac, Mesac y Abed-nego a un horno tan caliente que ni siquiera los guardias que estaban afuera pudieron resistir el calor.
¿Cómo sobrevivieron estas tres personas?
En las Escrituras se nos enseña que en las llamas se veía con ellos a una cuarta persona que era “semejante a un hijo de los dioses” (Daniel 3:25).
Creo que esto significa que Cristo está con nosotros en medio del fragor de las pruebas, especialmente cuando las estamos soportando; y las dificultades de la salud mental pueden parecer sin duda un horno ardiente. Cristo es Emmanuel que, literalmente, significa “Dios con nosotros”.
No lo olvides, Jesucristo es nuestra fortaleza, no solo al final del camino, cuando estamos libres de la experiencia de emociones que no pedimos. Él realmente está con nosotros a lo largo del camino. Él es nuestra fortaleza y nuestro alivio en este momento.
¡Permanezcamos juntos más fuertes!