2003
La bendición de seminario
agosto de 2003


La bendición de seminario

Cuando tenía 17 años, mi amiga July me invitó a ir a seminario en su barrio de Lima, Perú. Yo tenía un ligero interés en el Antiguo Testamento, por lo que accedí acompañarla.

La tía de mi amiga, le hermana Rosa de Arriaga, era la maestra de seminario y cada día comenzaba la clase pidiendo que alguien ofreciera la oración. Al seguir asistiendo, no sólo adquirí un mayor amor por las Escrituras, sino que aprendí a orar. Un día la hermana Rosa me pidió que ofreciera la oración; fue una experiencia increíble. Sentí calor en mi pecho y un sentimiento de calidez llenó todo mi cuerpo. Tenía ganas de llorar.

Un sábado decidí asistir a una conferencia de la juventud; allí conocí a muchos jóvenes y disfruté de la actividad. Cuando esa misma tarde aparecí en otra actividad con pantalones tejanos y zapatos deportivos, me sorprendió ver a todos con traje y corbata. Me sentí incómodo, pero uno de los hombres me sonrió y me invitó a pasar. Todo lo que se dijo en la reunión me resultó muy familiar.

Después me dirigí a la casa de la hermana Rosa para contarle lo sucedido, y ella me dijo con una sonrisa: “No podrás ir vestido así a la sesión del domingo”.

Al día siguiente fui a la reunión llevando corbata por primera vez en la vida. Me impresionó el orden de la reunión y lo amigables que se mostraron las personas. De nuevo volví a sentir aquel sentimiento cálido en el corazón, el cual se prolongó durante toda la reunión. Cuando el coro empezó a cantar, tuve deseos de llorar; se trataba de un sentimiento maravilloso que quería tener siempre conmigo.

Un mes después de mi primera clase de seminario, los misioneros de tiempo completo empezaron a enseñarme las charlas, y el 28 de abril de 1996 me bauticé en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Mi madre y mis hermanas se bautizaron seis meses después, y mi padre un mes después de ellas. El 31 de enero de 1998 toda nuestra familia se selló en el Templo de Lima, Perú.

Después serví como misionero en la Misión Perú Lima Norte, tras lo cual enseñé en el Centro de Capacitación Misional de Perú durante tres años. El llevar corbata (algo que antes parecía inusual) se convirtió en algo cotidiano.

Siempre estaré agradecido a mi amiga July y a mi maestra de seminario, la hermana Rosa, por el papel que desempeñaron para que mi familia y yo recibiéramos esta cadena de bendiciones.

Juan Miguel Aguirre Encarnación es miembro del Barrio Los Laureles, Estaca Chorrillos, Lima, Perú.