2021
Bendecir a mis antepasados
Julio de 2021


Voces de los Santos de los Últimos Días

Bendecir a mis antepasados

Cuando recibí mi bendición patriarcal, se me llenó el corazón de amor por mis antepasados.

Imagen
Abigahel Kinic holdidng up chart with family history information

Fotografía por Richard M. Romney.

Nací en Camerún, la tierra de mis antepasados. Luego, emigré a Francia donde viví, estudié y trabajé como enfermera en varios hospitales de París. Ahora vivo en Montreal, donde aún trabajo como enfermera.

Durante años, había estado buscando la Iglesia verdadera de Jesucristo. Cuando conocí a los misioneros en París, el Espíritu Santo me testificó que, finalmente, había encontrado lo que estaba buscando: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. ¡Me llené de tanto gozo que pensé que ya debía estar en el cielo! Decidí vivir el Evangelio al máximo.

Se me enseñó a buscar a mis antepasados y a efectuar ordenanzas a favor de ellos en el templo. Cuando recibí mi bendición patriarcal, se me dijo que llegaría a ser una salvadora en el Monte de Sion y que llevaría salvación a mi familia. Se me llenó el corazón de amor por ellos; no podía decepcionarlos. Desde entonces, he trabajado de manera incansable en la historia familiar y la genealogía.

Siempre había sabido que nací en una familia real de Camerún, la familia Bamoun. La tradición oral y la leyenda dicen que ese pueblo provino de Asiria y se mezcló con otros pueblos durante las migraciones. Han conservado su genealogía y han escrito su historia desde el año 1300 d. C.; los documentos se encuentran en la biblioteca del palacio real. Entre muchas otras historias, cuentan el relato de mi bisabuelo materno, Fon-gouhouo, quien reinó desde 1818 a 1863.

Me fue posible volver a mi tierra natal y, como miembro de la familia Bamoun, se me dio acceso a esos documentos. Además, visité al rey, me reuní con otros oficiales gubernamentales y hablé con las autoridades acerca de la Iglesia y de su interés en la historia familiar. Me siento agradecida porque, gracias al Evangelio restaurado, puedo hacer mi parte para bendecir a mi país natal y a mis antepasados.