2021
El cuidado de la generación creciente
Octubre de 2021


Mensaje del Área

El cuidado de la generación creciente

Pensando en esta oportunidad de compartir un mensaje con ustedes, he tenido el sentimiento de hablarles de la importancia del cuidado de la generación creciente.

Me gustaría comenzar con una experiencia personal que viví en la época en la que debía salir a la misión.

Mis padres se bautizaron cuando yo tenía once meses de vida, y durante mi niñez y juventud, me inculcaron que, al llegar a la edad correspondiente, debería servir en una misión.

Cuando llegó el momento de tener que salir, no tenía ningún deseo de servir como misionero debido a que mi vida estaba completa con otros asuntos; tenía novia, trabajo y estaba estudiando en la universidad.

En ese mismo tiempo mi hermano y mi primo estaban sirviendo una misión regular y a mí me tocaba ser el próximo en salir. Pero no tenía el deseo, porque estaba enfocado en otros asuntos, que para mí eran importantes y no estaba dispuesto a cambiarlos o postergarlos.

En ese período, mi obispo tuvo el sentimiento de entrevistarme, ya que él veía que yo no le daba la importancia correspondiente a mi deber de servir en una misión. Me invitó a una entrevista y me habló del tema; yo le expliqué que no tenía el deseo de salir porque consideraba que mi vida estaba encaminada y que no era necesario. Luego de una larga conversación y al ver que yo no desistía de mi parecer, me dijo unas palabras que me impactaron y siempre las recuerdo en mi mente hasta el día de hoy: “Las decisiones importantes, se toman de rodillas”. Me invitó a que orara para tomar la decisión y yo le dije que lo haría, pero la verdad, tengo que reconocerlo, no le hice caso en ese momento.

Luego de unos días pensando en lo que mi obispo me había aconsejado, decidí orar y allí tuve un fuerte sentimiento de que debía salir a la misión. Lo comuniqué a todos y no fue fácil, ya que debía postergar mis otros asuntos (noviazgo, trabajo y estudios universitarios).

Serví como misionero regular en la misión Buenos Aires Norte. Ese tiempo de servicio lo atesoro en mi corazón con mucha alegría, conocí a muchas personas y tuve experiencias que me fortalecieron y aumentaron mi testimonio del Evangelio.

El día que terminé la misión conocí a una hermosa joven, la que posteriormente sería mi esposa y con quien en pocos meses cumpliremos treinta años de casados. Tuvimos 5 hijos y en la actualidad tenemos tres yernos, una nuera y cuatro hermosos y traviesos nietos.

Cuando pienso en la importancia de que un padre o un líder esté muy atento a las necesidades de los jóvenes pienso en esta experiencia y en la de Alma con sus hijos: Helamán, Shiblón y Coriantón. A los dos primeros los entrevistó para felicitarlos y enseñarles. Pero a Coriantón lo entrevistó para corregirlo y ayudarlo.

En Alma 39:1 dice:

“Hijo mío, tengo algo más que decirte de lo que le dije a tu hermano; porque he aquí, ¿no has observado la constancia de tu hermano, su fidelidad y su diligencia al guardar los mandamientos de Dios? He aquí ¿no te ha dado un buen ejemplo?”.

En los versículos 12 al 16 le dice:

“Y ahora el Espíritu del Señor me dice: Manda a tus hijos que hagan lo bueno, no sea que desvíen el corazón de muchos hasta la destrucción. Por tanto, hijo mío, te mando, en el temor de Dios, que te abstengas de tus iniquidades;

“que te vuelvas al Señor con toda tu mente, poder y fuerza; que no induzcas más el corazón de los demás a hacer lo malo, sino más bien, vuelve a ellos, y reconoce tus faltas y la maldad que hayas cometido.

“No busques las riquezas ni las vanidades de este mundo, porque he aquí, no las puedes llevar contigo.

“Y ahora bien, hijo mío, quisiera decirte algo concerniente a la venida de Cristo. He aquí, te digo que él es el que ciertamente vendrá a quitar los pecados del mundo; sí, él viene para declarar a su pueblo las gratas nuevas de la salvación.

“Y este fue, hijo mío, el ministerio al cual fuiste llamado, para declarar estas alegres nuevas a este pueblo, a fin de preparar sus mentes; o más bien, para que la salvación viniera a ellos, a fin de que preparen la mente de sus hijos para oír la palabra en el tiempo de su venida”.

¿Cuál es el resultado de esa entrevista y el desafío de Alma a Coriantón? Lo vemos un año después en el capítulo 49 de Alma, versículo 30:

“Sí, y hubo paz continua entre ellos, y sumamente grande prosperidad en la iglesia a causa de su atención y diligencia que daban a la palabra de Dios, la cual les era declarada por Helamán, Shiblón, Coriantón, y Ammón y sus hermanos, sí, y por todos los que habían sido ordenados según el santo orden de Dios, habiendo sido bautizados para arrepentimiento y enviados a predicar entre el pueblo”.

Queridos hermanos estoy convencido de que podemos cuidar a la generación creciente si estamos atentos a sus necesidades, tanto como padres o líderes, y procuramos ayudarlos por medio del Espíritu como lo hizo ese gran obispo conmigo o como lo hizo Alma con sus hijos.

Les comparto mi testimonio, en el nombre de Jesucristo. Amén.