2020
La madre de todos mis hijitos
Junio de 2020


Voces de los Santos

La madre de todos mis hijitos

#FelicesParaSiempre

Nos conocimos en 2005 en una convención de JAS en Medellín, Colombia. Intercambiamos correos electrónicos, aunque nunca nos comunicamos sino hasta el 14 de febrero de 2007 por medio de una postal. No sabía quién era ese César que me escribía por lo que no presté atención. Volvimos a vernos en abril de 2007 en una convención en Bucaramanga. Recuerdo que era mi cumpleaños, César es buen bailarín y yo no mucho, tanto así que durante el baile constantemente le pisaba los pies.

A medianoche me puso la canción de cumpleaños y empezamos a ser amigos, compartimos mucho durante los tres días que duró la convención. Él me regaló una rosa hecha de origami y un libro (La fe precede al milagro). Después regresamos a nuestras ciudades, nos separaban nueve horas entre Medellín y Bucaramanga, lugar donde César vivía.

Hablábamos a diario; después de 15 días me dijo que deseaba venir a Medellín. Cuando llegó, asistimos a instituto, nos reímos mucho y esa misma noche me dijo: “Quiero que seas la madre de todos mis hijitos” a lo que respondí con un Sí. Después de eso tuvimos desafíos para sobrellevar nuestro noviazgo, la distancia, los estudios y el trabajo; solo pudimos vernos en cinco oportunidades durante 7 meses.

Nos casamos el 29 de noviembre y esa misma noche viajamos al templo para sellarnos un día después.

Después de sellados cambiamos de ciudad, mis estudios se retrasaron y luego de 13 meses de casados, nació nuestro primer hijo. Mi esposo empezó a estudiar después de dejar su empleo donde laboró por 10 años.

Hemos vivido en varias ciudades y en un pueblo llamado Gamarra. En este lugar éramos los únicos miembros, así que realizábamos nuestras reuniones sacramentales en casa cada domingo. Durante el año 2014 y 2016 éramos la única familia en Gamarra, pues la capilla más cercana quedaba a 5 horas. Cuando mi hijo iba a cumplir 8 años, decidimos mudarnos a Piedracuesta donde hay una capilla; queríamos que ellos crecieran cerca de personas que compartieran sus mismas creencias y costumbres.

Enfrentamos pruebas de todo tipo, financieras, de distancia (mi esposo por ser fotógrafo viaja con frecuencia), desafíos de salud, pero a pesar de eso seguimos aferrados a la barra de hierro y a nuestros convenios que hicimos hace 12 años.