2019
Estaca Tierra del Fuego
Octubre de 2019


Esta es mi estaca

Estaca Tierra del Fuego

Testimonios de miembros de la Iglesia en Río Grande y Ushuaia.

Mi universidad fue la Iglesia y la Sociedad de Socorro. Yo pensé que nadie se acordaba de que yo estaba aquí; hoy el élder Bragg nos demostró que los líderes y el Señor nos conocen. —Laura Sánchez (esposa del primer presidente de la Rama en Río Grande, en diciembre de 1979)

La estaca es un regalo. La pregunta es: ¿cómo la vamos a cuidar para que madure y siga creciendo? Vamos a ir adonde se nos mande. Queremos dar el ejemplo a nuestros hijos, más allá de las palabras. —Patricia y Pedro Barría

La formación de esta estaca es un gran acontecimiento. En Tierra del Fuego hay jóvenes muy preparados, bien dispuestos a vivir y compartir el Evangelio, muy abiertos y receptivos al Espíritu. Lo que la estaca va a traer, depende de cada uno de nosotros. —Melisa y Esteban Manquecoy. (Primer consejero en la Pcia. de Estaca)

Ser una estaca es un paso adelante. Esperamos muchas bendiciones, pero también hay una responsabilidad: debemos seguir buscando la unidad, ayudarnos más y seguir perseverando. Con el apartamiento de la nueva Presidencia de Estaca, se les darán llaves para dirigirnos y bendecirnos, tendremos un patriarca en nuestra isla y estaremos un paso más cerca de tener un templo en la Patagonia. —Melisa y Diego Oroná (último pte. del Distrito Tierra del Fuego)

Lo que más deseo ahora que somos una estaca, es que vuelvan los que estuvieron y por alguna razón se alejaron. —María Ester Avanzatti de Chicahuala

El Señor espera que nos elevemos, espera más de nosotros. La estaca no viene solo porque sí, requiere más fe, dedicación, esfuerzo y conversión. Una estaca es un lugar de refugio. El Señor nos quiere cuidar y bendecir más, y por eso nos da esta oportunidad. Este acontecimiento de hoy, la formación de la estaca, nos va a renovar a todos; es un nuevo comienzo. —Celeste y Matías Beloqui (Obispo del Barrio Chacra Río Grande)

El Señor espera de nuestra humildad. Espera que sigamos confiando en Él, que lo busquemos cuando lo necesitemos, y que luego sepamos agradecer. Cuando llegué a Ushuaia éramos muy pocos los miembros de la Iglesia; eso me dio oportunidades de servir. —Rubén Morresi

Desde hace muchos años soñábamos con ser una estaca. En una conferencia, el presidente de la misión nos dijo que no nos enfocáramos solo en eso, “la estaca va a llegar, enfóquense en trabajar y ministrar”.

Hemos trabajado unidos con la Sociedad de Socorro y Sacerdocio de Melquisedec en la propuesta del presidente Nelson de recoger a Israel y nos dimos cuenta de que ministrando recogeremos a Israel. ¿Y cuáles fueron los frutos? Jóvenes que volvieron a la Iglesia y trajeron a su familia; familias que tenían niños sin bautizar y retornaron. Fuimos a buscar familias que llegaron a Río Grande provenientes de otras provincias y que estaban menos activas. Así ministramos y crecimos. —Ángel Mauricio García

Es muy difícil viajar desde Tierra del Fuego al Templo de Buenos Aires. Estamos a 3.000 kilómetros. La primera vez que fui al Templo tenía 13 años, lo que más recuerdo son sentimientos. Fue lo que me dio más impulso a seguir adelante. Las clases de Seminario y mis maestros fueron fundamentales en mi vida.

Como solo podemos asistir al templo una vez al año, decidí trabajar en mi historia familiar. A pesar de las dificultades, he visto muchos milagros; no solo encontrando nombres de familiares fallecidos, sino que el trabajar en la historia familiar, junto a mis hermanos, está uniendo y bendiciendo a mi familia. —Rut Pontelli de Frau

Me gusta ir a pescar, y un día decidí orar en el campo. Solo, frente al lago, agradecí al Señor por lo que había hecho en mi vida en poco tiempo, y le dije que quería dedicarme, ser un discípulo, dejar “las redes”. Así tomé la decisión de servir, completar la organización de la rama y superar las dificultades.

Tuve el sentimiento de que debíamos comenzar a pensar en el templo, proponer a los jóvenes ir al templo. Esa iniciativa me llevó a enfocarme en la historia familiar y ese fue mi mensaje para todos. He visto que lo que nos había enseñado el élder Renlund en su visita era cierto; se solucionaron multitud de problemas familiares de miembros a quienes desafié a comenzar con su historia familiar.

Hace un año, en el Barrio solo teníamos 11 personas indexando, hoy en día son 63. La historia familiar hace que las cosas imposibles sucedan. En el mes de mayo, como rama, hemos tenido 6.800 datos indexados. —Heber Frau (Segundo Consejero en la Presidencia de Estaca)

Cuando el élder Mark A. Bragg me extendió el llamamiento, su voz suave y serena penetró todo mi cuerpo. Él me preguntó si aceptaba y yo respondí: “Mi familia y yo servimos a Jehová y vamos a hacer lo que el Señor pida”.

Luego nos pidió que oráramos para escoger dos consejeros. Cuando nos arrodillamos en un salón en la capilla de la Rama Andino a preguntar al Señor, sentí que estábamos en el templo. El espíritu de revelación fue muy fuerte, el salón se transformó en un lugar sagrado. —Lucas D. Romano y Gisela A. (presidente de la Estaca Tierra del Fuego y esposa)