2020
Mi vida en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Abril de 2020


Voces de los Santos

Mi vida en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Esta historia se inicia el 26 de noviembre de 2018, cuando un día antes de esta fecha no tenía ningún conocimiento de nuestra Iglesia, y cuando me dormí esa noche no tenía ni la más mínima idea de lo que sentiría al día siguiente.

Era una noche como cualquier otra, pero no pude dormir; por mi mente y en sueños pasaban imágenes de la que es hoy mi Iglesia.

Esa noche de manera casual estuve buscando en internet alguna película, ya que no me gustaba ninguna de las que estaban pasando por TV y fue cuando encontré una que me atrajo su título: “La obra y la gloria”. Sentí luego que nuestro Señor quiso que viera esa película porque quedé muy impresionado.

Al día siguiente, después de no poder dormir toda la noche, sentí una sensación muy profunda en mi ser que me impulsaba de una manera casi con desesperación a ir a la Iglesia que yo conocía como la Iglesia de los mormones. Yo desconocía hasta ese momento que nuestro templo era totalmente diferente a otras Iglesias. Solo tenía este sentimiento que no puedo explicar con palabras, pero que me llevó hasta ese lugar tres veces el mismo día.

Unas semanas después me estaba bautizando y me convertía en un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, experimentando una felicidad muy grande con mucha paz que solo me hacía recordar épocas cuando era niño.

Desde entonces mi vida ha cambiado mucho en todos los aspectos y soy muy feliz, siento que amo mucho más a mi familia y que el Señor siempre está conmigo. Estoy seguro de que Él quiere que yo tenga oportunidades en esta vida.

Mi felicidad se incrementó mucho más cuando supe que mis antepasados podían tener la oportunidad de recibir las ordenanzas por intermedio mío y no perdí tiempo en inscribir a mis abuelos y padres ya fallecidos para que recibieran el bautismo y la confirmación.

Antes de que yo realizará estas ordenanzas por mis antepasados, yo los había soñado tristes e inquietos, caminando de un lado a otro. Después de que ellos recibieron las ordenanzas, los he soñado sentados haciendo actividades que a ellos les gustaba realizar en vida y voltearon a mirarme y sonrieron.

Yo me pregunto siempre: “¿Porque no conocí nuestra Iglesia antes?” Me hubiese encantado ir a la misión y poder desde joven gozar de esta felicidad que siento ahora, pero solo el Señor sabe el destino de mi vida y siento que debo seguir perseverando hasta el final.

Mi sueño es que todas las personas puedan conocer esta oportunidad que se da en nuestra verdadera Iglesia, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que puedan bautizar y confirmar a sus antepasados y que ellos puedan alcanzar también el Reino de Dios.

Comparto mi testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.