2007
Convirtámonos en un instrumento en las manos de Dios llevando a la práctica la santidad
Julio de 2007


Mensaje de las maestras visitantes

Convirtámonos en un instrumento en las manos de Dios llevando a la práctica la santidad

Por medio de la oración, lea este mensaje y seleccione los pasajes de las Escrituras y las enseñanzas que satisfagan las necesidades de las hermanas a las que visite. Comparta sus experiencias y su testimonio e invite a las hermanas a las que enseñe a hacer lo mismo.

¿Cómo se lleva a la práctica la santidad?

Presidente James E. Faust, Segundo Consejero de la Primera Presidencia: “La santidad es la fortaleza del alma y proviene de la fe por medio de la obediencia a las leyes y ordenanzas de Dios. Él entonces purifica el corazón por la fe y éste queda limpio de todo lo que sea profano e indigno. Cuando se logra la santidad por conformarse a la voluntad de Dios, se sabe intuitivamente lo que es malo y lo que es bueno ante el Señor. En el silencio, la santidad nos habla animándonos a lo que es bueno y reprendiendo lo malo…

“…Entre otras razones, debemos ir al templo para salvaguardar nuestra propia santidad y la de nuestra familia.

“Además del templo, nuestro hogar debe ser, sin duda, otro lugar santo en la tierra…

“…Que el Señor bendiga a cada uno de nosotros en esta responsabilidad de ofrecer santidad al Señor permaneciendo en lugares santos. Ahí es donde encontraremos la protección espiritual que necesitamos para nosotros y para nuestra familia” (“Permanezcamos en lugares santos”, Liahona, mayo de 2005, págs. 62, 67–68).

Élder Dieter F. Uchtdorf, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Cultivar los atributos de Cristo en nuestra vida no es tarea fácil… la verificación ocurre cuando los atributos de Cristo tienen que hacerse evidentes en nuestra manera de vivir, ya sea como marido y mujer, como padre o madre, como hijo o hija, como amigos, en nuestro empleo, en nuestro negocio y en nuestros momentos de recreo. Entonces podemos reconocer nuestro progreso, y también lo reconocen los que nos rodean, cuando empezamos a aumentar nuestra capacidad de obrar cada vez más ‘con toda santidad ante [Él]’ (D. y C. 43:9)” (“Los atributos de Cristo: el viento que nos impulsa”, Liahona, noviembre de 2005, pág. 102).

¿Cómo puedo llevar a la práctica la santidad y ser un instrumento en las manos de Dios?

Kathleen H. Hughes, Primera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro: “¿Quién de nosotras no anhela ser apreciada, amparada, consolada e instruida en las cosas de Dios? ¿Cómo se hace eso realidad? Nada menos que con cada acto de bondad, con cada expresión de afecto, con cada gesto de consideración y con cada mano de ayuda. Pero mi mensaje no va dirigido a quienes reciben tales actos caritativos, sino a todas nosotras, las que debemos llevar a la práctica esa santidad todos los días. Para llegar a ser como Jesucristo, enseñó el profeta José, ‘deben ustedes ensanchar sus almas para con los demás’” (“Para que todas lleguemos a sentarnos juntas en el cielo”, Liahona, noviembre de 2005, pág. 110).

Bonnie D. Parkin, Presidenta General de la Sociedad de Socorro: “Los convenios, o las promesas que tienen validez entre nosotros y nuestro Padre Celestial, son esenciales para nuestro progreso eterno. Paso a paso, Él nos instruye para que seamos como Él al invitarnos a participar en Su obra. Cuando nos bautizamos, hacemos el convenio de amarle con todo nuestro corazón, y de amar a nuestros hermanos y hermanas como a nosotras mismas. En el templo hacemos convenios adicionales de ser obedientes, generosos, fieles, honorables y caritativos. Hacemos el convenio de hacer sacrificios y de consagrar todo lo que tenemos…

“El Señor nos ha llamado a hacer nuestras tareas con ‘santidad de corazón’ [D. y C. 46:7]. Y la santidad es el resultado del vivir los convenios… La santidad da lugar a las palabras: ‘Heme aquí, envíame’ ” (“Con santidad de corazón”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 103, 105).