2021
Cómo evitar singularizar a los solteros
Abril de 2021


Inclusión

Cómo evitar que los solteros se sientan excluidos

El autor vive en Alabama, EE. UU.

Estas son algunas sugerencias para ayudarle a usted y a su barrio a contribuir a que los miembros solteros se sientan más cómodos en la Iglesia.

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two single adults

Ilustraciones por Johanna Häger.

“Para comenzar la siguiente reunión de nuestra conferencia de barrio, les pedimos que se sienten con su familia”.

Los comentarios como esos siempre me hacen sentir algo incómodo. Como miembro soltero de la Iglesia, ¿dónde debo sentarme? En ocasiones pienso que otras personas tampoco saben dónde me debo sentar ni dónde encajo. ¿Qué podemos hacer como familia en el Evangelio para contribuir a que todos, estén casados o no, se sientan bienvenidos e incluidos? A continuación figuran tres ideas que podrían ser útiles.

Reexaminar los hábitos del barrio

El Evangelio restaurado nos ayuda a entender hermosas doctrinas sobre la familia eterna, pero he visto la forma en que algunos hábitos culturales relacionados con la doctrina dejan a las personas solteras sintiéndose como miembros marginados de la Iglesia.

Por ejemplo, he asistido a barrios que solo piden a parejas casadas que hagan la primera y la última oración de las reuniones. También he escuchado a miembros del barrio expresar preocupación cuando se llama a un hombre soltero al obispado. Esos y otros pequeños actos pueden crear una barrera emocional que las personas solteras tienen que vencer antes de poder sentirse cómodos en la Iglesia.

¿Hay algún hábito que usted o su barrio podrían cambiar para ser más inclusivos? Esa es una buena pregunta que el obispo o el consejo de barrio podrían considerar.

Tener cuidado de no excluir a nadie inadvertidamente

En ocasiones, incluso quienes pensamos qu practicamos la inclusión, podemos excluir a alguien sin querer. Por ejemplo, cuando prestaba servicio como líder de la guardería, a menudo no recibía los anuncios que se compartían en la segunda hora de las reuniones de la Iglesia. Cuando se lo mencioné a un líder, me dijo: “Pero, ¿tu esposa no escucha los anuncios en la Sociedad de Socorro?”.

En ese momento simplemente me reí, pero la respuesta de este buen hombre representaba una mentalidad que me excluía. ¿Vemos a los otros miembros de la Iglesia como parte de un “barrio de familias” que se compone de hombres y mujeres casados que tienen hijos? ¿O nos vemos el uno al otro como parte de la “familia del barrio”, conformada de personas que se preocupan el uno por el otro y que se fortalecen entre sí? Ambos puntos de vista son importantes. Al mismo tiempo que nos mantenemos al tanto de las familias de nuestro barrio, también podemos llegar a conocer a las personas en forma individual —sus circunstancias, intereses, necesidades— y quizá evitar excluirlas inadvertidamente.

Ampliar el círculo familiar

Después de que el miembro del obispado invitara a las familias a sentarse juntas en la conferencia de barrio, alguien me tocó el hombro.

“Creo que serás parte de mi familia durante esta hora”, dijo una amable hermana que me invitó a sentarme con su esposo y sus hijos. Siento agradecimiento por personas como ella que demuestran que se preocupan por mí y que desean que me sienta bienvenido. Otra persona como ella fue un obispo que me invitaba regularmente a la noche de hogar de su familia cada semana.

¿Quién podría beneficiarse si usted amplía el círculo de hermandad de su familia? No es necesario que sus esfuerzos sean perfectos. Una invitación sencilla puede marcar una gran diferencia.

Los santos solteros: Una poderosa fuerza para bien

Llevo una vida plena y tengo muchas relaciones interpersonales significativas, pero también tengo bastantes momentos solitarios y vacíos en los que deseo algo más. De acuerdo con las conversaciones que he tenido con otros santos solteros, creo que esos sentimientos son comunes.

Sin embargo, trato de no sentir lástima de mí mismo. Nosotros los solteros podemos ser una poderosa fuerza para bien en la vida de los demás. Podemos ayudar a fortalecer a nuestros amigos, a las familias que amamos, así como a barrios y estacas enteros. ¡La Iglesia nos necesita! No debemos dejar la responsabilidad de establecer un nexo en manos de los demás. En nuestro barrio, podemos presentarnos, ofrecernos como voluntarios para servir y expresar lo que necesitamos.

Los momentos solitarios y vacíos llegarán, sin importar en qué etapa de la vida estemos o qué tipo de relación tengamos (o no tengamos). Cuanto más cerca estemos del Padre Celestial y cuanto más sintamos Su amor, más poder tendremos para hacer el bien, hallar gozo y establecer una conexión con nuestros hermanos y hermanas.