Autosuficiencia
Aprender


“9: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional, 2020

“9: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional

Aprender — Tiempo máximo: 60 minutos

1. Ministrar como el Salvador

Leer:

El Señor nos ha pedido que ministremos a quienes nos rodean. El relato de Alma y Amulek tiene un gran interés. Alma se dio cuenta de que Amulek en verdad estaba sufriendo emocionalmente y, de manera individual, “lo llevó a su propia casa, y lo atendió en sus tribulaciones y lo fortaleció en el Señor” (Alma 15:18).

Meditar:

¿Cómo lo han ayudado a usted otras personas a ser “fortaleci[do] en el Señor?”.

Analizar:

¿En qué maneras podemos fortalecer a los demás en el Señor?

2. Mitos sobre ayudar a los demás

Leer:

Hay varios mitos frecuentes acerca de ayudar a los demás que usted quizás crea. Al leer los mitos siguientes, evalúe si alguna vez se ha sentido de esa forma o no.

Mito 1:

Soy cien por ciento responsable de proporcionar a los demás la ayuda que necesitan.

La realidad:

El Salvador es el único sanador verdadero de almas, pero usted puede formar parte de una comunidad sanadora para bendecir a los demás. Llegará a ser parte de esta comunidad sanadora a medida que ofrezca sus fortalezas y perspectivas únicas y dé lo que pueda.

Mito 2:

Debo ser experto en resolver los problemas de los demás.

La realidad:

Incluso los terapeutas profesionales creen que su función es simplemente ayudar a una persona a cambiar, en lugar de proporcionarle un manual de instrucciones. Su función es amar y ministrar a las personas, y el Salvador llevará a cabo la sanación.

Mito 3:

Hay soluciones rápidas para los problemas de la vida.

La realidad:

Vivimos en una cultura de gratificación instantánea en la que se prometen soluciones rápidas para casi todo, pero rara vez hay soluciones rápidas para los problemas de la vida. Trabajar por medio del cambio es un proceso y casi siempre lleva más tiempo de lo que se cree. El verdadero cambio es un proceso de refinamiento por el que usted o sus seres queridos tienen que pasar.

Mito 4:

No sé lo que debo decir, así que es mejor que no diga nada.

La realidad:

La buena noticia es que a menudo no tiene que decir mucho. El mayor don que puede dar a los demás es mostrar interés en ellos, hacer preguntas, escuchar con amor y ayudarlos a sentirse seguros al compartir con usted.

Mito 5:

Si los ayudo, ellos siempre dependerán de mí.

La realidad:

Al prestar servicio, puede establecer límites saludables para asegurarse de que se cuida a sí mismo y cuida a su familia. El Señor puede guiarlo para que sirva de maneras que fortalezcan la autosuficiencia de la otra persona. Nunca subestime el impacto que los pequeños y sencillos actos de amor pueden tener en la vida de las personas, y no tenga miedo de invertir tiempo y amor en alguien.

Analizar:

Con un compañero, analicen uno de estos mitos con los que podrían tener dificultades y cómo pueden superarlo.

3. Responder a los demás de manera adecuada

Leer:

Sean cuales sean sus mejores intenciones, resulta fácil decir cosas que no son muy útiles al tratar de ayudar a alguien en momentos difíciles, pero eso no debe atemorizarlo para seguir intentando ser útil. Dios desea que ame y ayude a Sus hijos. Tenga en cuenta los sentimientos de aquellos a quienes está intentando ayudar y asegúrese de no decir ni hacer nada que minimice su dolor y sus dificultades.

Analizar:

¿Cuáles son otras frases que haya escuchado y que sean útiles o no sean útiles?

4. Validar a los demás

Leer:

La hermana Reyna I. Aburto enseñó: “Aunque no podamos identificarnos con lo que los demás estén pasando, el validar la realidad de su dolor puede ser un gran primer paso para hallar comprensión y sanación” (“En sol y sombra, Señor, acompáñame”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 58). Validar los sentimientos de las personas significa, en primer lugar, aceptar sus sentimientos y luego entenderlos.

A continuación se indican algunos pasos para ayudarlo a validar a alguien que esté enfrentando un desafío:

  1. Escuche. Esté presente y escuche con atención lo que la persona le está diciendo. No se ponga a la defensiva si ha contribuido al problema de la persona.

  2. Trate de comprender; quizás deba hacer preguntas compasivas para entender mejor lo que esa persona siente. Haga todo lo posible por entender qué le ocurre a esa persona.

  3. Acepte los sentimientos de la persona. No intente cambiar a la persona ni diga que está equivocada por sentirse así. Al hacerlo, tenga cuidado de no fomentar modelos de pensamiento perjudiciales o dañinos.

  4. Exprese compasión. Exprese que le interesa lo que siente la persona. Aunque no pueda identificarse con la situación o la causa de sus sentimientos, puede validar los sentimientos de la persona diciendo cosas así: “Usted siente que le han faltado al respeto [o se siente ansioso, desesperanzado, inútil, enojado, y así sucesivamente]. Tiene que ser difícil sentirse así”.

  5. Muestre amor. Dígale a esa persona que usted se preocupa por ella y que tiene confianza en su capacidad para resolver o superar el problema.

Leer:

Este es un ejemplo de cómo podría validar a alguien que esté pasando por momentos difíciles:

Jill es una madre soltera cuyo hijo falleció recientemente a causa de una sobredosis de drogas. Vive sola y no tiene familia cerca. María fue a hablar con ella y le preguntó cómo estaba. María tuvo la tentación de interrumpir a Jill, pero no lo hizo, se limitó a escuchar. Cuando sintió que era apropiado, formuló preguntas como estas: “¿Cómo se siente en este momento?” y “¿Qué es lo más difícil para usted?”. En lugar de decir: “Al menos ahora él está con Dios”, entendió que Jill solo extrañaba a su hijo. María decidió expresar empatía diciendo: “Puedo ver que lo echa mucho de menos y mi corazón se conmueve con usted”. Luego demostró amor al sentarse y llorar con ella.

Sugerencia:

El sitio web de la Iglesia sobre la ministración incluye más ideas que podrían ayudarlo a entender cómo mostrar compasión. Véase ministering.ChurchofJesusChrist.org.

5. Honrar el albedrío de los demás

Leer:

El Padre Celestial ha dado a todos el don del albedrío y las personas son responsables de sus propias decisiones, independientemente de la ayuda que usted ofrezca. Al tender la mano a los demás, recuerde que usted no es responsable de resolver sus problemas ni de controlar las decisiones que tomen. Es importante que establezca sus propios límites saludables cuando ayuda a los demás.

El Salvador desea que honre el albedrío de sus seres queridos, pero eso no significa necesariamente que deba mantenerse pasivo. Procure que el Espíritu lo ayude a entender cómo puede servir a los demás de maneras que honren su albedrío y que no hagan que los demás piensen que no se los escucha.

A continuación se encuentran ideas de cosas que podría hacer, además de validar los sentimientos y escuchar:

  • Ayunar y orar por ellos.

  • Consagrar su tiempo en el templo a favor de ellos.

  • Buscar ayuda y consejo profesional.

  • Aprender en cuanto a la salud emocional.

  • Enviar notas de aliento o compartir mensajes graciosos para que sonrían.

  • Pedir bendiciones y consejos del sacerdocio.

  • Unirse a un grupo de apoyo para familiares y amigos.

  • Ponerse a disposición de ellos y, a la vez, mantener límites saludables.

  • Prestarles servicio en la manera que ellos pidan o acepten, de forma que no infrinja su albedrío ni los haga sentir que no se los escucha.

Analizar:

Comparta una experiencia edificante que tuvo cuando otras personas lo fortalecieron a usted o cuando usted proporcionó fortaleza a los demás.

6. Perseverar con los demás con paciencia

Leer:

Cuidar de los seres queridos puede resultar difícil y abrumador. Al procurar cuidar de los necesitados, intente ser comprensivo y evite juzgarlos. Puede seguir el consejo de las Escrituras y “pedi[r] al Padre con toda la energía de [su corazón], que se[a] lleno de este amor”, que es la caridad, o el amor de Cristo (Moroni 7:48).

Si tiene un ser querido con problemas de salud emocional, con frecuencia podría estar tan centrado en cuidar de esa persona que se olvide de cuidar de sí mismo. Usted puede recibir ayuda y apoyo. Los grupos de apoyo pueden ayudar a los miembros de la familia a aprender sobre los problemas de salud, maneras de ayudar y estrategias para afrontar los síntomas. Pida ayuda a sus amigos de confianza y a profesionales de la salud para que los ayuden a usted y a su ser querido. El apoyo de familiares y amigos puede tener un impacto positivo en el tratamiento de problemas graves de salud social y emocional.

El élder Jeffrey R. Holland aconsejó: “Para quienes cuidan de una persona afligida: En su esfuerzo devoto por cuidar de la salud de otra persona, no destruyan la suya. En todas esas cosas, sean prudentes; no corran más aprisa de lo que sus fuerzas les permitan [Mosíah 4:27]. Sin importar lo que sean o no sean capaces de proporcionar, pueden ofrecer sus oraciones y pueden brindar un ‘amor sincero’ [Doctrina y Convenios 121:41]” (“Como una vasija quebrada”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 42).

Analizar:

¿Qué lo ha ayudado a mantener el equilibrio al cuidar de los demás y de sí mismo?