Escuela Dominical: Doctrina del Evangelio
‘…recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón’


Lección 4

“…recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón”

Objetivo

Lograr que los miembros de la clase reconozcan la mano del Señor en la salida a luz del Libro de Mormón; instarlos a estudiarlo, a seguir sus enseñanzas y a compartirlo con otras personas.

Preparación

  1. Estudie los pasajes de las Escrituras y demás materiales que se mencionan a continuación y ore al respecto:

    1. José Smith—Historia 1:27–65; Doctrina y Convenios 3; 5; 10; 17; 20:5–15; 84:54–62.

    2. Nuestro Legado, págs. 5–10.

  2. Repase el material correspondiente a esta lección en la Guía de estudio para el miembro de la clase (35686 002) y planifique la forma en que lo utilizará durante la lección.

  3. Para obtener una mayor comprensión de los acontecimientos históricos relacionados con la doctrina de esta lección, considere repasar los siguientes:

    1. “La traducción del Libro de Mormón.”

    2. “Las contribuciones de Martin Harris.”

    3. “La experiencia de los Tres Testigos.”

    4. “El ministerio de José Smith: El Libro de Mormón.”

    5. Material histórico adicional para esta lección.

  4. Pida a un miembro de la clase que prepare un resumen del relato de las 116 páginas del manuscrito que perdió Martin Harris. Pida a esa persona que consulte los encabezamientos de las secciones 3 y 10 de Doctrina y Convenios y los tres primeros párrafos bajo el subtítulo: “La obra de la traducción”, en Nuestro Legado, págs. 7–8.

  5. Si las láminas que se mencionan a continuación están a su disposición, haga los preparativos para utilizarlas durante la lección: Moroni se aparece a José Smith en su cuarto (62492; Las bellas artes del Evangelio 404) y José recibe las planchas de oro (62012; Las bellas artes del Evangelio 406).

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Actividad para despertar el interés

Si lo considera apropiado, para comenzar la lección utilice la actividad que se encuentra a continuación o una de su preferencia.

Escriba en la pizarra las frases que están a continuación y pregunte a los miembros de la clase si saben qué dicen.

Explique que usted ha escrito la frase “El Libro de Mormón” en japonés, en ruso y en coreano. Desde su humilde comienzo en esta dispensación, el Libro de Mormón ha sido una bendición en la vida de millones de personas de todo el mundo. En esta lección se analiza el milagro del Libro de Mormón y nuestra responsabilidad de “inundar la tierra [y nuestra vida] con el Libro de Mormón” (Ezra Taft Benson, “Cuidaos del orgullo”, Liahona, julio de 1985, pág. 4).

Análisis y aplicación

Con oración, escoja el material de la lección que satisfaga mejor las necesidades de los miembros de su clase. Si lo desea, utilice dos domingos para enseñar esta lección.

1. La preparación de José Smith para recibir y traducir el Libro de Mormón.

• Durante los tres años que siguieron a la Primera Visión, José Smith sufrió “severa persecución” pero se mantuvo fiel a su testimonio (José Smith— Historia 1:27). ¿Qué podemos hacer para mantenernos fieles a nuestro testimonio aun cuando suframos persecución?

• Cuando José tenía 17 años, Moroni lo visitó. (Si fuera necesario, explique que Moroni fue el último profeta que escribió en el Libro de Mormón y que enterró las planchas de oro alrededor del año 421 de nuestra era.) ¿Qué estaba pidiendo José a Dios la noche en que Moroni se le apareció? (Véase José Smith—Historia 1:28–29.) ¿Qué podemos aprender del ejemplo de José al sentirnos “censurado[s] a causa de [nuestras] debilidades e imperfecciones”? (Si lo considera apropiado, invite a los miembros de la clase a explicar cómo les ha ayudado la oración cuando han considerado que le han fallado a Dios.)

Haga un resumen de José Smith—Historia 1:30–59. Pida a los miembros de la clase que lean en voz alta versículos escogidos. En el momento apropiado, ponga a la vista la lámina en que Moroni se aparece a José Smith y la lámina de José recibiendo las planchas. Si lo desea, haga referencia al mapa 1 de la página 319 de este manual o de la página 33 de la Guía de estudio para el miembro de la clase.

• Cuando a José Smith le mostraron las planchas de oro por primera vez, no estaba preparado para recibirlas ni para traducirlas. ¿Cómo preparó el Señor a José para que recibiera y tradujera las planchas? (Véase José Smith—Historia 1:33–35, 42, 44–46, 53–54.) ¿Cómo los ha preparado el Señor a ustedes (o cómo los está preparando ahora) para cumplir con sus responsabilidades? ¿Cómo pueden prepararse ustedes mismos para cumplir responsabilidades futuras?

• ¿Cómo reaccionó el padre de José cuando éste le contó acerca de la visita de Moroni? (Véase José Smith—Historia 1:50.) ¿Qué indica esto sobre la integridad y la honradez de José? ¿Por qué es importante apoyar a nuestros familiares en sus esfuerzos por seguir al Señor? ¿Qué podemos hacer para apoyar mejor a los miembros de nuestra familia y a los demás cuando ellos se esfuerzan por seguir al Señor?

2. El milagro de la preservación del Libro de Mormón.

Explique que Satanás trató de impedir que el Libro de Mormón saliera a luz. Él tentó a los hombres para que robaran las planchas de oro y la gente siguió persiguiendo a José Smith y a su familia (José Smith—Historia 1:60–61). Sin embargo, el Señor frustró todos los intentos que hizo Satanás por evitar que el Libro de Mormón saliera a luz.

Un ejemplo de la preservación milagrosa del Libro de Mormón tuvo lugar cuando uno de los escribientes de José Smith, Martin Harris, perdió 116 páginas del manuscrito traducido. Pida al miembro de la clase que haya asignado que haga un resumen de ese relato (véase la sección “Preparación”, punto número 3). Después enseñe y analice con la clase D. y C. 3 y 10, que es lo que el Señor reveló luego que se perdieron esas páginas.

• Después de que se perdieron las 116 páginas del manuscrito, el Señor reprochó a José por temer al hombre más que a Dios (D. y C. 3:7). José perdió el don de traducir por una temporada (D. y C. 3:14; 10:1–2). ¿De qué manera había temido José más al hombre que a Dios? ¿Cómo podrían nuestras acciones demostrar a veces que tememos más al hombre que a Dios? (Véase D. y C. 30:1–2. Un ejemplo es cuando cedemos a la presión que nos ponen nuestros compañeros y amigos para que hagamos algo que no está bien.) ¿Qué podemos hacer para vencer el miedo que tenemos al hombre? (Para obtener algunas respuestas a esta preguntas, véase D. y C. 3:8; 10:5.)

• ¿De qué manera se hizo evidente el amor que el Señor sentía por José Smith después de que se perdieron las 116 páginas del manuscrito? (Véase D. y C. 3:8–10; 10:1–3.) ¿Qué experiencias les han demostrado que si somos fieles, Dios estará con nosotros “en todo momento de dificultad”? (D. y C. 3:8). ¿Qué experiencias les han demostrado que “Dios es misericordioso”? (D. y C. 3:10).

• ¿Cuál era el plan que tenían los que robaron las 116 páginas del manuscrito? (Véase D. y C. 10:10–19, 29–33. Si José hubiera traducido de nuevo el material que se había perdido, ellos hubieran alterado las palabras del manuscrito. Después, hubieran comparado el original alterado con la nueva traducción, con el fin de demostrar que las dos versiones se contradecían.)

• ¿Qué había hecho el Señor siglos antes para frustrar el plan de quienes robaron las páginas manuscritas? (Véase D. y C. 10:38–39; véase también 1 Nefi 9:2–5; Palabras de Mormón 1:3–7. Él había previsto la pérdida de esas páginas. Cerca de dos mil cuatrocientos años antes, Él había inspirado a Nefi, que estaba escribiendo una historia secular de los nefitas, a preparar un segundo juego de anales. Ese segundo juego contenía un relato del ministerio nefita que abarcaba esa misma época y que tenía un valor doctrinal mucho mayor que el primero.)

• ¿Qué le dijo el Señor al Profeta que hiciera para desbaratar el plan de quienes se habían apoderado del manuscrito? (Véase D. y C. 10:40–45. José había traducido las 116 páginas manuscritas de la historia secular de Nefi. El Señor le ordenó que no tradujera de nuevo ese material sino que tradujera el segundo juego de anales de Nefi.)

• ¿Qué nos enseña acerca del poder del Señor el relato de las páginas manuscritas perdidas? (A medida que los miembros de la clase analicen esa pregunta, pídales que lean D. y C. 3:1–3; 10:14, 43 y 1 Nefi 9:6.) ¿Cómo nos ayuda ese conocimiento cuando sufrimos reveses y desilusiones?

• Pida a los miembros de la clase que lean D. y C. 3:16, 19–20 y 10:46–52, 60–66. De estos versículos, ¿qué aprendemos acerca de los propósitos del Libro de Mormón? ¿Cómo se están cumpliendo esos propósitos en la actualidad?

3. Los testigos del Libro de Mormón.

• A medida que José traducía el Libro de Mormón, se enteró de que el Señor permitiría que tres testigos y algunos otros vieran las planchas (véanse las referencias que se hacen a esos testigos en 2 Nefi 27:12–14 y en Éter 5:1–3). ¿Quiénes fueron los tres testigos? (Véase “El testimonio de tres testigos”, en el Libro de Mormón.) ¿Qué se les mandó hacer? (Véase D. y C. 5:11–15, 24–25; 17:3, 5.) ¿Por qué es importante el testimonio de ellos? (Véase Éter 5:4; D. y C. 5:16–18; 17:4.)

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Oliver Cowdery, David Whitmer, Martin Harris

Explique que además de los Tres Testigos, a ocho personas más se les mostraron las planchas de oro (“El testimonio de ocho testigos”, en el Libro de Mormón). Tanto los Tres Testigos como tres de los Ocho Testigos dejaron después la Iglesia. Sólo unos pocos regresaron, pero ninguno de ellos jamás negó su testimonio de lo que vio.

Durante el último año de su vida, David Whitmer publicó su testimonio en respuesta a falsas acusaciones:

“Se ha publicado en la Enciclopedia Americana y en la Enciclopedia Británica, que yo, David Whitmer, negué mi testimonio como uno de los tres testigos de la divinidad del Libro de Mormón, y que los otros dos testigos restantes, Oliver Cowdery y Martin Harris, negaron también su testimonio de ese libro. Voy a repetir una vez más a toda la humanidad que jamás he negado ese testimonio ni parte de él. Además, testifico al mundo que ni Oliver Cowdery ni Martin Harris han negado en ningún momento su testimonio. Ambos murieron reafirmando la veracidad de la autenticidad divina del Libro de Mormón” (Address to All Believers in Christ, 1887, pág. 8; citado por B. H. Roberts, en A Comprehensive History of the Church, tomo I, pág. 145).

Indique que el Salvador es también testigo del Libro de Mormón. Lea con los miembros de la clase D. y C. 17:6 y 19:26.

• ¿De qué forma podemos ser testigos del Libro de Mormón? (Véase Moroni 10:3–5. Si lo desea, invite a los miembros de la clase a dar su testimonio del Libro de Mormón.)

Haga hincapié en que los Tres Testigos y los Ocho Testigos testificaron de las cosas que vieron y oyeron. Hoy día, millones de miembros de la Iglesia testifican del Libro de Mormón porque han recibido ese testimonio por medio del Espíritu Santo. El élder Gordon B. Hinckley, cuando era integrante del Quórum de los Doce, dijo:

“La fortaleza de la Iglesia no se encuentra en… las miles de capillas de todo el mundo, ni en las universidades… la fortaleza de esta Iglesia descansa en el corazón de su pueblo, en el testimonio y la convicción individual de la veracidad de esta obra” (“La verdadera fortaleza de la Iglesia”, Liahona, febrero de 1974, pág. 44).

4. Nuestro deber es recordar “el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón”.

• En septiembre de 1832, el profeta José recibió una revelación en la cual el Señor dijo que toda la Iglesia estaba bajo condenación (véase D. y C. 84:55). ¿Por qué estaba la Iglesia bajo condenación? (Véase D. y C. 84:54–56.) ¿Qué tenían que hacer los miembros de la Iglesia para que se quitara esa condenación? (Véase D. y C. 84:57–58, 60–62.)

Lean las siguientes declaraciones del presidente Ezra Taft Benson:

“Si a los primeros santos se les reprendió por tratar el Libro de Mormón a la ligera, ¿acaso estamos nosotros bajo una condenación menor si hacemos lo mismo hoy día?” (“El Libro de Mormón: La clave de nuestra religión”, Liahona, enero de 1987, págs. 3–4).

“El Señor no está complacido con nosotros por la poca atención que prestamos al Libro de Mormón, un nuevo testigo de Cristo. Lo necesitamos en nuestra casa y en nuestra familia. Se ha escrito para nosotros, los de esta época” (Church News, 9 de noviembre de 1986, pág. 10).

• ¿Qué podemos hacer para prestar más atención al Libro de Mormón en nuestra vida, en nuestra familia y en nuestras asignaciones de la Iglesia? ¿Qué bendiciones recibimos cuando prestamos la debida atención al Libro de Mormón? ¿En qué forma han sido ustedes bendecidos por medio del estudio del Libro de Mormón? (Además de pedir a los miembros de la clase que hagan comentarios, pídales que lean la cita que se encuentra a continuación y el sexto párrafo de la introducción del Libro de Mormón; véase también la tercera sugerencia adicional para la enseñanza.)

El presidente Ezra Taft Benson declaró:

“Hay un poder en el libro que empezará a fluir a la vida de ustedes en el momento en que empiecen a estudiarlo seriamente. Encontrarán mayor poder para resistir la tentación; encontrarán el poder para evitar el engaño; encontrarán el poder para mantenerse en el camino angosto y estrecho. A las Escrituras se les llama ‘las palabras de vida’ (véase D. y C. 84:85), y en ningún otro caso es eso más verdadero que en el del Libro de Mormón. Cuando empiecen a tener hambre y sed de esas palabras, encontrarán vida en mayor abundancia… [Disfrutarán también de un] aumento de amor y armonía en el hogar, un mayor respeto entre padres e hijos, mayor espiritualidad y rectitud”.

“Esas promesas”, aseguró el presidente Benson, “no son promesas vanas, sino es exactamente lo que el profeta José Smith quiso decir cuando declaró que el Libro de Mormón nos ayudará a acercarnos más a Dios” (véase “El Libro de Mormón: La clave de nuestra religión”, Liahona, enero de 1987, pág. 6).

• El Salvador nos ha mandado dar testimonio del Libro de Mormón por todo el mundo (D. y C. 84:62; véase también la cita que se encuentra a continuación). ¿Qué podemos hacer en forma individual para sacar adelante esta obra?

El presidente Benson dijo: “Ya ha quedado muy atrás el tiempo en que debía haberse inundado profusamente la tierra con el Libro de Mormón… En esta época de la comunicación electrónica y de la enorme distribución de la palabra impresa, Dios nos hará responsables si no damos a conocer el Libro de Mormón de un modo monumental. Tenemos el Libro de Mormón, tenemos los miembros, tenemos los misioneros, tenemos los medios y el mundo tiene la necesidad. ¡El momento es ahora!” (“Tenemos que inundar la tierra con el Libro de Mormón”, Liahona, enero de 1989, pág. 4).

Indique que el Libro de Mormón, que tradujo un joven profeta bajo humildes circunstancias, en verdad ahora inunda la tierra. El Libro de Mormón, o selecciones de él, se ha publicado en más de 90 idiomas y se han impreso más de 100 millones de ejemplares.

Conclusión

Exprese agradecimiento por el Libro de Mormón y reconozca la mano del Señor en la salida a luz del libro. Aliente a los miembros de la clase a prestar mayor atención al Libro de Mormón.

Exprese su testimonio del impacto que el Libro de Mormón ha tenido en su vida.

Sugerencias adicionales para la enseñanza

Si lo desea, utilice una o más de las ideas que están a continuación para complementar la reseña sugerida para la lección.

1. Profecías bíblicas que Moroni citó a José Smith

Tal como se registra en José Smith—Historia 1:36–49, Moroni citó cuatro veces a José Smith las profecías bíblicas que se encuentran a continuación. Lea cada profecía con los miembros de la clase y analice con ellos su significado y su cumplimiento.

  1. Malaquías 3 (haga notar que Moroni citó sólo parte de este capítulo).

  2. Malaquías 4 (véase también José Smith—Historia 1:37–39).

  3. Isaías 11 (véase D. y C. 113:1–6).

  4. Hechos 3:22–23.

  5. Joel 2:28–32.

2. Doctrina y Convenios: un testigo externo del Libro de Mormón

El presidente Ezra Taft Benson enseñó: “Excluyendo los testigos del Libro de Mormón, el libro Doctrina y Convenios es sin duda el testigo y la evidencia externa más grande que tenemos del Señor de que el Libro de Mormón es verdadero” (“El Libro de Mormón y Doctrina y Convenios”, Liahona, julio de 1987, pág. 85).

El presidente Benson se refirió a 13 secciones de Doctrina y Convenios que testifican del Libro de Mormón: D. y C. 1, 3, 5, 8, 10–11, 17–18, 20, 27, 42, 84 y 135. Si lo desea, estudie estas secciones al prepararse para enseñar esta lección.

3. Allegarse más a Dios por medio del Libro de Mormón

El profeta José Smith dijo: “Declaré a los hermanos que el Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que el hombre se acercaría más a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro” (Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 233–234).

El presidente Ezra Taft Benson dio esa cita y luego preguntó: “¿No existe algo muy profundo en nuestro corazón que añore acercarse más a Dios, ser más cómo Él en nuestros quehaceres diarios, sentir Su presencia constantemente? Si es así, el Libro de Mormón nos ayudará a lograrlo más que ningún otro libro” (“El Libro de Mormón: La clave de nuestra religión”, Liahona, enero de 1987, pág. 6).

4. “…[se] tradujo por el don y el poder de Dios” (D. y C. 135:3)

José Smith terminó la traducción del Libro de Mormón en unos 65 días hábiles (“I Have a Question”, Ensign, enero de 1988, págs. 46–47). El élder Neal A. Maxwell del Quórum de los Doce comentó sobre la rapidez con que se terminó esta obra:

“Un traductor muy capaz de la Iglesia de Japón, que poseía gran cantidad de libros de referencias, diccionarios y traductores colegas listos para ayudarle si fuera necesario, consideraba un buen rendimiento terminar totalmente una página bien traducida al día; ¡y él traducía del antiguo japonés al moderno! Más de 50 eruditos ingleses trabajaron siete años, utilizando traducciones previas, con el fin de llevar a cabo la versión del Rey Santiago de la Biblia, terminando una página promedio por día. ¡El profeta José Smith a veces traducía 10 páginas por día! (véase el boletín: Insights: An Ancient Window [Provo, Utah: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies (F.A.R.M.S.), febrero de 1986], pág. 1).

“Una segunda cosa maravillosa de la traducción del Libro de Mormón es que, por lo que sabemos, muy raramente José volvía atrás para revisar lo que ya había hecho. La traducción se llevó a cabo con evidente fluidez…

“Emma Smith dijo de la traducción inspirada: ‘Después de las comidas o de alguna otra interrupción, [José] empezaba inmediatamente en el lugar donde había estado, sin ver el manuscrito ni pedir que se le leyera parte alguna de él’ (“Last Testimony of Sister Emma”, Saints’ Herald, 1 de octubre de 1879, pág. 290). Cualquier persona que hubiera estado dictando y hubiera sido interrumpida, por lo general, hubiera retomado el hilo de lo que estaba diciendo y hubiese preguntado: ‘Bueno, ¿dónde habíamos quedado?’ ¡Pero no el Profeta!

“Una persona que compusiera un texto tendría que correlacionar constantemente para no contradecirse y después tendría que corregir y revisar para que hubiese coherencia en el escrito. Si el Profeta hubiera dictado y revisado mucho, habría evidencia de ello. Pero no era necesario que revisara un texto proporcionado divinamente. Cualesquiera que hayan sido los detalles del proceso de la traducción, ¡estamos hablando de un proceso que fue verdaderamente asombroso!” (By the Gift and Power of God”, Ensign, enero de 1997, págs. 39–40).

Los milagros continúan en la actualidad a medida que se traduce el Libro de Mormón a muchos idiomas. Relate la siguiente historia que contó Priscilla Sampson-Davis, miembro de la Iglesia en Ghana:

“Unos dos años después de mi bautismo, tuve una visión… Vi que me encontraba en una reunión sacramental y que alguien vestido de blanco fue y se puso ante el púlpito, y me llamó. Fui a su lado y me puse junto a él; entonces me pidió que mirara a mi alrededor y observara los rostros de las personas para ver si todos estaban disfrutando del servicio. Miré y le dije que no distinguía ninguna diferencia en sus rostros. Entonces el hombre vestido de blanco me pidió que mirara detenidamente. Vi entonces que algunas personas tenían la cabeza baja. El hombre entonces me preguntó por qué esas personas no estaban participando en el canto con los demás. Le dije que esas personas no sabían leer inglés y por lo tanto no podían cantar, y por eso tenían la cabeza baja. Me preguntó entonces si me gustaría ayudar a mis hermanos y hermanas … para que pudieran unir sus voces en cánticos de alabanza a nuestro Padre Celestial. A pesar de que hablaba “fanté” [el dialecto que hablaba la gente], no sabía escribirlo bien; aun así, no dije que no, sino que trataría de hacerlo lo mejor posible. La visión desapareció. Me levanté en seguida y tomando lápiz y papel comencé a traducir el himno ‘Oh Dios de Israel’ al fanté”.

La hermana Sampson-Davis tradujo los himnos, algunos folletos misionales y el manual Principios del Evangelio. Después, por medio de una asignación, ayudó en la traducción del Libro de Mormón, de Doctrina y Convenios y de la Perla de Gran Precio. Ella comentó: “Las Escrituras dicen que en los postreros días la gente oirá el Evangelio en su propia lengua. Eso es lo que el Señor desea que yo haga y es por medio de Su gracia que lo hago” (“An Instrument in His Hands”, en “All Are Alike unto God”, ed. E. Dale LeBaron, 1990, págs. 40–42).

5. “No corras más aprisa, ni trabajes más de lo que tus fuerzas… te permitan” (D. y C. 10:4)

• Cuando José se encontró frente a la descomunal obra de traducir el Libro de Mormón, ¿qué consejo le dio el Señor? (Véase D. y C. 10:4–5.) ¿Cómo nos ayuda ese consejo cuando tenemos que enfrentar tareas o dificultades?

6. Presentaciones en video

Si puede conseguir el video Enseñanzas de Doctrina y Convenios y la Historia de la Iglesia (53933 002), tenga en cuenta mostrar el segmento “Las obras y los designios de Dios”, de 13 minutos de duración. Trata de la pérdida de las 116 páginas del manuscrito. Utilice esta presentación para poner de relieve el hecho de que las “obras, los designios y los propósitos de Dios no se pueden frustrar ni tampoco pueden reducirse a la nada” (D. y C. 3:1). Para analizar este principio, utilice las preguntas de la segunda sección de esta lección.

Si Doctrina y Convenios y la historia de la Iglesia: presentaciones en video (53912 002) está disponible, considere mostrar “Parley P. Pratt encuentra el Libro de Mormón”, un segmento de 11 minutos de duración. Después de mostrar el video, haga las preguntas siguientes:

• ¿Disfrutan ustedes tanto la lectura del Libro de Mormón como Parley P. Pratt cuando lo leyó por primera vez? ¿Qué pueden hacer para que el Libro de Mormón se convierta en una parte más importante de la vida de ustedes? (Si lo desea, sugiera a los miembros de la clase que mediten en esas preguntas en silencio.)

• ¿En qué forma han visto cumplirse las promesas del presidente Benson?