Manuales de la Primaria y del Tiempo para compartir
Se efectúan ordenanzas sagradas en el Templo de Nauvoo


Lección 35

Se efectúan ordenanzas sagradas en el Templo de Nauvoo

Objetivo

Que los niños comprendan la importancia que tienen los templos y el ser dignos de recibir las ordenanzas que allí se efectúan.

Preparación

  1. Estudie, con oración, Doctrina y Convenios 124:26–47, 55 (el mandamiento de edificar el Templo de Nauvoo); Doctrina y Convenios 97:15–17; 105:12, 18; 109:20 (la importancia de ser dignos de entrar al templo); Doctrina y Convenios 109:22–23 (el poder de la investidura) y los relatos de los acontecimientos históricos que se encuentran en esta lección. Después, estudie la lección y decida qué método empleará para enseñar a los niños los relatos y los acontecimientos históricos y de las Escrituras. (Véase “Cómo preparar las lecciones”, págs. VI–VIII y “La enseñanza de los acontecimientos históricos y de las Escrituras”, págs. VIII–X.)

  2. Elija las preguntas para analizar y las actividades complementarias que mejor promuevan la participación de los niños y los ayuden a alcanzar el objetivo de la lección.

  3. Materiales necesarios:

    1. Un ejemplar de Doctrina y Convenios para cada niño.

    2. Dos toallas o prendas de ropa blancas o de colores claros, una limpia y la otra con manchas de barro o sucia de tierra.

    3. Si es posible, una recomendación para el templo.

    4. La lámina 5–36, La pila bautismal del templo (Las bellas artes del Evangelio 504; 62031); la lámina 5–37, el Templo de Nauvoo (Las bellas artes del Evangelio 501; 62432).

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Pida a uno de los niños que ofrezca la primera oración.

Actividad para despertar el interés

Muestre a los niños una toalla limpia.

• ¿Cómo quedaría esta toalla si la utilizo para secarme las manos luego de lavármelas con agua y jabón?

• ¿Cómo quedaría si la utilizo con las manos todavía sucias?

Muestre la toalla limpia y la sucia.

• ¿Qué toalla les gustaría usar? ¿Por qué?

Explique que podemos comparar nuestra vida a esas toallas. Cuando obedecemos los mandamientos y vivimos como es debido, nuestra vida es como la toalla limpia, somos espiritualmente limpios o puros. Pero cuando hacemos cosas que no están bien, nuestra vida es como la toalla sucia y nos volvemos impuros o sucios espiritualmente.

• ¿Qué podemos hacer para que esta toalla sucia quede limpia nuevamente?

Explíqueles que si comparamos nuestra vida a las toallas, el arrepentimiento es como lavar la toalla sucia para que quede limpia nuevamente. Recuerde a los niños que es mejor no pecar, pero que si lo hacemos, el Señor nos ha proporcionado la forma, por medio del arrepentimiento, de volver a ser espiritualmente limpios o puros.

Dígales que el Señor ha hecho hincapié en la importancia de ser espiritualmente limpios o puros al decir que ninguna cosa o persona impura puede entrar en Su templo (D. y C. 109:20); Él desea que éste permanezca sagrado y santo. Para entrar en el templo es necesario que tengamos una recomendación para el templo, la cual recibiremos si se nos encuentra dignos en entrevistas que hagamos con nuestro obispo y un miembro de la presidencia de nuestra estaca. Si es posible, muestre una recomendación para el templo.

Diga a los niños que deben tratar de vivir rectamente y dignos de recibir una recomendación para el templo; de esa forma, podrán recibir una cuando sean mayores. Esta lección les será de gran utilidad para comprender mejor cómo vivir dignos de entrar en el templo y de participar en las sagradas ordenanzas del templo.

Acontecimientos históricos y de las Escrituras

Enseñe a los niños acerca de la edificación del Templo de Nauvoo y sobre la importancia de ser dignos de recibir las ordenanzas del Templo, tal como se describen en los siguientes relatos de los acontecimientos históricos y los pasajes de las Escrituras que se dan en la sección “Preparación”. Muestre las láminas en el momento que considere más apropiado.

Se ordena a los miembros de la Iglesia construir el Templo de Nauvoo

En enero de 1841, José Smith recibió una revelación en la que se le ordenaba a los miembros construir un templo en Nauvoo, estado de Illinois (véase D. y C. 124:26–44). El Profeta eligió el sitio, sobre una colina, desde la cual se podía ver toda la ciudad, y el Señor lo aprobó (véase D. y C. 124:43).

Los planos para el Templo de Nauvoo, al igual que los planos para el Templo de Kirtland, los recibió el profeta José Smith por medio de una visión. Después, le dijo al arquitecto (el hombre que dibujó los planos del templo) cómo lo quería, pero éste le explicó que no había lugar para las ventanas ovaladas que le había pedido, entonces el Profeta le contestó: “Le ruego que lleve a cabo el diseño que le he pedido, ya que he visto en una visión el esplendor de la apariencia de este edificio… y deseo hacerlo tal cual se me mostró” (citado en E. Cecil McGavin, The Nauvoo Temple, pág. 6).

Al igual que con la edificación del Templo de Kirtland, los miembros de la Iglesia hicieron muchos sacrificios para ayudar en la construcción del Templo de Nauvoo. Se utilizó dinero de los diezmos para pagar los materiales de la construcción y los miembros también dieron todo el dinero que podían para la compra de las cosas necesarias. Las hermanas de la Sociedad de Socorro contribuyeron personalmente con un centavo al día para comprar cristales y clavos, y finalmente juntaron cincuenta mil centavos (quinientos dólares). ¡Esos centavos pesaban más de ciento cincuenta kilos! Un hombre le dio a Brigham Young dos mil quinientos dólares en oro, lo cual representaba en esa época una suma muy grande. Los hombres contribuían con trabajo, tanto en el sitio del templo como en la cantera donde se cortaba la piedra para las paredes exteriores; y por lo general trabajaban en el templo cada diez días como un aporte de diezmo laboral. Las hermanas cosían ropa y preparaban alimentos para los hermanos que construían el templo.

Los miembros de la Iglesia trabajaban para hacer el templo lo más bello posible. Por ejemplo, los bueyes que esculpieron debajo de la pila bautismal los copiaron de los animales más hermosos que los miembros de la Iglesia pudieron encontrar vivos. El interior del templo lo decoraron con los muebles más bonitos que consiguieron con el fin de hacer una casa digna para el Señor.

El templo se edificó con bloques de una piedra arenisca compacta de color gris clara y medía unos sesenta metros desde el suelo hasta la punta de la cúpula, más de dieciséis metros más alto que el Templo de Kirtland. En las paredes exteriores se esculpieron figuras del sol, la luna y las estrellas para representar los tres grados de gloria. Sobre las puertas, en letras de oro, decía: La Casa del Señor. Edificada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Comenzada el 6 de abril de 1841. Santidad al Señor. El templo, una vez terminado, fue uno de los edificios más bellos de la zona.

Se efectuaron bautismos por los muertos en el Templo de Nauvoo

Antes de que el Templo de Nauvoo se hubiera construído, debido a que no había templos disponibles, algunas de las ordenanzas del templo se efectuaban en otros lugares. Algunas de ellas eran los bautismos por los muertos que se efectuaban en el río; sin embargo, cuando el Señor mandó a los santos a construir el Templo de Nauvoo, les dijo que después de cierto tiempo ya no serían aceptables para Él los bautismos por los muertos que se hicieran fuera del templo (D. y C. 124:29–32). Ese fue el motivo por el cual, apenas se terminaban las habitaciones del templo, se dedicaban y utilizaban inmediatamente. Debido a que la pila bautismal se encontraba en el piso inferior, estuvo lista para utilizar antes de que el resto del templo estuviera terminado. En noviembre de 1841, se comenzaron a efectuar allí los bautismos por los muertos, aun cuando las paredes exteriores todavía no habían alcanzado los marcos de las ventanas del primer piso.

Mientras los miembros terminaban la construcción del templo, la ciudad de Nauvoo continuaba progresando. Algunas personas que no pertenecían a la Iglesia y que vivían en sus alrededores vieron el crecimiento de la ciudad y comenzaron a preocuparse de que la Iglesia se volviera demasiado poderosa y consecuentemente empezaron a perseguir a sus miembros. José Smith fue asesinado antes de que el templo se terminara. Poco tiempo después, los miembros se vieron forzados a mudarse al oeste del territorio, a los valles de las montañas Rocosas, con el fin de encontrar paz y seguridad. Sin embargo, antes de dejar Nauvoo deseaban hacer todas las ordenanzas del templo posibles y fue así como se apresuraron a terminarlo.

Se efectúan investiduras y sellamientos en el Templo de Nauvoo

La investidura es una de las ordenanzas sagradas del templo, la cual hace que podamos llegar a ser más semejantes a nuestro Padre Celestial y nos prepara para vivir en el grado más alto del reino celestial. Como parte de la investidura, hacemos convenios o promesas con nuestro Padre. La mayoría de los miembros de la Iglesia reciben la investidura poco antes de salir como misioneros o de contraer matrimonio. Después de recibir la investidura, los miembros de la Iglesia se pueden casar en el templo por tiempo y eternidad. Cuando una pareja se casa en el templo, los hijos que nacen después del matrimonio quedan automáticamente sellados a sus padres; a eso se le llama nacer dentro del convenio. Cuando los hijos nacen antes de que sus padres se hubieren sellado el uno al otro, pueden sellarse a ellos en el templo. También allí podemos recibir las investiduras y sellarnos vicariamente por las personas que no pudieron recibir esas ordenanzas mientras se encontraban viviendo en la tierra (véase la lección 34).

Para finales de noviembre de 1845, varios cuartos del segundo piso del Templo de Nauvoo se habían terminado para hacer la obra de la investidura, las que se dieron por primera vez una semana y media después. Ya para esa época, las persecuciones se habían vuelto cada vez más encarnizadas y los miembros de la Iglesia sabían que muy pronto se verían obligados a dejar Nauvoo. Pero antes de irse, deseaban fervientemente recibir la investidura y sellarse a su familia. Brigham Young era uno de los hermanos que efectuaba las ordenanzas del templo. En enero de 1846, dijo que había tantos hermanos ansiosos de recibir las ordenanzas que se había dedicado por completo a la obra del Señor en el templo, día y noche, durmiendo apenas cuatro horas por día y llegando a su casa sólo una vez a la semana (véase History of the Church, tomo VII, pág. 567). Temiendo que los enemigos de la Iglesia incendiaran el templo, se pusieron hombres armados para cuidarlo.

Durante esa época, esos enemigos trataron de arrestar a Brigham Young y a otros miembros del Quórum de los Doce Apóstoles acusándolos falsamente. A fines de diciembre de 1845, le avisaron a Brigham Young que había llegado a la ciudad un alguacil para arrestarlo. El presidente Young, que se encontraba en el templo en ese momento, se arrodilló y oró pidiendo guía y protección y luego pidió a su cochero que trajera su carruaje a la puerta principal del templo.

Después le pidió al hermano William Miller, que tenía más o menos su tamaño, que lo ayudara. El hermano Miller entonces se puso el sombrero del presidente Young y una capa que se parecía mucho a la de éste y se dirigió al carruaje que estaba parado frente al templo. Cuando se encontraba subiendo al vehículo, el alguacil se le acercó y lo arrestó sin preguntarle quién era. El hermano Miller le dijo al alguacil que estaba cometiendo un error, pero él insistió en que debía acompañarlo a Carthage para ser juzgado.

William Miller fue a Carthage mientras Brigham Young permanecía en Nauvoo, efectuando ordenanzas del templo y haciendo planes para partir hacia el oeste. Cuando llegaron a Carthage, gente del lugar le dijo al alguacil que la persona que había arrestado no era Brigham Young. Finalmente, éste le preguntó al hermano Miller su nombre y, enojado y avergonzado al darse cuenta del error que había cometido, lo dejó en libertad.

Brigham Young había hecho planes de parar la obra de las ordenanzas del templo a principios de febrero para poder partir hacia el oeste antes de que sus enemigos lo capturaran, pero como había tantos miembros de la Iglesia aguardando para recibir la investidura, se quedó dos semanas más de lo previsto. Casi seis mil miembros de la Iglesia recibieron su investidura en el Templo de Nauvoo.

Destruyen el Templo de Nauvoo

Después que Brigham Young partió de Nauvoo, no se efectuaron más ordenanzas en el templo, pero los hermanos continuaron trabajando para terminar el edificio ya que querían dejarlo como monumento de su fe y diligencia. El templo se terminó en abril de 1846 y el élder Orson Hyde, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, lo dedicó el 1 de mayo de 1846. Una semana más tarde, el hermano Wilford Woodruff dio el último sermón dentro de sus paredes a cerca de tres mil miembros que todavía permanecían en Nauvoo. Luego, el templo fue cerrado y se empleó a un cuidador para que lo vigilara.

En septiembre de 1846, una turba de mil quinientos enemigos de la Iglesia se apoderó del templo y lo devastó. Jugaron a las cartas apostando por dinero, bebieron bebidas alcohólicas y fumaron dentro del templo; destrozaron los muebles y las paredes, y se burlaron de las sagradas ordenanzas que se habían efectuado allí. Poco después que el populacho se hubo apoderado del templo, un rayó cayó sobre la cúpula y rompió la pértiga que en la parte superior del templo sostenía la figura de un ángel. Más tarde, los enemigos de la Iglesia pagaron a un hombre para que lo prendiera fuego. Se quemó todo el interior, menos las paredes exteriores que estaban hechas de piedra. Dos años después, un tornado tiró abajo tres de las paredes exteriores y la cuarta fue más tarde demolida.

Preguntas para analizar y aplicar

Al preparar la lección, estudie las preguntas y los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación. Después, utilice las preguntas que usted considere que mejor ayudarán a los niños a comprender las Escrituras y a aplicar los principios a su vida. El leer los pasajes en clase con los niños hará que éstos entiendan mejor las Escrituras.

• ¿Por qué mandó el Señor a los miembros que construyeran el Templo de Nauvoo? (D. y C. 124:27–29, 40.) ¿Cuáles son algunas de las ordenanzas que se efectuaron en el Templo de Nauvoo? (Bautismos por los muertos, investiduras y sellamientos tanto por los vivos como por los muertos.) ¿Dónde se efectúan hoy día esas ordenanzas? ¿Por qué son tan importantes esas ordenanzas? (D. y C. 124:55.)

• ¿Por qué son tan importantes los templos para la obra de nuestro Padre Celestial? ¿Por qué son importantes para nosotros los templos?

• ¿Quién le dio a José Smith los planos para el templo? (D. y C. 124:42.) ¿Qué clase de materiales quiso el Señor que se utilizaran para edificar el templo? (D. y C. 124:26–27.) ¿Por qué creen que la Iglesia construye los templos con los mejores materiales disponibles? ¿Por qué se llama al templo la Casa del Señor?

• ¿Por qué se permitió que se efectuaran ordenanzas del templo en otros lugares? (D. y C. 124:29–30.) ¿Por qué se efectuaron ordenanzas en el Templo de Nauvoo antes de estar completamente terminado? (D. y C. 124:33, 36; explique que “sitios… como refugio” se refiere a los templos. Recuerde también a los niños que los miembros de la Iglesia necesitaban apresurarse para recibir las investiduras antes de verse forzados a dejar Nauvoo.)

• ¿Por qué creen que los miembros deseaban con tanta ansiedad recibir la investidura del templo? Explique que la investidura les daba el conocimiento y la fortaleza espiritual (véase D. y C. 109:22–23) que les ayudaría a soportar las penurias que tuvieron que enfrentar durante el viaje hacia el oeste y la colonización del territorio que ahora se conoce como el estado de Utah.

• ¿Qué sucedió finalmente con el Templo de Nauvoo? ¿Cómo sabemos que el Espíritu del Señor dejó el templo cuando el populacho se apoderó de él? (D. y C. 97:17.)

• ¿Por qué es tan importante vivir de tal forma que seamos dignos de entrar en el templo? (D. y C. 97:15–17; 105:12, 18; 124:46.) ¿En qué forma el ser dignos de entrar en el templo nos ayuda a vivir una vida más feliz? (Véase la actividad complementaria Nº 1.) ¿Qué debemos hacer para ser dignos de entrar en el templo? ¿Cómo podemos evitar cometer pecados que nos harían indignos de entrar en el templo? (Véase la actividad complementaria Nº 3.) ¿Qué podríamos hacer si cometiéramos pecados que nos hicieran indignos de entrar en el templo?

Actividades complementarias

En cualquier momento de la lección o como repaso, resumen o cometido, utilice una o más de las siguientes actividades:

  1. Lea o pida a uno de los niños que lea la siguiente cita del presidente Howard W. Hunter, decimocuarto Presidente de la Iglesia:

    “Complacería mucho al Señor que todo miembro adulto fuera digno de recibir una recomendación para el templo y obtuviera una. Las cosas que debemos hacer o que no debemos hacer para ser dignos de obtener una recomendación para el templo son las mismas que nos aseguran la felicidad como personas y como familias” (“Preciosas y grandísimas promesas”, Liahona, enero de 1995, pág. 9).

    Analice con los niños de qué manera lo que se encuentra anotado en la siguiente lista nos hace ser más felices y receptivos al Espíritu del Señor, como así también, a ser dignos de tener una recomendación para el templo (por ejemplo, el ser buenos con los demás miembros de la familia hace que haya más amor en ella; el obedecer la Palabra de Sabiduría nos hace más saludables y fuertes):

    • Creer en nuestro Padre Celestial, en Jesucristo y en el Espíritu Santo.

    • Obtener un testimonio de que la Iglesia es verdadera.

    • Seguir las enseñanzas del profeta.

    • Tener pensamientos puros.

    • Leer las Escrituras.

    • Asistir a las reuniones sacramentales y de la Primaria.

    • Apoyar a los líderes de la Iglesia.

    • Vestir con modestia.

    • Ser honrado.

    • Obedecer la Palabra de Sabiduría.

    • Pagar un diezmo íntegro.

    • Arrepentirse de los pecados que se hayan cometido.

    • Orar.

    • Elegir amigos que se comporten correctamente.

    • Honrar a los padres y ser bueno con los demás miembros de la familia.

    • Prestar servicio a otros.

  2. Llene una caja con objetos, láminas y tiras de papel con pistas acerca de las cosas que debemos hacer para ser dignos de entrar en el templo (véase la lista en la actividad complementaria Nº 1). Por ejemplo, una lámina del profeta actual puede ser una pista para seguir los consejos del profeta o una moneda podría ser la pista para pagar el diezmo. Pida a cada uno de los niños que elijan un objeto, una lámina o una tira de papel de la caja y que explique a los demás cómo se relaciona con la dignidad necesaria para entrar al templo.

  3. Ayude a los niños a repasar o a aprender de memoria el decimotercer Artículo de Fe y analice con ellos la forma en que se relaciona con la dignidad para entrar al templo. Explique que “castos” y “virtuosos” significa ser modestos y puros moralmente (sexualmente), tanto de pensamiento como de hecho. Analice también qué pueden hacer para ser virtuosos y castos al elegir: la ropa que van a ponerse, las diversiones, la forma de hablar y los amigos.

  4. Con la aprobación de la presidenta de la Primaria, pida a un miembro del obispado que dedique cinco minutos a analizar con los niños la importancia de vivir dignos de entrar al templo.

  5. Canten o repitan la letra de las canciones “Me encanta ver el templo” (Canciones para los niños, pág. 99) o “El Señor me dio un templo” (Canciones para los niños, pág. 73).

Conclusión

Testimonio

Trate de que los niños comprendan que los templos son lugares hermosos y sagrados donde se efectúan importantes ordenanzas que nos preparan para vivir de nuevo con nuestro Padre Celestial y con Jesucristo. Los templos se mantienen sagrados al no permitir la entrada a personas que no son dignas. Inste a los niños a vivir dignamente en la actualidad para así estar listos, cuando sean mayores, de entrar en el templo y participar en las ordenanzas sagradas del templo.

Sugerencias de lectura

Sugiera que los niños estudien en casa Doctrina y Convenios 124:26–29, 40–45 como repaso de esta lección.

Sugerencias para que los niños hablen con la familia

Inste a los niños a hablar con la familia sobre una parte específica de la lección, tal como un relato, una pregunta o actividad, o que lean con ella la “Sugerencia de lectura” que tienen para estudiar en casa.

Pida a uno de los niños que ofrezca la última oración.