Cinco maneras de ser un pacificador

Por Charlotte Larcabal Speakman

Cuando piensas en un pacificador, ¿qué ves? ¿Te imaginas a ti mismo? ¡Deberías! Jesucristo nos pidió que seamos pacificadores (véase Mateo 5:9). Para ello, no hace falta luchar contra ejércitos ni ser un líder mundial. A continuación, te presentamos cinco maneras en las que puedes ser un pacificador aquí y ahora.

Escucha incluso cuando no estés de acuerdo. Cuando estés discutiendo con alguien, detente y escucha. Cuando alguien tenga una idea diferente, detente y escucha.

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Una niña con la mano en la oreja
Trata de entender cómo se sienten los demás. Cuanto más entiendas a una persona, más fácil será tratarla con amabilidad y tener una relación pacífica con ella.

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Una niña consolando a un niño
Practica resolver problemas. Muchas personas señalan los problemas. Los pacificadores ofrecen soluciones. Cuanto más practiques pensar en soluciones, mejor serás resolviendo problemas.

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Dos niños conversando
Opta por la paciencia. Piensa en la última vez que te sentiste impaciente. ¿Era una sensación de paz? Probablemente no. Cuando te sientas impaciente, respira hondo. Cuando eres paciente contigo mismo y con los demás, puedes sentir más paz.

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Una niña ayudando a un niño enojado a calmarse
Recuerda a Jesucristo. “Oren para tener el valor y la sabiduría para decir o hacer lo que Él diría o haría”, enseñó el presidente Nelson. “A medida que sigamos al Príncipe de Paz, nos convertiremos en Sus pacificadores”^*.

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Una niña orando

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Ilustraciones por Daniel Duncan