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CAPITULO 31: ‘INSTRUMENTO ESCOGIDO ME ES’


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“INSTRUMENTO ESCOGIDO ME ES”

Imagen
Map Chp. 31

Samaria

Jerusalén

Cesarea

Jope

Lida

Monte de los Olivos

Betania

Judea

Mar Muerto

Siria

Damasco

Los Hechos de los Apóstoles-Eventos ocurridos aproximadamente 34-39 D.C.

Hechos

Cerca de Damasco, Siria

El Salvador se aparece a Saulo

9:1–9

Damasco, Siria

Saulo recibe la visión y es bautizado

9:10–19a

Damasco, Siria, Jerusalén, Judea

Saulo comienza su ministerio

9:19b–31

Lida y Jope, Judea

Pedro sana a Eneas y levanta de los muertos a Tabita

9:32–43

COMENTARIO INTERPRETATIVO

(31-1) Hechos 9:2, 3, 8. ¿Cuál era la importancia de Damasco?

Proclamando ser la ciudad más antigua del mundo que ha sido habitada sin interrupción, Damasco, actual capital de Siria, estaba también dentro de la provincia romana de Siria en los días de los apóstoles. Situada a unos 210 kilómetros al noreste de Jerusalén y aproximadamente a unos 105 kilómetros del Mediterráneo, Damasco está en el corazón de una fértil llanura.

La supremacía de Damasco entre otras antiguas ciudades se nota claramente debido a su ubicación, ya que era el punto terminal de tres rutas principales en el antiguo Cercano Oriente.

Su proximidad a Jerusalén hizo de Damasco una ciudad de gran importancia para el antiguo Israel y judá. (Véase el mapa al comienzo del capítulo 29). Fue de aquí que Acaz, rey de judá, tomó el modelo para el gran altar que puso en el templo de Jerusalén deliberadamente para apaciguar al victorioso rey de Asiria, Tiglat-pileser III (2 Reyes 16:10-16). Con el tiempo, la ciudad fue destruida tal como los profetas de Dios habían profetizado. (Isaías 17:1; Amós 1:4; Jeremías 49:23-27). Posteriormente fue reedificada en el mismo lugar.

En la actualidad el sector cristiano de la ciudad está situado en lo que se considera que fue la famosa calle llamada Recta y en la cual se encontraba la casa de Judas, con el cual vivió Pablo algún tiempo después de su conversión. La muralla desde la cual sus amigos bajaron a Pablo en un canasto durante la noche para poder escapar de la ciudad de manos de los airados judíos (Hechos 9:23-25), es probablemente la que todavía rodea a la ciudad. Como en los días de Pablo, así también en nuestro tiempo, las mercancías de Damasco se venden al aire libre en el bazar callejero. Entre los productos más conocidos elaborados antaño por los residentes de la ciudad, se contaban los lienzos de Damasco y el acero, dos productos de gran renombre.

Damasco

(31-2) Hechos 9:4-6. ¿Qué lecciones importantes podemos aprender de los relatos de la conversión de Pablo?

“Hay una lección para todos nosotros en esta Iglesia: Debemos reconocer también nosotros la autoridad local. El obispo tal vez sea un hombre humilde. Algunos de vosotros tal vez penséis que sois superior a él, pero él ha recibido autoridad directa de nuestro Padre Celestial. Aceptadlo; buscad su consejo, el consejo de vuestro presidente de estaca. Si ellos no pueden ayudaros a solucionar vuestras dificultades o vuestros problemas, ellos escribirán a las Autoridades Generales y obtendrán el consejo necesario. El reconocimiento de autoridad es un principio importante.

“El otro elemento en ese incidente de Pablo cerca de Damasco es el gran hecho de que Jesucristo, nuestro Señor, está interesado en su Iglesia y en sus miembros. Tal como lo estaba entonces, lo está en la actualidad.

“Me gusta sentir que El está velando por nosotros, que El se apena cuando no cumplimos con los ideales y normas que nos ha dado en el evangelio. El estaba acongojado con Saulo, un siervo elegido, que andaba a ciegas destruyendo la Iglesia; y se siente complacido cuando encuentra a los hermanos que ha llamado, haciendo sus deberes y tratando de vivir vidas justas y limpias, viviendo de acuerdo con las normas del evangelio” (David O. McKay en CR, oct. de 1951, págs. 159-60).

(31-3) Hechos 9:5 “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”

La referencia que aquí se hace es a una pica, lanza puntiaguda o vara para aguijonear los costados de los animales y hacerlos andar. La tendencia, cuando se les aguijonea es dar una coz, tratar de desquitarse, literalmente “dar coces contra el aguijón”. Tal reacción meramente acarrea mayor incomodidad y hace que la herida se haga más profunda mientras que no tiene efecto sobre la vara misma. El élder David O. McKay, hablando de los sentimientos de Pablo, escribió una una vez:

“Damasco está a unos 210 kilómetros de Jerusalén, hacia el norte, de manera que a Saulo y sus asistentes les llevó casi una semana de viaje el recorrido de esa distancia. Probablemente durante esos pocos días de aparente holganza, comenzó a preguntarse si lo que estaba haciendo era bueno o no. Posiblemente el rostro brillante de Esteban al morir y la última oración del mártir comenzaron a penetrar en su alma, más profundamente que antes. Los gritos de los niñitos en favor de sus padres, a quienes Saulo había amarrado, comenzaron a desgarrar sus oídos más dolorosamente y lo hicieron sentirse incómodo e infeliz al acercarse a más experiencias de esa clase en Damasco. Posiblemente se preguntaba si la obra del Señor, si es que él estaba en ella realmente, lo podía hacer sentirse tan inquieto y amargado. Pronto sabría que solamente la obra del mal es la que produce estos sentimientos y que el verdadero servicio al Señor siempre acarrea paz y contentamiento” (Ancient Apostles, pág. 120).

(31-4) Hechos 9:8. ¿Qué fue lo que encegueció a Saulo en el camino a Damasco?

“Mas Saulo de Tarso vio a Jehová, el Cristo glorificado, y oyó su voz y conversó con El. Aunque parcialmente protegido como estaba, el brillo de la luz del cielo en la cual era el centro —superior a la luz del sol al mediodía. Pablo cayó a tierra, temblando, atónito. La voz dijo: ‘Yo soy Jesús, a quien tú persigues…’ (Hechos 9:5).

“Tan intensa y brillante era la luz aun con tal protección, que quedó ciego. Dijo: ‘Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco’ (Hechos 22:11).

“Un milagro del sacerdocio restauró la vista a Pablo después de tres días de total obscuridad. ¡La gloria del Señor! ¡Cuán grande y magnífica!” (Spencer W. Kimball, en CR; abril de 1964, pág. 96).

(31-5) Hechos 9:18. ¿Por qué fue necesario que Pablo, quien había visto una visión, se sometiese al bautismo?

“Saulo [vio] al hijo de Dios resucitado, recibió visiones. recibió milagros obrados en su favor y sin embargo nada de esto bastó para prepararlo a fin de ser miembro de la Iglesia, ni para el servicio en el ministerio. El bautismo es la puerta para todos: Cristo, Pablo y, toda persona responsable” (McConkie, DNTC, 2:91).

(31-6) Hechos 9:20-22. ¿Cuáles fueron los nuevos problemas que Pablo enfrentó luego de su conversión?

Tan pronto como se convirtió en miembro de la iglesia de Jesucristo, Pablo enfrentó dos nuevos problemas: uno se desprendía de su anterior relación con los judíos y el segundo era consecuencia de su nueva situación como discípulo de Cristo. Antes de su conversión, su labor de persecusión de los cristianos encontró plena aceptación entre los líderes judíos. Luego de su conversión, tuvo que enfrentarse a sus amigos de antes y a sus asociados y declarar que había estado equivocado. “En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios” (Hechos 9:20). Notemos la naturaleza directa de su testimonio. Tan exasperados estaban los judíos que “resolvieron en consejo matarle” (Hechos 9:23).

Pero, ¿qué pasó con aquellos que reconocían en Pablo a un encarnizado perseguidor? ¿Cómo recibieron su testimonio acerca de Cristo? Su reacción debe haber sido similar a la de Ananías quien, luego de ser llamado por Cristo para atender las necesidades de Pablo, dijo: “Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí [esto es, en Damasco] tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre” (Hechos 9:13, 14). ¿Era su conversión una treta pensada para atrapar a quienes verdaderamente profesaban la causa cristiana? (Véase Hechos 9:20-22). Solamente el tiempo podía responder esta pregunta y mostrar la realidad de la conversión de Pablo.

(31-7) Hechos 9:27. ¿Quién era Bernabé?

Bernabé fue el compañero misional de Pablo durante su primera misión (Hechos 9:27). Su primer servicio a la Iglesia que registra la historia, fue el de vender su propiedad de acuerdo con el compromiso que existía entre los primeros cristianos de tener todas las rosas en común (Hechos 4:36). Era un judío (un levita, realmente) de la isla de Chipre; su sobrenombre era José. Cuando él y Pablo se encontraron con los licaónicos, Bernabé fue llamado Júpiter, el más poderoso de los dioses romanos (Hechos 14:12), evidentemente como resultado de su manera autoritaria, su aspecto honorable y su valentía física. Fue llamado “varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe” (Hechos 11:24), fue elegido junto con Pablo para llevar los fondos de socorro a los pobres de Judea (Hechos 11:29, 30) y era un trabajador incansable que se sostenía a sí mismo antes que depender de la Iglesia para recibir su sostén (1 Corintios 9:6). Aunque tuvo una dura contención con Pablo en relación a si debían de llevar a Juan Marcos (el sobrino de Bernabé) en el segundo viaje (Hechos 15:36-39), él y Pablo se reconciliaron posteriormente. Fue él quien primeramente buscó a Pablo después de la conversión de éste; fue a Tarso para inducirlo a unírsele en el ministerio (Hechos 11:25, 26). Parece que fue un apóstol. (Hechos 14:4, 14).

PUNTOS A CONSIDERAR

ASI COMO SAUlO, TODOS DEBEMOS COMPARECER ANTE El SEÑOR

(31-8) Toda rodilla se doblará

Tarde o temprano, cada uno de nosotros deberá comparecer ante Dios; aun aquellos que vivieron su vida sin Dios, un día reconocerán que El es, pues “…se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará…” (Romanos 14:11).

Naturalmente, para todos nosotros, ahora es el mejor momento de servir al Señor.

“Y si vosotros sentís que un día toda rodilla se doblará y cada lengua confesará que Jesucristo es el Señor, ¿por qué no hacerlo ahora? Pues en la realización de esa futura confesión colectiva significará mucho menos arrodillarse cuando ya no sea posible permanecer de pie” (Neal A. Maxwell, en CR, oct. de 1974, pág. 16).

(31-9) Nosotros hemos hecho convenios con el Señor

Como Santos de los Ultimos Días, tienen una relación especial con el Señor. Aun antes de que los cimientos del mundo fuesen puestos, hicieron compromisos y convenios con el Señor. Naturalmente, estos tienen I profundos efectos sobre aquello que ustedes son llamados a hacer en la tierra. Es cierto que Pablo no recibió la gran bendición de ver al Señor solamente por los méritos que habían hecho en su vida mortal.

“¿Pero por qué Saulo, por qué este hombre que odiaba al Señor y buscaba matar a sus santos? Solamente puede haber una respuesta: preexistencia. Saulo había obtenido varios talentos y se había elevado espiritualmente en la preexistencia, lo cual lo calificó para ocupar el lugar de un ministro apostólico de Aquel a quien ahora perseguía en el camino a Damasco” (McConkie, DNTC, 2:89).

Y lo mismo sucede con nosotros. Posiblemente no todos tengamos que experimentar tantas cosas como Pablo, quien se había rebelado, pero todos somos influidos por nuestro comportamiento en la preexistencia. El presidente Kimball indica que hemos hecho convenios antes de nacer. Noten sus palabras:

“Hicimos votos, votos solemnes, en los cielos antes de venir a esta vida mortal…

“Hemos hecho convenios. Los hicimos antes de aceptar nuestra posición aquí en la tierra.

“Ahora bien, hicimos este compromiso,…’todas las cosas que el Señor nos ordene’. Nos comprometimos con nuestro Padre Celestial, que si El nos mandaba a la tierra y nos daba cuerpos y nos daba las inapreciables oportunidades que la vida terrenal podía ofrecer, mantendríamos pura nuestra vida y nos casaríamos en el santo templo y criaríamos una familia y les enseñaríamos la rectitud. Este fue un juramento solemne, una promesa solemne. El nos prometió una vida mortal llena de acontecimientos con privilegios indecibles, y siempre que nosotros nos conduciésemos en justicia, recibiríamos vida eterna, felicidad y progreso. No hay otra forma de recibir estas recompensas” (”Be Ye Therefore Perfect”, Discurso dado en el Servicio Devocional del Instituto de la Universidad de Utah, 10 de enero de 1975, pág. 2).

De este modo, gran parte de lo que reciben en el sendero de la vida ha sido determinado por aquello que sucedió antes. Debe ser motivo de gran esperanza el que hayan llegado tan lejos con el Señor. Ya rechazaron a Satanás una vez. Y se ha añadido gloria sobre ustedes. (Véase Abraham 3:26).

(31-10) Nosotros determinamos el curso que seguimos

Tenemos la responsabilidad de determinar nuestro curso y luego seguir por él firmemente hasta el fin. Para socorrernos el Señor ha puesto ayudas especiales, formas significativas en las que uno puede descubrirlo en la mortalidad tal como lo hizo Saulo.

Por un lado, todos nacemos con la luz de Cristo, la cual es “la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene al mundo” (D. y C. 93:2 véase también Juan 1:9). Esto es lo que nos da un intenso sentido de lo bueno y de lo malo. Además, si seguimos esa luz, ella nos llevará hacia el evangelio. Este Espíritu fue el que luchó con Amulek y lo llamó muchas veces, pero “…no quise oír…sabía…pero no quería reconocerlas…” (Alma 10:6). Es probable que en el camino a Damasco Saulo haya estado luchando en el Espíritu. El élder Howard W. Hunter, hablando del estado mental de Saulo mientras viajaba, indica que la persecución anterior por parte de Saulo, desatada sobre los Santos “pesaba dolorosamente sobre su conciencia” (CR, oct. de 1964, pág. 109). Probablemente también, han sentido al Espíritu del Señor luchando con ustedes; si han obedecido, su vida, al igual que la de Saulo, seguramente habrá sido drásticamente alterada.

Los padres también tienen una mayordomía muy importante. Los padres buenos a menudo actúan como ángeles en beneficio de nosotros y nos ayudan en cuanto al camino que debemos seguir. Nefi, por ejemplo, fue motivado a tener un testimonio por causa de la visión de su padre (1 Nefi 11:1). Pablo era un padre espiritual para Timoteo y dirigió a aquel joven por el camino que debía seguir. Todos nosotros actuaremos con sabiduría al honrar a nuestros padres escuchando su consejo sabio. La mayordomía de ellos sobre nosotros es reconocida por el Señor y por su Iglesia; y aun si no son fieles miembros de la Iglesia, merecen honor por decreto divino.

El gran don del Espíritu Santo, si uno lo recibe verdaderamente, alumbrará el camino.

Ciertamente, la influencia de este “primer consolador” es vital para nuestra relación personal con Dios.

Saulo ilustra otra forma esencial en la que uno se enfrenta al Señor. El fue bendecido por Ananías, uno de los siervos del Señor. De hecho, la mayoría de las bendiciones vienen mediante la ministración de otros individuos. Ese es el modelo establecido en el reino de Dios: las bendiciones, ordenanzas, ordenaciones, administraciones y las investiduras vienen mediante otros.

A medida que crezcan en los dones del Espíritu, descubrirán al Señor más plenamente. Finalmente, cuando sean investidos y casados en el templo, la puerta se habrá abierto para el acceso final a todos los misterios de Dios si es que guardan sus convenios. Todos tendremos el privilegio de comparecer ante el Señor, cada uno en su propia manera y en su propio tiempo.

HAY COSAS ESPECIFICAS QUE EL SEÑOR DESEA QUE HAGAMOS

(31-11) “Si me amáis, guardad mis mandamientos”

El hecho de que Saulo estuviese deseoso de preguntarle al Señor qué hacer y luego estuviese deseoso de hacerlo, nos dice mucho en cuanto al carácter de él. Como se ha notado en otros casos —Lamán, Lemuel—, otros han visto cosas gloriosas, aun ángeles (1 Nefi 3:29-31); pero sus vidas no fueron cambiadas, porque, a diferencia de Saulo, ellos no respondieron. El Señor se fija en los detalles, y una vez que nosotros conocemos su voluntad, debemos estar deseosos de obedecer. Actuar de otro modo es acarrear condenación sobre nosotros. Alma el joven tuvo una experiencia semejante a la de Saulo cuando vio a un ángel. la historia es clara y vemos que él habría sido “desechado” si no se hubiera arrepentido (Mosíah 27:16). Una vez que uno se enfrenta al Señor en esa forma, mejor sería no haberlo conocido nunca si la vida de uno no cambia (2 Nefi 31:14). Naturalmente, a semejanza de Saulo, uno tiene necesidad de un curso definido para seguir.

A fin de hacer lo que el Señor quiere, uno debe estar consciente de cuáles son los mandamientos que El ha dado. los santos fieles necesitan examinarse a sí mismos constantemente. (Véase 1 Corintios 11:28).

Examinen su propia vida usando el siguiente criterio establecido por fas Escrituras:

  1. Estoy consciente del significado del convenio del bautismo, y estoy guardando el convenio. (Mosíah 18:8-10; D. y C. 20:77-79).

  2. Soy moralmente limpio, me abstengo de adorar al Dios de la lujuría y lo hago refrenando mis pasiones. (Alma 38:12).

  3. Santifico el día de reposo. Lo considero mi día más importante. En este día entró en la presencia del Señor (D. y C. 84:23, 24). Me abstengo en este día de hacer aquello que me podría aportar placer personal. (Isaías 58:14).

  4. Oro con intenso deseo. Podría decir que mi corazón se eleva al Señor en oración (Alma 34:27). Mis oraciones son más una comunicación que un hábito.

  5. Debido a que entiendo que repetidamente el Señor ha amonestado a sus santos a estar en el mundo pero no ser de él, mi estilo de vida está de acuerdo con las normas de la Iglesia en los aspectos siguientes:

    1. manera de vestir

    2. forma de hablar

    3. en la música que escucho

    4. en mis entretenimientos

    5. en mis hábitos alimenticios

    6. en la forma de bailar.

  6. He sentido y puedo distinguir el poder del Espíritu santo en mi vida . (José Smith, Enseñanzas, pág. 179).

  7. Aunque mi testimonio ha pasado por cierto número de etapas, honestamente puedo decir que sé por mí mismo. He sentido los susurros del Espíritu santo. (Mateo 16:17.)

  8. Yo diría que soy un individuo espiritual. Mi espiritualidad no es una teoría en mí; es una conciencia presente. David O. McKay ha descrito a la espiritualidad como la “conciencia de la victoria sobre el yo, y la comunión con el infinito” (CR, abril de 1949, pág. 17).

“ANDEMOS EN VIDA NUEVA”

(31-12) Saulo “se levantó de tierra” y todos podemos hacerlo así también

Está escrito que todo lo que el Señor hace es para beneficio del hombre (2 Nefi 26:24). Así fue con Saulo. Después de su experiencia con el Señor, Saulo “se levantó de tierra” (Hechos 9:8). De hecho, el resto de su vida vino a ser un testimonio de su preordinación a la grandeza. Posteriormente escribió “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Su vida es el testimonio elocuente de sus palabras. El relata cronológicamente algunos de los sucesos de su vida (pruebas, bendiciones y glorias) en 2 Corintios, capítulo 11 y 12.

Finalmente, su testimonio a Timoteo demuestra su sendero hacia la perfección (2 Timoteo 4:7, 8). Pablo ciertamente había crucificado al viejo hombre pecador. Saulo, el perseguidor, había venido a ser Pablo el apóstol, el santo, el hombre de Dios.

Examinen el testimonio de Pablo y pregúntense si se han levantado “de tierra”.

¿Están llenos de amor mediante el Espiritu Santo? Lean en Romanos 5:5.

¿Sobre qué cimiento está basado su testimonio? Lean en 1 Corintios 2:5.

¿En qué forma se han estado esforzando contra el pecado? Lean Hebreos 12:4.

¿Oran de acuerdo al Espíritu? Lean Romanos 8:26.

¿Están fortaleciendo sus debilidades? Lean 2 Corintios 12:7-10. Vean también Eter 12:27.

¿Han crucificado la carne en el sentido de refrenar sus pasiones y apetitos? Lean Gálatas 5:24.

¿Están fundados en la roca de la revelación? Lean Gálatas 1:11, 12.

(31-13) ¿Significará una diferencia?

Y así, en la vida de Saulo, posteriormente Pablo el apóstol, vemos un primer ejemplo de uno que fue 272 llamado desde antes de la fundación del mundo y, por causa de sus hechos en la vida mortal, fue finalmente elegido y llegó a alcanzar un cierto grado de perfección mediante Cristo. (Véase Gálatas 4:12, Versión Inspirada). Del mismo modo puede suceder con ustedes quienes han sido llamados. Algún día comparecerán ante el Señor en su propio sendero de la vida. Para progresar, deben hacer lo que el Señor indique. Si logran levantarse plenamente de tierra, llegarán a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13) y serán, ciertamente, “instrumento escogido” del Señor.