2016
Comprender a los jóvenes a quienes enseña
Julio de 2016


Enseñar a la manera del Salvador

Comprender a los jóvenes a quienes enseña

El esforzarse por aprender acerca de los jóvenes a quienes enseña puede abrir la puerta a la conversión de ellos.

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Muchos jóvenes tienen un entusiasmo y una energía que pueden hacer que el enseñarles y asesorarlos sea un placer. Sin embargo, algunos también pueden hacer frente a dificultades a medida que crecen y maduran, desde adaptarse a los cambios de su cuerpo hasta el estrés de la escuela y las presiones culturales que tratan de disuadirlos de que vivan el Evangelio. Los jóvenes necesitan maestros que los entiendan y se preocupen por ellos; necesitan mentores que fomenten un ambiente seguro a fin de que aprendan y actúen conforme a lo que aprendan.

A continuación se encuentran algunas cosas que pueden ser útiles para saber acerca de los jóvenes a medida que usted planifica, se prepara y les enseña a la manera del Señor:

1. Los jóvenes desean y necesitan aprender la doctrina. En un mundo que se aleja cada vez más de las normas del Evangelio, los jóvenes tienen hambre de la verdad eterna; quieren que se les enseñe “de las cosas como realmente son, y de las cosas como realmente serán” (Jacob 4:13). Esas cosas se encuentran en la doctrina del Evangelio. Al enseñar, concéntrese en la doctrina que se encuentra en las Escrituras, en las enseñanzas de los profetas y apóstoles vivientes y en otros materiales oficiales de la Iglesia. Anime a los jóvenes a estudiar esos recursos por su propia cuenta. La doctrina tiene un efecto potente (véase Alma 31:5).

2. Los jóvenes están estableciendo su identidad. Ellos están tratando de averiguar quiénes son y quiénes quieren llegar a ser. Mientras se preparan para sus funciones futuras, tal vez se pregunten qué es lo que el Señor tiene planificado para ellos y si van a ser capaces de hacer todo lo que se espera de ellos. Como padre o maestro, usted puede inspirar confianza en el futuro y brindar orientación mientras se preparan para dicho futuro. Ayúdelos a acercarse más a Dios y a fundar su vida en las normas del Evangelio; enséñeles la importancia del templo y la función que ellos tienen en la edificación del Reino de Dios.

3. Los jóvenes saben cuando usted se interesa por ellos. A fin de que los jóvenes participen verdaderamente en el aprendizaje del Evangelio, necesitan saber que usted los ama y que está interesado en ellos como personas. Escúchelos; busque las características positivas que tienen y edifique sobre ellas. Exprese su confianza en ellos y proporcióneles la seguridad de que se les valora y se los necesita.

4. Los jóvenes tienen muchos intereses. Cada joven es una persona única; conozca cuáles son sus intereses, sus necesidades y sus retos personales. Para ello quizás sea necesario relacionarse con ellos fuera de las reuniones, las clases y las actividades regulares. Al llegar a conocerlos, por medio del Espíritu, obtendrá perspectivas e inspiración en cuanto a sus necesidades que pueden influir en la forma en que usted les enseña. A medida que los jóvenes perciban el interés verdadero que tiene por ellos, el corazón de ellos será más receptivo a lo que usted enseñe y a su testimonio.

5. Los jóvenes pueden encontrar respuestas a las preguntas que tienen. A los alumnos de todas las edades les gusta descubrir el conocimiento del Evangelio, pero eso es particularmente importante para los adolescentes a medida que establecen sus valores y sus creencias. Las lecciones del Evangelio tienen un impacto duradero cuando se aprenden —y se viven— a un nivel personal. En lugar de dar a los jóvenes las respuestas, usted puede utilizar métodos de enseñanza que los inspiren a encontrar sus propias respuestas; eso conducirá a una conversión más profunda, que es el objetivo máximo de toda la enseñanza del Evangelio.

6. Los jóvenes pueden enseñarse los unos a los otros. Los jóvenes están interesados en aportar ideas sobre lo que se enseña y les gusta compartir lo que saben. Por medio del ejemplo y de la instrucción que usted imparte, puede ayudarles a aprender a enseñar a la manera del Salvador. Para empezar, con su asesoramiento, podrían enseñar una porción de una lección o dirigir un análisis breve. A medida que adquieren experiencia y confianza, de vez en cuando podrían tener oportunidades para enseñar una lección entera. Cuando los jóvenes aprenden los unos de los otros, ayudan a fortalecerse mutuamente contra las presiones de aquellos que no comparten sus valores.

7. Los jóvenes están aprendiendo principios de liderazgo. Las presidencias de clase y de cuórum tienen el llamamiento sagrado de dirigir a sus compañeros, pero aun cuando hayan tenido experiencia de liderazgo, necesitarán la guía que usted les pueda brindar sobre la forma de llevar a cabo reuniones, de ayudar a otras personas a aprender y de ministrar. Otras oportunidades de liderazgo se pueden presentar en el hogar al dar a los jóvenes responsabilidades importantes.

8. Los jóvenes aprenden de los padres y de otros adultos que son sus modelos de conducta. Una parte importante de su responsabilidad como maestro es ayudar a fortalecer la relación entre los jóvenes, sus líderes y sus padres. Usted puede ayudar a los jóvenes a encontrar respuestas a muchas de sus preguntas, pero serán los padres y los líderes quienes responderán mejor a algunas de esas preguntas. Dirija a los jóvenes hacia sus padres y aliéntelos a fortalecer los lazos familiares. Comuníquese con regularidad con los padres acerca de lo que están estudiando en la clase y comparta los talentos, el progreso y las contribuciones positivas que observe en sus hijos e hijas. Pregunte qué puede hacer para ayudarlos a medida que ellos enseñan a sus hijos.

El ayudar a los jóvenes a convertirse requiere el esfuerzo combinado de los padres, los líderes, los asesores y los maestros, incluso de los maestros de Seminario. Juntos, podrán crear una experiencia de aprendizaje mucho más poderosa para los jóvenes de la que podrían lograr por separado.