2019
Practicar la fe
Agosto de 2019


Practicar la fe

“Yo te mostraré mi fe por mis obras” (Santiago 2:18).

Imagen
Practicing Faith

Klarie driblaba con fuerza y rapidez en la cancha. Ahora es el momento, pensó. La niña más alta y rápida del equipo había estado cubriendo a Klarie durante todo el partido, pero ahora estaba cubriendo a otra persona. ¡Era la oportunidad de Klarie!

Esquivó a otra jugadora con agilidad y detuvo sus pies. Entonces saltó y lanzó la pelota, la cual voló por los aires mientras Klarie aguantaba la respiración. Entra, por favor.

La pelota se deslizó por la red.

Las compañeras de Klarie la felicitaron. Entonces, la entrenadora García miró el marcador y sopló el silbato. “¡Ha terminado la práctica! ¡Muy bien, chicas! Las veo mañana. Asegúrense de descansar, porque vamos a hacer muchas carreras cortas”.

Klarie suspiró y fue a buscar sus cosas. Entonces vio a la entrenadora García que le hacía señas para que se acercara.

“Oye, Klarie”, le dijo. “Lo has hecho muy bien hoy. Sé que te esfuerzas mucho en las prácticas; estoy orgullosa de ti”.

“Gracias”, dijo Klarie con una gran sonrisa.

Todavía seguía sonriendo al caminar hacia el vehículo de su mamá. De camino a casa, repitió en la mente su último tiro; sobre todo el sonido de la pelota al deslizarse por la red. Casi ni se dio cuenta del discurso de conferencia que estaba escuchando su madre;

Entonces, algo le llamó la atención. El discursante dijo: “debemos dedicar tiempo a ejercer activamente nuestra fe”*. Las palabras “ejercer activamente” sonaban a algo que podría oír en la práctica de baloncesto. ¿Cómo se ejerce la fe?, pensó. ¿Se corre con fe? ¿O se dribla con la fe como se hace con una pelota?

Klarie se volvió a su mamá. “¿Cómo se ejerce la fe?”, preguntó.

Su mamá sonrió. “¿Cómo mejoras en el baloncesto?”.

“Practico”, dijo Klarie. “Mi entrenadora me dice cómo mejorar. Cuando hacemos ejercicios de entrenamiento, me esfuerzo mucho por hacerlos bien”.

“¿Es fácil?”.

“¡No!”, dijo Klarie, recordando lo cansadas que tenía las piernas después de las carreras. “Tengo que entrenar mucho”.

La mamá asintió. “El Padre Celestial quiere que tengamos fe en Él, pero tenemos que trabajar en ello. Nos ha dado formas de practicar y mejorar”.

“¿Como qué?”.

“Nos pide que hablemos con Él en oración. Es como nuestro entrenador. Nos da las Escrituras, que son como Su libro de jugadas. También inspira a los profetas a que nos alienten a aprender como familia. Nuestra familia es como —”.

“¡Como nuestro equipo!”, interrumpió Klarie.

“¡Exacto! El equipo de nuestra familia trabaja y entrenan juntos”, dijo la mamá. “¿Qué ocurre cuando vas a las prácticas, Klarie?”.

“Mejoro”, dijo. Pensó en lo bien que se sintió al encestar al final, después de haberse esforzado tanto en las prácticas durante semanas.

“Así es. Cuando practicamos, ejercemos nuestra fe. Eso ayuda a que nuestro testimonio se fortalezca y nos hace más felices”.

Klarie nunca había pensado así en la fe. Había oído que la fe era como una semilla, ¡pero nunca había sabido que podía ser como jugar al baloncesto! Pensó en que su entrenadora hacía planes de práctica para el equipo. Quizás yo también puedo hacer un plan de práctica, pensó, ¡pero para la fe! Tan pronto como llegó a casa, encontró un cuaderno grande y comenzó a escribir.

  • Oración: mañana y noche

  • Estudio de las Escrituras: todos los días

  • Iglesia: todos los domingos

Tal vez ejercer la fe no era exactamente como practicar baloncesto. Pero practicar es practicar. Sintió calidez y felicidad en su interior al ver su plan. Ella confiaba en el Padre Celestial y sabía que la ayudaría.

  • Richard G. Scott, “Haz del ejercicio de tu fe tu mayor prioridad”, Liahona, noviembre de 2014, págs. 92–95.