2021
El Cojín
Abril de 2021


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El Cojín

Durante muchos años, he vuelto a la casa de mi madre para ayudarla en sus labores hogareñas. Ella tiene 80 años, es una fiel miembro de la Iglesia, y vive sola desde que mi padre falleció. Su mayor placer es visitar la casa de cada uno de sus tres hijos y ver a sus nietos, compartir con ellos y cocinarles alimentos que entibian el alma.

Durante muchos días he ido a su casa para limpiarla y ver que está todo en orden; y cada vez que iba me encontraba con un viejo cojín en el suelo. Una y otra vez volvía a colocarlo sobre un sillón murmurando contra el descuido de mi madre. Día a día, volvía a encontrarlo en el suelo. Hasta que una mañana, comprendí por qué el cojín estaba siempre allí. Mi madre necesitaba arrodillarse en una superficie blanda para orar. Su fe inquebrantable la ha llevado a inclinar una y otra vez sus rodillas de anciana para rogar por sus hijos, sus amigos y los más necesitados, a quienes siempre ha atendido con amor y generosidad.

Hoy, ya no murmuro cuando veo el cojín en el suelo. A veces yo también me he inclinado a orar al Padre Celestial en su mullida y gastada superficie, agradecida de la fe y el ejemplo de mi madre.