Manuales de la Primaria y del Tiempo para compartir
José fue vendido para Egipto


Lección 15

José fue vendido para Egipto

Objetivo

Enseñar a los niños que, aun cuando no podamos controlar lo que nos suceda, podemos controlar nuestra actitud.

Preparación

  1. Con oración, estudie:

  2. Estudie la lección y decida qué método empleará para enseñar a los niños el relato de las Escrituras (véase “Cómo preparar las lecciones”, pág. VII, y “La enseñanza por medio de las Escrituras”, pág. VIII). Elija las preguntas para analizar y las actividades complementarias que mejor promuevan la participación de los niños y los ayuden a alcanzar el objetivo de la lección.

  3. Haga un juego de las figuras de papel que representan a los doce hijos de Jacob; para ello, doble a lo largo una hoja de papel de 28 cm. x 21.5 cm. más o menos (véase la figura 1), dóblela como si fuera hacer un abanico (véase la figura 2), trace una figura sencilla (véase la figura 3) y recórtela, dejando los brazos y las piernas unidas (véase la figura 4). Una vez que haya hecho doce figuras, únalas en una fila. Escriba los nombres de los hijos de Jacob en las figuras: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Dan, Neftalí, Gad, Aser, José y Benjamín.

    Imagen
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  4. Materiales necesarios:

    1. Un ejemplar de la Biblia para cada niño.

    2. Una perla y algo de arena (si es posible).

    3. Las láminas 6–16: José es vendido por sus hermanos (Las bellas artes del Evangelio 109; 62525) y 6–17: Una ostra y una perla.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Pida a uno de los niños que ofrezca la primera oración.

Actividad para captar la atención

Pregunte a los niños si alguna vez se les ha metido algo pequeño en el ojo, como por ejemplo un grano de arena. ¿Cómo se sentía? Muestre a los niños la lámina de la ostra y la perla o, si es posible, una perla y algo de arena. Explique que algo tan hermoso como lo es una perla puede surgir de la irritación causada por un pequeño grano de arena dentro del caparazón de una ostra. Explique que hay cosas en la vida que pueden causar irritaciones, como cuando se nos lastima, se nos decepciona, se nos trata o se nos juzga mal. Podemos protestar, sentirnos tristes, enojarnos o sentirnos celosos, o podemos tener una actitud positiva y hacer lo mejor que esté a nuestro alcance. Nuestra forma de actuar hacia los demás debe depender más de lo que nosotros queramos que en lo que ellos hagan. Explique que nuestra actitud determina nuestra manera de actuar. A medida que aprendamos acerca de José y sus hermanos veremos cómo les afectó su actitud.

Repase con los niños el hecho de que Jacob, cuyo nombre fue cambiado al de Israel, fue hijo de Isaac y nieto de Abraham, que tuvo cuatro esposas: Lea, Raquel, Bilha (la sierva de Raquel) y Zilpa (la sierva de Lea), y que con sus esposas tuvo doce hijos y por lo menos una hija, que se llamaba Dina. Tome las figuras de papel en la mano y vaya estirándolas una por una mientras dice los nombres de los hijos, haciendo hincapié en el nombre de José y en su posición dentro del núcleo familiar (o si lo desea, escriba los nombres de los hijos de Jacob en la pizarra.)

Relato de las Escrituras

Utilice la lámina de José y sus hermanos en el momento apropiado para enseñar a los niños el relato del capítulo 37 de Génesis de cuando José fue vendido a Egipto. (En “La enseñanza por medio de las Escrituras”, pág. VIII, encontrará varias sugerencias de cómo enseñar los relatos de las Escrituras.) Analice con los niños cómo la actitud de José y la de sus hermanos afectaron su forma de actuar.

Preguntas para analizar y aplicar

Al preparar la lección, estudie las preguntas y los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación. Después, utilice las preguntas que usted considere que mejor ayudarán a los niños a comprender las Escrituras y a aplicar los principios en su vida. El leer los pasajes en clase con los niños hará que éstos entiendan mejor las Escrituras.

• ¿Qué edad tenía José cuando recibió una túnica especial? (Génesis 37:2–3.)

• Cuando los hermanos de José vieron que Jacob amaba más a José que a ellos, ¿cómo reaccionaron? (Génesis 37:4.) ¿Qué piensan ustedes que significa que los hermanos “no podían hablarle pacíficamente” a José? Cuando los demás tienen posesiones, talentos o atención que nosotros quisiéramos tener, ¿cómo podemos evitar los sentimientos de celos o desagrado hacia esas personas?

• ¿Qué soñó José? (Génesis 37:5–9.) Explique que en este caso, el inclinarse de esa forma era en señal de respecto hacia un superior. ¿Qué pensaron los hermanos de José y su padre acerca de los sueños de José? (Génesis 37:8, 10–11.)

• ¿Qué respondió José cuando su padre le pidió que viajara más de setenta kilómetros, hasta Siquem, para ver si sus hermanos estaban bien? (Génesis 37:13–14.) ¿Qué aprendemos de la actitud de José al continuar buscando a sus hermanos aun después de que éstos hubieron partido para Dotán? (Génesis 37:16–17.) Además de su disposición para prestar servicio, demostró persistencia y obediencia al ir por lo menos más de diecinueve kilómetros más lejos para cumplir con lo que se le había pedido.

• Cuando los hermanos de José lo vieron llegar a la distancia, ¿qué los impulsó a la actitud de celos y odio que sentían hacia él? (Génesis 37:18–20.) Explique que conspirar significa hacer planes secretamente en contra de alguien.

• ¿Cuál de los hermanos trató de ayudar a José? (Génesis 37:21–22, 29–30.) Explique que Rubén planeó volver en secreto para sacar a José de la cisterna. Cuando Rubén volvió y vio que José ya no estaba, rasgó sus vestidos en señal de dolor.

• ¿Cómo engañaron a su padre los hermanos en cuanto a José? (Génesis 37:31–33.) ¿Qué piensan que sintieron los hermanos de José después de haberse librado de él y haberle causado tanto dolor a su padre?

• ¿Cómo se sentirían ustedes si se les tratara injustamente como a José? ¿De qué manera son perjudiciales los sentimientos de odio, celos, desaliento y resentimiento? Explique a los niños que continuarán estudiando acerca de José en las próximas dos lecciones y que en ellas aprenderán que, a pesar de las muchas pruebas que José tuvo como criado, prisionero y gran líder, siempre se comportó correctamente con una buena actitud. (Véase la actividad complementaria N° 3.)

Actividades complementarias

En cualquier momento de la lección o como repaso, resumen o cometido, utilice una o más de las siguientes actividades:

  1. Pida a la clase que dramatice el relato de José cuando fue vendido a Egipto. Quizás desee utilizar disfraces sencillos, tales como una bata, veinte monedas o algo para representarlas, un trozo de tela, etc. Prepare tiras de papel con porciones del relato de las Escrituras, tales como los que siguen a continuación, o haga que los niños lean el relato directamente de las Escrituras:

    José:

    Soñé que atábamos manojos en medio del campo y mi manojo se levantaba y estaba derecho y los manojos de ustedes estaban alrededor y se inclinaban ante el mío.

    Hermano 1.

    ¿Reinarás tú sobre nosotros? A causa de tus sueños te aborrecemos aún más.

    Hermano 2.

    Miren, aquí viene el soñador. Vamos a matarlo y a echarlo en una cisterna.

    Rubén:

    No debemos matarlo. Será suficiente con que lo echemos en la cisterna.

    Judá:

    Vendámoslo a los ismaelitas. De esa forma obtendremos dinero y no nos ensuciaremos las manos con su sangre.

    Hermano 3:

    Mataremos un cabrito y mojaremos con su sangre la túnica de José.

    Hermano 4:

    Se la mostraremos a nuestro padre y le diremos que la encontramos.

    Jacob:

    Es la túnica de mi José. Una bestia lo ha matado.

  2. Si es posible, lleve a la clase un limón cortado en rodajas finitas para que los niños lo prueben. Después explíqueles que podemos hacer que el limón sea menos agrio si al jugo le agregamos azúcar y agua para convertirlo en limonada. Léales la siguiente cita del élder Hartman Rector, hijo:

    “José fue vendido por sus hermanos como esclavo, siendo comprado por Potifar, capitán de la guardia de Faraón. Mas aun como doblegado sirviente, José transformó en algo bueno todas las experiencias y todas las circunstancias, no obstante cuán penosas fuesen.

    “…José, a pesar de ser esclavo y de que no merecía en absoluto esta suerte, siempre permaneció fiel al Señor, continuó viviendo los mandamientos y sacando algo muy bueno de sus degradantes circunstancias. Las personas de este tipo no pueden ser derrotadas porque no se dan por vencidas; tienen en su haber la actitud correcta, positiva. Podría aplicarse a esto la expresión de Dale Carnegie…: ‘Si tenéis un limón, podéis quejaros por lo ácido que es, o podéis haceros una limonada. Todo depende de vosotros’ ” (“Vivid por encima de la ley para ser libres”, Liahona, agosto de 1973, pág. 29; véase también Génesis 37; 39:1–4).

  3. Trate de que los niños comprendan y memoricen uno o ambos pasajes de las Escrituras que aparecen a continuación:

    “El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos (Proverbios 17:22).

    “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28).

    Escriba en la pizarra o haga un cartel con la primera letra de cada una de las palabras que han de aprender de memoria. Por ejemplo, haga el siguiente cartel para las palabras de Proverbios 17:22:

    E c a c b r M e e t s l h

    Señale las letras a medida que repite la palabra correspondiente. Repítalas unas cuantas veces y pida a los niños que las repitan a medida que las recuerden. En poco rato ya no necesitarán la ayuda del cartel. (Si se desean más ideas de cómo memorizar los pasajes de las Escrituras, véase la página VIII en “La enseñanza por medio de las Escrituras”.)4. Pregunte a los niños qué harían en las siguientes circunstancias si tuvieran una mala actitud, y qué harían si tuvieran una buena actitud:

    1. Te has mudado a un nuevo vecindario y te sientes preocupado de que no tendrás ningún amigo.

    2. Tu hermanito se comió un dulce que era tuyo.

    3. Tu maestro de la escuela se enoja muy seguido con la clase.

    4. Estás enfermo y no te puedes levantar de la cama.

    5. Tienes dificultades para comprender tu tarea escolar.

  4. Relate el siguiente consejo acerca de la actitud que dio el presidente Howard W. Hunter:

    “Quiero que sepan que siempre ha habido ciertas dificultades en la vida terrenal y que siempre las habrá. Sin embargo, al tener el conocimiento que tenemos y vivir de la manera que se supone debemos vivir, realmente no hay lugar, ni excusa para el pesimismo ni la desesperación…

    “…Espero que no piensen que todas las dificultades del mundo se han acumulado exclusivamente en la década en que viven, ni que las cosas nunca han estado peor para ustedes en forma personal, ni que nunca mejorarán. Les aseguro que las cosas han estado peor y que siempre mejoran. Siempre lo hacen, especialmente cuando vivimos y amamos el Evangelio de Jesucristo y permitimos que florezca en nuestra vida” (“An Anchor to the Souls of Men”, Ensign, octubre de 1993, pág. 70).

  5. Pida a los niños que repitan al unísono el Artículo de Fe N° 13. Explique que ese Artículo de Fe nos recuerda la actitud que debemos tener para ser felices.

  6. Repase el relato de José con los niños (véase Génesis 37–50).

  7. Canten o repitan la letra de las canciones “Yo trato de ser como Cristo” (Canciones para los niños, pág. 40) o “Escojamos lo correcto” (Canciones para los niños, pág. 82).

Conclusión

Testimonio

Es posible que desee testificar a los niños que por medio de nuestra fe en Jesucristo podemos tener una buena actitud, lo cual nos ayudará a hacer todo lo posible por superar cada situación. Al hacerlo, seremos mucho más felices y podremos hacer el bien en lugar de sentirnos deprimidos, con falta de energía y sin el deseo de lograr cosas que valgan la pena.

Sugerencias para que los niños hablen con la familia

Inste a los niños a hablar con la familia sobre una parte específica de la lección, tal como un relato, una pregunta o actividad, o que lean con ella las “Sugerencias de lectura” que tienen para estudiar en casa.

Sugerencias de lectura

Sugiera a los niños que estudien en casa Génesis 37:18–36 como repaso de la lección de hoy.

Pida a uno de los niños que ofrezca la última oración.