2016
Prepararse… y hacer
Julio de 2016


Prepararse… y hacer

Prepararse y hacer la obra del Señor les cambiará la vida.

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Fui maestro de Seminario durante seis años; cada día nos reuníamos a las seis de la mañana en mi casa, en Puerto Rico. Era mucho trabajo preparar lecciones a diario, de lunes a viernes, pero lo disfrutaba y me ayudó a adquirir un amor mucho mayor por los jóvenes de la Iglesia.

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young man reading scriptures

Me di cuenta de que mucho de lo que los alumnos aprendían en Seminario dependía de su preparación. Así que, si quieren aprovechar al máximo una lección de Seminario, los invito a estudiarla de antemano y a meditar en ella de verdad. Vayan a clase con sed de conocimiento; como un niño pequeño, siempre con el deseo de aprender. Prepárense para participar y así poder enseñarse unos a otros; y vayan con preguntas. Otro joven, un pasaje de las Escritura que se lea o tal vez un comentario del maestro podrían dar respuesta a sus preguntas.

La mejor instrucción durante cualquier clase o reunión de la Iglesia tiene lugar cuando se va preparado y se reciben impresiones espirituales en forma de pensamientos. Anótenlos y luego pónganlos en práctica. Busquen más pasajes de las Escrituras, discursos de conferencias generales o artículos de las revistas de la Iglesia sobre esas ideas. Medítenlas en la mente y el corazón; y prepárense para servir, porque una vez que tengan esas verdades en su interior, el Señor se servirá de ustedes para ayudar a otras personas.

Tiempo después, cuando presté servicio como presidente de misión con mi esposa, me di cuenta de que Seminario es una gran preparación para el servicio misional. Con los años, he visto el poder maravilloso del Evangelio bendecir a los alumnos de Seminario que fueron fieles; aplicaron lo que se les enseñó en las lecciones a los retos significativos de la vida y los superaron, incluso algunos volvieron a la Iglesia tras un periodo de inactividad.

Ustedes son muy importantes para el Señor; lo son de verdad. El trabajo de los jóvenes consiste en prepararse para la obra misional y luego trabajar en la obra misional. Deben entender que el seguir haciendo la obra misional y preparándose impulsará y guiará su desarrollo futuro como misioneros del Señor. No necesitan una placa misional con su nombre para hacer la obra misional, ya que tienen el nombre de Jesucristo escrito en el corazón a causa de sus convenios.

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friends

Lo mismo se aplica a la obra de historia familiar y del templo. Por ejemplo, en el Área Caribe, donde presto servicio, las estacas que usan a los jóvenes como consultores de historia familiar tienen un porcentaje más elevado de miembros que encuentran nombres para la obra del templo y hacen la obra del templo. En una estaca hay veinte jóvenes que fueron llamados como consultores de historia familiar durante el año anterior a cumplir la edad de ir a la misión; y cuando visitan a los miembros en sus hogares para mostrarles cómo hacer la historia familiar, conversan con la gente por el camino y les hablan acerca de la historia familiar y del templo. ¡Eso es obra misional!

Espero que cuando ellos sirvan en misiones ya hayan sentido el Espíritu de manera poderosa; espero que sea en sus hogares, pero si no es ahí, de seguro cuando efectúen la obra misional y la obra de la historia familiar y del templo. Después, cuando lleguen al centro de capacitación misional, espero que ninguno me diga: “He sentido el Espíritu con más fuerza aquí que nunca”, pues debieran haber sentido Su influencia fuertemente aun antes de eso.

El Señor los ama. La visión de Él es que ustedes impulsen la obra misional y la obra de historia familiar y del templo. Ustedes poseen destrezas y conocimiento; si se preparan bien, pueden hacer esta obra y ella los bendecirá y les cambiará la vida.