2016
No importa quién seas
Julio de 2016


No importa quién seas

La autora vive en Utah, EE. UU.

“Oh no”, pensó Andi. “Ya que no estoy sellada a mi familia, ¿qué va a pasar?”

“Soy un hijo de Dios; Él me envió aquí” (Canciones para los niños, pág. 2).

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“Perfecto”, pensó Andi al mirarse brevemente en el espejo. Llevaba puesto su vestido rojo favorito. Siempre quería ir vestida de la mejor manera los domingos. Bajó corriendo para desayunar.

Andi estaba terminando de comer el último trozo de tostada cuando sonó la bocina del auto de los Reeder desde la calle. “¡Adiós, mamá! ¡Adiós, papá!”, dijo Andi mientras les daba un beso antes de salir corriendo por la puerta.

Aunque su mamá y su papá no eran miembros de la Iglesia, animaban a Andi a que fuera a la Iglesia cada semana. La familia Reeder la había llevado casi todos los domingos desde que se había bautizado y había sido confirmada. A Andi le gustaba que siempre la hacían sentir cómoda y querida.

Después de la reunión sacramental, era hora de ir a la Primaria. A Andi le encantaba estar en la clase de Valientes del hermano y la hermana Long; eran amables y sus lecciones siempre eran muy buenas.

“Hoy vamos a hablar en cuanto a los templos”, dijo la hermana Long. “¿Cuáles son algunas cosas que sabemos sobre los templos?”.

Andi sabía una respuesta: “Podemos hacer bautismos en el templo”. Estaba muy emocionada por eso, ya que todos los años las mujeres jóvenes de su barrio hacían un viaje al templo para hacer bautismos. ¡Dentro de poco, Andi también podría ir!

“Muy bien, Andi. ¿Qué más sabemos?”.

“Uno se puede casar en el templo”, dijo Allison, la amiga de Andi.

“Muy bien”, dijo la hermana Long. “¿Algo más?”.

“Las familias pueden estar juntas para siempre si se sellan en el templo”, añadió Allison.

“Entonces, mi familia no”, pensó Andi. “¡Mamá y papá no se han sellado en el templo!”. De pronto sintió calor en la cara y los ojos le empezaron a arder por las lágrimas.

“¿Estás bien, Andi?”, preguntó la hermana Long.

“Sí”, Andi aspiró, tratando de contener las lágrimas. Pero sintió que el corazón le latía fuertemente durante el resto de la lección.

Cuando la clase terminó, la hermana Long se sentó junto a Andi y le puso el brazo por encima de los hombros. “¿Qué ocurre?”, le preguntó.

“No estaré con mi mamá y mi papá para siempre”, dijo Andi. “Ellos no se han casado en el templo. ¿A quién perteneceré cuando me muera? ¿Me ama el Padre Celestial aunque mis padres no sean miembros?”.

La hermana Long miró a Andi directamente a los ojos. “No importa quién seas o si tu familia ha ido al templo o no, sigues siendo parte de la familia del Padre Celestial. puedes estar cerca de Él y ser un ejemplo para otras personas. Él siempre te amará, te guiará y te protegerá, pase lo que pase. Él quiere bendecirte a ti y a tu familia. Eres una hija de Dios, Andi”.

En ese momento, pareció que a Andi se le detuvo el corazón y los latidos fuertes cesaron. En vez de ello, la envolvió un sentimiento cálido. Ella supo que lo que su maestra había dicho era verdad.