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12 – 18 junio. Éxodo 1–6: ‘… yo estaré contigo’


Moisés y la zarza ardiente

12 – 18 junio

Éxodo 1–6

“Porque yo estaré contigo”

Antes de leer el material de esta lección, lea Éxodo 1–6 y medite en estos capítulos. Mientras lea, preste atención a los pensamientos y a las impresiones que reciba del Espíritu Santo y escriba las impresiones que reciba.

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Ser un instrumento del Espíritu. A veces los maestros piensan que necesitan utilizar métodos impresionantes para inspirar a las personas a las que enseñan. Sin embargo, su propósito como maestro es enseñar la doctrina de las Escrituras a fin de ayudar a otras personas a recibir la influencia del Espíritu Santo, que es el verdadero maestro. (Véase Enseñar a la manera del Salvador, pág. 10).

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Invitar a compartir

Recuerde que uno de sus objetivos es invitar a los miembros de la clase a compartir sus propias reflexiones y descubrimientos. Una idea para alentar el compartir es escribir estas preguntas en la pizarra: “Cuando leyeron Éxodo 1–6, ¿qué descubrieron esta vez que antes se les había pasado por alto?”. Invite a los miembros de la clase a compartir sus respuestas.

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Enseñar la doctrina

Éxodo 3–4

Cuando estamos al servicio del Señor, tendremos el poder del Señor.

  • Quizás los miembros de la clase hayan escudriñado Éxodo 3–4 en busca de las preocupaciones que tenía Moisés en cuanto a la tarea de liberar a los israelitas del cautiverio y las respuestas que le dio el Señor (véase la reseña de esta semana en Ven, sígueme para uso individual y familiar). Si lo hicieron, invítelos a compartir lo que aprendieron, o podrían hacer esta actividad como clase. Específicamente, los miembros de la clase podrían escudriñar Éxodo 3:11–17; 4:1–17. ¿Cómo podrían ayudarnos las respuestas del Señor cuando tenemos dudas acerca de nuestra habilidad para hacer Su obra?

  • Las diferentes reacciones de Moisés y Faraón a los mandatos de Dios pueden ayudar a los miembros de la clase a pensar acerca de cómo responder al consejo de Dios. Para explorar esto juntos, pida a los miembros de la clase que lean Éxodo 3:7–11 y 5:2 en grupos de dos. Invite a cada grupo a comparar las reacciones de Moisés y Faraón y pídales que piensen en ocasiones en las que, al igual que Moisés y Faraón, el Señor les pidió hacer algo como aceptar un llamamiento para servir en la Iglesia o responder a una impresión del Espíritu Santo. Pida a cada grupo que comparta con la clase lo que haya analizado. Invite a los miembros de la clase a compartir una experiencia en la que fueron bendecidos por responder fielmente cuando el Señor les pidió que hicieran algo.

  • Si alguna vez los miembros de la clase se sienten abrumados con sus llamamientos o asignaciones, la experiencia de Moisés puede darles esperanza. Para ilustrarlo, podría invitar a un miembro de la clase a hacer una tarea que le resulte difícil hacer por sí mismo, como ordenar un montón de caramelos de colores variados en grupos del mismo color en un periodo de tiempo breve. Invite a esa persona a hacer la tarea de nuevo con ayuda de un compañero de clase. ¿Qué nos enseña esta actividad acerca de la experiencia de Moisés en Éxodo 4:10–16? ¿Por qué el Señor envió a Aarón para ayudar a Moisés? Anote en la pizarra las maneras en que los miembros de la clase pueden ayudarse unos a otros y a sus líderes en sus llamamientos o asignaciones.

  • Repase el discurso del élder David A. Bednar “En la fuerza del Señor” (Liahona, noviembre de 2004, págs. 76–78; véase también la cita en “Recursos adicionales”). ¿Qué reflexiones aporta el discurso a estos versículos?

Éxodo 3:5

Debemos respetar las cosas y los lugares santos.

  • Hacer algo como lo que hizo Moisés para mostrar reverencia por las cosas sagradas es cada vez más infrecuente en la actualidad. ¿Cómo puede utilizar el ejemplo de Moisés para inspirar un análisis acerca de cómo tratamos las cosas sagradas? Por ejemplo, después de leer Éxodo 3:5 juntos, podría mostrar objetos sagrados o láminas de cosas sagradas (como las Escrituras) y objetos comunes o láminas de objetos comunes (como un libro). ¿Cómo tratamos estas cosas de manera diferente para mostrar lo que consideramos sagrado? ¿Qué otras cosas consideran sagradas los miembros de la clase y cómo muestran reverencia por ellas? (Véase también D. y C. 6:10–12).

    sala de sellamientos de un templo
  • Puede ver ejemplos de personas que crearon momentos y lugares sagrados en el discurso de la hermana Ann M. Dibbs “Sus lugares santos” (Liahona, mayo de 2013, págs. 115–17). Considere compartir uno o varios de estos ejemplos como parte del análisis de Éxodo 3:5.

    2:24

Éxodo 5:4–9, 20–23; 6:1–13

Los propósitos del Señor se cumplirán en Su propio tiempo.

  • Moisés puede haberse desanimado cuando sus intentos de liberar a su pueblo empeoraron la situación. A fin de ayudar a los miembros de la clase a aprender de este relato, invite a alguien a leer Éxodo 5:4–9, 20–23 y Éxodo 6:1–13. ¿Cómo ayudó el Señor a Moisés a superar sus sentimientos de desánimo? Invite a los miembros de la clase a compartir experiencias de cuando no vieron resultados inmediatos de sus esfuerzos por servir al Señor. ¿Qué nos enseña la experiencia de Moisés en estos capítulos acerca de cómo debemos reaccionar en situaciones similares?

  • El relato de Georgia en el discurso de la hermana Neill F. Marriott “Entregar nuestro corazón a Dios” (Liahona, noviembre de 2015, pág. 31) podría contribuir a que los miembros de la clase entiendan estos versículos. Podría invitar a un miembro de la clase con antelación a que vaya preparado para compartir el relato y dirigir un análisis acerca de cómo la experiencia de la familia de la hermana Marriot enseña las mismas verdades que Dios enseñó a Moisés (véase Éxodo 6:1–13).

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Alentar el aprendizaje en el hogar

A fin de inspirar a los miembros de la clase a leer Éxodo 7–15 en el hogar, podría decirles que estos capítulos les ayudarán a entender mejor la expiación del Salvador y a prepararse para tomar la Santa Cena.

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Recursos adicionales

Éxodo 1–6

Contaremos con la ayuda del cielo

Cuando el élder David A. Bednar servía como decano del Colegio Universitario Ricks, una institución de educación superior propiedad de la Iglesia que impartía carreras de dos años, el presidente Gordon B. Hinckley anunció los planes para cambiar la institución a Universidad Brigham Young—Idaho, una institución mucho mayor con carreras de cuatro años. El élder Bednar recordó: “Como equipo administrativo [comenzamos] a darnos cuenta del monumental tamaño de la responsabilidad y del reto que se nos presentaba… Uno de mis colegas me preguntó: ‘Señor rector, ¿no le da miedo?’. Según recuerdo, le contesté algo así: ‘Si pensara que tenemos que llevar a cabo la transición apoyándonos exclusivamente en nuestra experiencia y en nuestro juicio, entonces estaría aterrado, pero contaremos con la ayuda del cielo porque sabemos quién está a cargo y que no estamos solos’. Y… testificamos juntamente que ha habido ayuda del cielo, que han ocurrido milagros, que se han recibido revelaciones, que se han abierto puertas, y que hemos sido grandemente bendecidos” (véase “En la fuerza del Señor”, Liahona, noviembre de 2004, pág. 78).

Tratamos las cosas sagradas de forma diferente

El élder F. Burton Howard habló del carácter sagrado del matrimonio eterno, ayudándonos a entender cómo tratar todo lo que es sagrado. Habló de cómo su esposa compró un juego de cubiertos de plata cuando recién se casaron. Ella le puso mucho empeño en cuidarlos y evitar que se mancharan. “Durante años pensé que tan sólo era un tanto excéntrica”, recordaba el élder Howard, “hasta que un día me di cuenta de que por mucho tiempo ella había sabido algo que yo apenas empezaba a entender: Si queremos que algo dure para siempre, debemos tratarlo de forma diferente. Lo cubrimos, lo protegemos, nunca lo maltratamos ni lo dejamos a la intemperie; no lo convertimos en algo común y corriente. Si alguna vez se le quita el brillo, lo pulimos con amor hasta que brille como nuevo; llega a ser algo especial porque en eso lo hemos convertido y se torna más valioso con el paso del tiempo” (véase “El matrimonio eterno”, Liahona, mayo de 2003, pág. 94).