2019
¿Es posible guardar el día de reposo mientras trabajo?
Agosto de 2019


Voces de los Santos de los Últimos Días

¿Es posible guardar el día de reposo mientras trabajo?

Acepté un empleo en el que tuve que trabajar todos los domingos durante un mes. ¿Podrían cuatro semanas sin tomar la Santa Cena tener un impacto en mi vida?

Mi padre enseñó a sus hijas el valor del trabajo, así que cuando cumplí 18 años decidí buscar empleo en un call center. Ese sería mi primer empleo, y pensaba mucho en la independencia que iba a tener, en la gente nueva que podría conocer y en ganar dinero y comprar lo que quisiera.

Aunque muchos me advirtieron que este empleo no era conveniente, y que incluso podría llevarme lejos de Dios, yo pensaba que estaba bien con el Señor y que mi objetivo era ganar dinero, trabajar y estudiar. ¡Todo estaría bien!

Había participado en los programas de la Primaria y las Mujeres Jóvenes, y ya estaba en los Jóvenes Adultos solteros. Para mí todo iba a estar bien porque me había instruido en las enseñanzas del evangelio de Jesucristo.

Después de pasar las pruebas, empecé el entrenamiento para ser representante de servicio al cliente telefónico. Estaba muy entusiasmada. Pasé los dos meses de entrenamiento y me asignaron un área de trabajo y un horario. Los martes y miércoles estaba libre, y el resto de la semana (incluso los domingos) tenía que trabajar de 6:00 a.m. a 2:00 p.m. Después de un mes, podría elegir otro horario.

Antes de aceptar ese horario, decidí hablar con mi obispo, ya que eso significaba no ir a la Iglesia durante un mes. En la entrevista, mi amoroso obispo me escuchó con paciencia. Cuando terminé de exponer mi punto de vista, él abrió sus Escrituras y buscó en la Guía para el Estudio de las Escrituras el tema Día de Reposo:

“El día de reposo nos recuerda que tenemos la necesidad de nutrirnos espiritualmente y el deber de obedecer a Dios. Cuando una nación [persona] se descuida en su observancia del día de reposo, todos los aspectos de la vida se ven afectados y se deteriora la vida religiosa”.

Acompañó su lectura con palabras que jamás olvidaré, consejos que me dio para poder sobrevivir un mes sin tomar la Santa Cena. De hecho, me advirtió lo que podía pasar si acaso no seguía sus consejos.

Pero yo pensaba que a mí no me podía pasar nada porque estaba bien. Me decía a mí misma: leo las Escrituras, oro, me gané mi medallón de la mujer virtuosa, entre otras cosas.

Un mes después, mi vida religiosa se había deteriorado. Fue una etapa muy difícil que sin la ayuda de mi Salvador Jesucristo, de mi familia y de mis líderes, no la hubiera podido superar.

Yo entiendo que hay personas que necesitan trabajar los domingos por algunas razones. No obstante, desde entonces, he hecho convenio con el Señor que jamás volveré a faltar un domingo a Su Iglesia. Sé que el peligro es real y que nadie está exento de un deterioro espiritual.

La conversión no es estática; o hacemos algo para que aumente o dejamos de hacer algo y disminuye. La Santa Cena trae a mi vida alimento espiritual; puedo sentir cómo el Espíritu Santo fluye en mi vida cada semana al renovar mi convenio con Dios de recordar siempre a Jesucristo.

El día de reposo se ha vuelto una delicia en mi vida ya que no hago nada que aleje mis pensamientos y acciones del Señor. Aunque siempre debemos orar y pensar en el Señor, es maravilloso saber que se nos ha dado un día específico de la semana en el que podemos adorarle.

El presidente Russell M. Nelson nos ha enseñado que lo que hacemos en el día de reposo es una señal: “Aprendí de las Escrituras que mi conducta y mi actitud en el día de reposo constituían una señal entre mi Padre Celestial y yo. Con ese entendimiento, ya no necesité más listas de lo que se podía y no se podía hacer. Cuando tenía que tomar una decisión en cuanto a si una actividad era o no era apropiada para el día de reposo, simplemente me preguntaba a mí mismo: ‘¿Qué señal quiero darle a Dios?’. Esa pregunta hizo que mis opciones respecto al día de reposo fueran bien claras” (Russell M. Nelson, “El día de reposo es una delicia,” Liahona, mayo de 2015).

Las bendiciones por guardar este día han sido innumerables para mí: he recibido paz y conocimiento adicional, he sentido el amor del Padre y del Hijo a través de trabajar en historia familiar y he sentido que mis esfuerzos de este día son recompensas para mi semana.

Qué bendición más grande es poder recordar a Jesucristo por medio de tomar la Santa Cena cada domingo y que, al recordarle, podemos recibir la maravillosa promesa de tener siempre con nosotros la compañía del Espíritu Santo. Definitivamente no se puede sobrevivir en este mundo que va en decadencia sin la guía del Espíritu Santo.