2017
Momentos celestiales
January 2017


Momentos celestiales

La autora vive en Lanarkshire Norte, Escocia.

Algunas veces se siente como que el cielo no está tan lejos.

Un día, mis líderes de las Mujeres Jóvenes nos enseñaron acerca de momentos especiales en los que realmente sientes el Espíritu y te sientes cerca de Dios. Ellas los llamaron “momentos celestiales”, una simple frase que fue fácil recordar. Yo sabía exactamente lo que era un “momento celestial”; lo había sentido antes, tal como cuando ves un pequeño destello o un vislumbre de lo que podría ser el Reino Celestial; ¡y he tenido muchos de esos momentos!

Después de que nuestras líderes nos presentaron la idea, salimos afuera. El sol brillaba a través de los árboles; cerramos los ojos. Sentí el sol en mi rostro al soplar una cálida brisa; los pájaros cantaban y los árboles se agitaban con el viento mientras disfrutábamos de las creaciones de Dios; ese fue un momento celestial.

Otra ocasión en que tuve un momento celestial fue después de que mi mejor amiga se bautizó. Al caminar de regreso a la capilla para el resto de las reuniones, ella me tomó de la mano y habló de lo lindo que era que fuésemos amigas y de que siempre lo seríamos, aun en las eternidades; nunca lo olvidaré. ¡Estaba tan emocionada, feliz y agradecida!

Más o menos un año después, ambas pudimos sentir ese gozo una vez más al estar de pie frente a la pila bautismal y ver a su madre entrar a las aguas del bautismo; realmente ahí se sentía amor.

Quizás el mejor lugar para tener esas experiencias sea dentro de la Casa del Señor. La primera vez que entré al templo, fui bendecida al asistir con mis padres y mi hermana; yo efectué el bautismo por mi bisabuela y sentí que ella estaba feliz.

Los momentos celestiales pueden ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento, mientras escuchamos música, durante la noche de hogar o en la escuela. ¡Recuerdo una noche de hogar donde nadie podía dejar de reírse! Ese fue uno de mis momentos favoritos.

Esos momentos celestiales han fortalecido mi testimonio y me han ayudado a tener un espíritu más agradecido; me han enseñado grandes lecciones. Pero más que nada, ¡me han hecho sentir feliz y entusiasmada por el Evangelio! Sé que si escojo vivir el Evangelio, toda la belleza, felicidad, paz y amor que siento en cada momento especial será algo que podré sentir siempre —en mayor medida— en el Reino Celestial.