2021
Volviendo a Su Santa Casa
Octubre de 2021


Voces de los Santos de los Últimos Días

Volviendo a Su Santa Casa

Había transcurrido casi un año desde que inició la pandemia cuando se anunció la reapertura del templo por lo que hicimos los ajustes para estar el primer día sirviendo en la Casa del Señor.

A menudo me preocupaba al ver la gran cantidad de tarjetas impresas para realizar ordenanzas a favor de mis antepasados; además, era incierta la reapertura del Templo de la Ciudad de Guatemala. Le dije a mi hijo de 15 años, “Gabriel, si me toca partir, te suplico puedas realizar la obra que ya se ha iniciado con nuestros antepasados. Por favor no los olvides”, repitiéndoselo una y otra vez.

Durante el año que tuvimos que permanecer encerrados en casa por la pandemia, como familia nos dedicamos a trabajar en historia familiar. Encontramos muchos nombres, los agregamos al árbol e imprimimos las tarjetas. Fue un tiempo muy activo y productivo.

Mi esposo arregló un lugar pequeño y cálido, el cual se convirtió en nuestro centro de historia familiar. Cada día encontrábamos la oportunidad para trabajar en nuestra historia e indexar.

Esperaba con ansias y fe regresar al templo, ya que siempre he considerado que cada vez que vamos allí lo hacemos para reconciliarnos con el Señor.

Cuando se dio el anuncio de que el Templo de la Ciudad de Guatemala pasó a la fase III, es decir que ya iba a ser posible asistir, inmediatamente hice los arreglos para hacer la reservación. El primer día que se abrieron las puertas, el 23 de febrero de 2021, junto a mi esposo y cuatro parejas más, pudimos realizar sellamientos familiares.

Mientras realizábamos los sellamientos, los sentimientos y pensamientos de gratitud invadieron mi mente y corazón. Estábamos representando a nuestros abuelos y bisabuelos. Al escuchar las promesas de los cielos para ellos, pude sentir el amor de mi Salvador a través del Espíritu, además de la confirmación de mi testimonio acerca de esta obra. Es real y el templo es el lugar correcto para recibir la plenitud de las bendiciones. Mis lágrimas fueron de agradecimiento por llevar a cabo esas ordenanzas.

La revelación estuvo presente en cada instante. Estoy agradecida por la misericordia de mi Salvador al aceptarme una vez más en Su casa, también por habernos permitido convertir nuestro hogar en una pequeña extensión del templo.

Esa misma semana volvimos con algunos jóvenes del barrio para realizar bautismos vicarios. Ya hemos reservado otras fechas para asistir.

El trabajo, mis intereses personales o mis pasatiempos pueden esperar, pero cada oportunidad de regresar a templo es única. No dudaré en volver las veces que se me permita hacerlo. Me siento muy animada para seguir esforzándome continuamente para estar siempre recomendada ante el Señor y ser admitida en su Santa Casa.