Autosuficiencia
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“6: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional, 2020

“6: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional

Aprender — Tiempo máximo: 60 minutos

1. Comprender la ira

Leer:

Todos experimentamos ira. Existen innumerables razones para sentirse enojado. No siempre podemos controlar los sentimientos de ira y es fácil que nos sintamos justificados. Incluso podríamos sentirnos mejor justo después de expresar ira de forma agresiva. Pero expresar enojo no nos ayuda a sentirnos mejor a largo plazo y puede dar lugar a relaciones tensas, enfermedades físicas, pérdidas económicas y daños espirituales, o incluso físicos, tanto para uno mismo como para los demás.

El Salvador enseñó a los nefitas: “… no habrá disputas entre vosotros […]. Porque en verdad, en verdad os digo que aquel que tiene el espíritu de contención no es mío, sino es del diablo, que es el padre de la contención, y él irrita los corazones de los hombres, para que contiendan con ira unos con otros. He aquí, esta no es mi doctrina, agitar con ira el corazón de los hombres, el uno contra el otro; antes bien mi doctrina es esta, que se acaben tales cosas” (3 Nefi 11:29–30).

Meditar:

Piense en una ocasión en que sintió ira; luego complete el cuadro que aparece a continuación.

Situación

¿Cómo reaccioné?

¿Cuál fue el resultado?

Situación

Ejemplo

Compré unos zapatos nuevos para mi hijo. Anoche los dejó fuera y los robaron.

¿Cómo reaccioné?

Me molesté mucho con mi hijo y le grité por ser irresponsable y dejar los zapatos fuera.

¿Cuál fue el resultado?

Mi hijo me tenía miedo y no quería hablar conmigo. Le encantaban esos zapatos y se siente muy mal por su error.

Analizar:

¿De qué manera el controlar la ira nos ayuda a llegar a ser mejores discípulos de Jesucristo?

2. Darse cuenta de cómo se intensifica la ira

Leer:

Cuando dejamos que la ira domine nuestros pensamientos, nuestro cuerpo también reacciona. Las reacciones físicas del cuerpo aumentan nuestro “nivel de temperatura emocional”. Ciertas conductas pueden intensificar la ira, por lo que aprender habilidades que nos ayuden a “calmarnos” es una parte importante del control de la ira.

Imagen
cuadros sobre incitar y calmar la ira

Analizar:

¿Qué otras cosas lo han ayudado a “calmarse”?

3. Comprender las emociones que hay detrás de la ira

Leer:

Para controlar su ira, determine cuáles son las diferentes emociones subyacentes. A menudo, es más fácil enojarse que lidiar con los sentimientos reales subyacentes. A continuación se encuentra una lista de emociones y experiencias subyacentes que podrían resultar en que sienta ira.

Emociones y sentimientos subyacentes

Emociones y sentimientos subyacentes

Emociones y sentimientos subyacentes

Emociones y sentimientos subyacentes

Emociones y sentimientos subyacentes

  • Resentido

  • Decepcionado

  • Avergonzado

  • Desesperanzado

  • Culpable

  • Abrumado

Emociones y sentimientos subyacentes

  • Abochornado

  • Frustrado

  • Inferior

  • Duelo o pesar

  • Insensible

  • Desconsolado

  • Asustado

Emociones y sentimientos subyacentes

  • Ansioso

  • Preocupado

  • Amenazado

  • Nervioso

  • Rechazado

  • Legitimado

  • Dolido

Emociones y sentimientos subyacentes

  • Ofendido

  • Victimizado

  • Solitario

  • Injusticia

  • Hambre

  • Fatiga

  • Expectativas no satisfechas

Analizar:

¿Cómo puede la oración ayudarnos a calmar nuestra ira?

4. Decidir reaccionar ante la ira de diferentes maneras

Leer:

Es importante entender la relación que hay entre la ira y el albedrío. A medida que suceden cosas en nuestra vida, podríamos sentir ira, pero podemos elegir cómo responder a ese sentimiento: enojarnos o volvernos caritativos, bondadosos y generosos.

El élder Lynn G. Robbins describió una situación en la que un joven con talento deportivo intentó entrar en un equipo. En el primer día de entrenamiento, el entrenador hizo que el joven compitiera contra otro jugador mientras el resto del equipo observaba. “Cuando él perdió un tiro fácil, se enojó, pateó el piso y se quejó. Se le acercó el entrenador y le dijo: ‘“Si actúas así otra vez, jamás jugarás en mi equipo’. Durante los siguientes tres años jamás volvió a perder el control. Años más tarde, al pensar en el incidente, se dio cuenta de que el entrenador le había enseñado ese día un principio que cambió su vida: que la ira se puede controlar” (“El albedrío y la ira”, Liahona, julio de 1998, pág. 87).

Analizar:

¿Puede pensar en una ocasión en la que decidió no reaccionar con ira?

Leer:

Una forma en que puede decidir reaccionar es por medio del humor. El élder Jeffrey R. Holland enseñó: “Jesús encontró gozo y felicidad especiales en los niños, y recalcó que todos deberíamos ser como ellos: inocentes y puros, prestos para reír, amar y perdonar” (“Haced esto en memoria de mí”, Liahona, enero de 1996, pág. 78). El poder reírse de uno mismo o encontrar humor en una situación lo ayudará a lidiar mejor con las frustraciones y desilusiones inesperadas de la vida. El humor edificante puede servir para mejorar su actitud, las relaciones y la salud. Este tipo de humor no ofende ni avergüenza a los demás. Como se dice en Proverbios: “El corazón alegre hace bien como una buena medicina” (Proverbios 17:22). Aunque no es apropiado reírse todo el tiempo, a la mayoría de las personas les vendría bien reír más.

Analizar:

¿Cómo puede el humor apropiado ayudarnos a controlar la ira?

5. Controlar la ira como discípulos de Jesucristo

Leer:

Vivir en unidad con Jesucristo puede ayudarlo a sentir paz en lugar de ira. El “potente cambio” de corazón (Alma 5:14) que proviene de estar unidos a Jesucristo puede ayudarlo a querer perdonar a los demás, a “hacer lo bueno continuamente” (Mosíah 5:2) y a “espera[r] en Jehová” (Salmo 37:9). El Espíritu Santo lo llenará de “amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre [y] templanza” (Gálatas 5:22–23).

Ver:

El perdón aligeró mi carga”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [8:24].

Analizar:

¿De qué maneras somos bendecidos al volvernos al Salvador para controlar la ira?

Leer:

La ira puede conducir a conductas violentas o abusivas. La violencia doméstica es diferente de las pequeñas discrepancias. No se espera que nadie soporte conductas abusivas ni violencia. En abuse.ChurchofJesusChrist.org puede consultar las líneas telefónicas de ayuda en caso de emergencia (solo disponible en inglés) y otros recursos.

Si usted es víctima de violencia doméstica, obtenga ayuda de inmediato e incluso comuníquese con las autoridades pertinentes. La Iglesia no tolera el abuso ni el maltrato en ninguna de sus formas. El presidente Gordon B. Hinckley dijo: “Condenamos enérgicamente el maltrato de cualquier tipo. Reprobamos el maltrato físico, sexual, verbal o emocional a la esposa o a los hijos” (“¿Qué pregunta la gente acerca de nosotros?”, Liahona, enero de 1999, pág. 84). Ya sea que usted sea víctima o agresor, busque ayuda ahora si se encuentra atrapado en una telaraña de abuso o maltrato. Su obispo u otros líderes de la Iglesia pueden ayudarlo a sanar.

Mi ejercicio de concientización sobre la ira

Describa algunas situaciones que desencadenen su ira. (Por ejemplo, una discusión con su cónyuge o un amigo, lidiar con problemas económicos o tener la casa desordenada).

Describa el razonamiento o los pensamientos que le aumentan la ira. (Por ejemplo: “Solo se preocupan de sí mismos” o “Mi amigo es muy irresponsable”).

Describa los sentimientos subyacentes a su ira. (Por ejemplo, sentir que le faltan al respeto, que lo usan o lo ignoran).

Describa las reacciones físicas que piensa que son señales de enojo. (Por ejemplo, las palmas sudorosas, el latido del corazón acelerado, tensión o irritabilidad).

Describa cómo actúa cuando siente ira, incluso su peor comportamiento. (Por ejemplo, gritar, dar portazos o golpear algo).

Describa una habilidad que calme su enojo. (Por ejemplo, contar hasta diez o hacer ejercicios de respiración).

Describa cómo reaccionará la próxima vez que sienta ira.