Instituto
Lección 4 — Material de preparación para la clase: La doctrina de la revelación


“Lección 4 — Material de preparación para la clase: La doctrina de la revelación”, Fundamentos de la Restauración: Material de preparación para la clase, 2019

“Lección 4 — Material de preparación para la clase”, Fundamentos de la Restauración: Material de preparación para la clase

Lección 4 — Material de preparación para la clase

La doctrina de la revelación

Imagen
una joven orando

Reflexiona sobre la siguiente invitación profética del presidente Russell M. Nelson: “… en los días futuros, no será posible sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, orientadora, consoladora y constante del Espíritu Santo […]; les suplico que aumenten su capacidad espiritual para recibir revelación” (“Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas”, Liahona, mayo de 2018, pág. 96).

A medida que estudies este material, busca verdades que puedan ayudarte a aumentar tu capacidad espiritual para recibir y reconocer la revelación.

Sección 1

¿Cómo puedo reconocer cuando Dios me está hablando?

Imagen
retrato de Oliver Cowdery

En el invierno de 1828–1829, un maestro de escuela de 22 años llamado Oliver Cowdery oyó hablar del profeta José Smith y de las planchas de oro mientras se alojaba con los padres de José en Palmyra, Nueva York. Después de orar en privado para saber si lo que había oído era cierto, Oliver sintió una seguridad convincente de paz, y viajó a Harmony, Pensilvania, donde conoció al Profeta. Convencido de que el mensaje que José había compartido del Evangelio restaurado era verdadero, Oliver sirvió como escribiente de José mientras este traducía el Libro de Mormón. No mucho después de que Oliver comenzara a colaborar en la traducción, el Profeta recibió revelaciones con instrucciones para Oliver, que le hablaban de su deseo de ayudar a traducir. Las palabras del Señor a Oliver en Doctrina y Convenios 6:14–15, 22–23 nos ayudan a comprender mejor las diferentes maneras en las que el Señor puede hablarnos.

Imagen
icono, estudiar

Estudia a fin de prepararte para la clase

Lee Doctrina y Convenios 6:14–15, 22–23.

Cuando José recibió esta revelación, “Oliver estaba atónito. Inmediatamente, le contó a José acerca de su oración [previa] y el testimonio divino que había recibido. Nadie podría haber sabido eso, salvo Dios” (Santos: La historia de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días, tomo I, El estandarte de la verdad, 1815–1846, 2018, pág. 62).

Cuando Oliver deseó traducir parte de las planchas, el Señor le enseñó más sobre cómo recibir revelación.

Imagen
icono, estudiar

Estudia a fin de prepararte para la clase

Lee Doctrina y Convenios 8:2–4. Si lo deseas, puedes marcar estos versículos en tus ejemplares de las Escrituras.

Hablando de cómo el Señor se comunica a la mente y al corazón por medio del poder del Espíritu Santo, el élder Richard G. Scott, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó una forma en que esto puede suceder:

Una comunicación al corazón es una impresión más general. El Señor con frecuencia empieza dando impresiones. Cuando se reconoce su importancia y se obedecen, uno adquiere mayor capacidad para recibir instrucción más detallada en la mente. (Richard G. Scott, “Helping Others to Be Spiritually Led” [discurso dirigido a los instructores de religión del SEI, 11 de agosto de 1998, pág. 4], ChurchofJesusChrist.org)

El élder Craig C. Christensen, de la Presidencia de los Setenta, ha enseñado esto también:

Todos tenemos experiencias con el Espíritu Santo, aun cuando puede que no siempre las reconozcamos. Cuando pensamientos inspirados llegan a nuestra mente, sabemos que son verdaderos por las impresiones espirituales que tocan nuestro corazón. (Craig C. Christensen, “Un inefable don de Dios”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 14)

A veces, te preguntarás si un pensamiento o sentimiento viene realmente de Dios. El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha analizado cómo podemos distinguir entre el Espíritu Santo y nuestros propios pensamientos en el video “Modelos de luz: Distinguir la luz” (2:12).

Sección 2

¿Qué puedo hacer para invitar al espíritu de revelación en mi vida?

Imagen
un joven estudiando las Escrituras

En ocasiones, te puedes sentir frustrado porque parece que la revelación que buscas no llega. Cuando esto suceda, piensa en las instrucciones del Señor a Oliver Cowdery cuando se sintió frustrado porque no fue capaz de recibir la revelación necesaria para traducir las planchas (véase Santos, tomo I, págs. 62–64).

Imagen
icono, estudiar

Estudia a fin de prepararte para la clase

Lee cómo instruyó el Señor a Oliver, tal como se encuentra en Doctrina y Convenios 9:7–8.

El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, explicó un principio que podemos aprender de las enseñanzas del Señor a Oliver Cowdery:

Recibiremos la inspiración del Espíritu cuando hayamos hecho todo lo que esté a nuestro alcance; cuando estemos trabajando bajo el sol, no cuando estemos descansando en la sombra orando para recibir dirección en cuanto al primer paso que debemos tomar […].

De modo que hacemos todo lo que podemos y luego esperamos que el Señor nos envíe Su revelación. Él tiene Su propio horario […].

[E]l recibir instrucción por medio del Espíritu no es algo pasivo. A menudo no se recibe la comunicación del Señor hasta que hayamos estudiado el asunto en la mente; entonces recibimos una confirmación. (Véase Dallin H. Oaks, “En Su propio tiempo y a Su propia manera”, Liahona, agosto de 2013, págs. 26, 27)

Aunque te hayas preparado para recibir revelación a través de tu dignidad y tus acciones fieles, puede que las respuestas del Señor no lleguen inmediatamente.

El élder Scott aconsejó:

¿Qué puedes hacer cuando te has preparado cuidadosamente, has orado con fervor y has esperado un tiempo razonable para recibir una respuesta, y sigues sin sentirla? Tal vez desees dar gracias cuando esto ocurra, pues es una muestra de Su confianza. Cuando vives dignamente y lo que has elegido está de acuerdo con las enseñanzas del Salvador y necesitas actuar, sigue adelante con confianza […]. Cuando tú vives con rectitud y actúas con confianza, Dios no permitirá que sigas adelante por mucho tiempo sin hacerte sentir la impresión de que has hecho una mala decisión. (Richard G. Scott, “Utilizar el don supremo de la oración”, Liahona, mayo de 2007, pág. 10)

Imagen
icono, globos de diálogo

Medita y analiza a fin de prepararte para la clase

¿Por qué crees que el Señor espera que estudies las cuestiones en tu mente como parte de buscar revelación?

Si es posible, pídele a un amigo o familiar que comparta contigo lo que haya hecho para invitar la revelación. Puedes preguntarle a esa persona cómo le ha llegado la revelación en el pasado al tomar grandes decisiones. Ven a clase preparado para compartir algo de lo que hayas aprendido.

Sección 3

¿Cómo suele llegar la revelación?

Mira el video “Modelos de luz: El espíritu de revelación” (3:04), o estudia la declaración del élder Bednar a continuación:

Algunas revelaciones se reciben de forma inmediata e intensa, mientras que otras se reconocen de manera gradual y sutil […].

Una luz que se enciende en un cuarto oscuro es semejante a recibir un mensaje de Dios rápida y completamente, y todo de una vez. Muchos de nosotros hemos experimentado este modelo de revelación cuando se nos ha dado respuesta a nuestras oraciones sinceras o se nos ha proporcionado orientación o protección, de acuerdo con la voluntad y el tiempo de Dios […]. Sin embargo, este modelo de revelación tiende a ser más infrecuente que común.

El aumento gradual de la luz que irradia el sol naciente es semejante a recibir un mensaje de Dios “línea por línea, precepto por precepto” (2 Nefi 28:30). La mayoría de las veces, la revelación viene en pequeños incrementos a lo largo de cierto tiempo, y se concede de acuerdo con nuestro deseo, dignidad y preparación […]. Este modelo de revelación tiende a ser más común que infrecuente […].

Otra experiencia común con la luz nos ayuda a aprender una verdad adicional sobre el modelo de revelación de “línea por línea, precepto por precepto”. A veces el sol se levanta en una mañana nublada o brumosa; debido a la nubosidad, percibir la luz es más difícil, y no es posible determinar el momento preciso en el que el sol se levanta sobre el horizonte; no obstante, en esas mañanas tenemos suficiente luz para reconocer un nuevo día y llevar a cabo nuestras tareas.

De manera similar, muchas veces recibimos revelación sin reconocer exactamente cómo o cuándo la estamos recibiendo. (David A. Bednar, “El espíritu de revelación”, Liahona, mayo de 2011, págs. 88–89)

Imagen
icono, anotar

Medita y anota tus ideas a fin de prepararte para la clase

Piensa en las ocasiones en las que hayas recibido guía y revelación. Reflexiona en lo que hayas aprendido por propia experiencia al recibir revelación, así como de tu estudio personal de hoy. Después, toma un par de minutos para escribir en un diario o en el espacio provisto de qué manera estos principios pueden influir en la búsqueda de respuestas a tus preguntas actuales.