“Botellas de amor”, El Amigo, abril de 2024, págs. 40–41.
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Botellas de amor
Ayudé en un proyecto en la escuela en el que hicimos “botellas de amor”, que son botellas de plástico llenas de plásticos de un solo uso. Son artículos que se usan una vez y se desechan, como las bolsas de plástico. Cada familia hacía botellas de amor y las llevaba a la escuela. Las botellas se enviaban a una organización que las convertía en ladrillos de plástico. Los ladrillos se podrían utilizar a fin de construir bancas para parques y casas para personas necesitadas.
Me di cuenta de que mi familia utiliza mucho plástico a diario, lo cual es un verdadero problema medioambiental. Quería empezar a cuidar del medioambiente, pero no podía hacerlo sola, así que decidí pedir ayuda a los hermanos de la Iglesia. Hablé con mis líderes y el obispo del barrio. Me pidió que hablara sobre el proyecto en una reunión. Muchas personas se unieron al proyecto. ¡Después de unos meses, recolectamos más de cien botellas de amor!
El proyecto continúa en la actualidad. Cuando recolecto muchas botellas, voy con mi familia y mis amigos de la Primaria al lugar de entrega. Dejamos las botellas allí para que las conviertan en materiales de construcción.
Me gusta este proyecto. Me hace sentir que realmente puedo proteger este mundo que Dios creó para nosotros. Me ayuda a valorar y a respetar la naturaleza y los animales. Cuidar de la naturaleza es una manera de seguir al Salvador. También me gusta que sea una forma de ayudar a los demás.
A veces no es fácil dedicar tiempo a hacer las botellas de amor. Pero siento que podemos cambiar y optar por realizar pequeños y buenos actos a diario. También aprendí que, para hacer algo “grande”, necesitamos la ayuda de los demás. Podemos influir en otras personas y ayudarlas a unirse al cambio. Creo que esta es una parte importante del Evangelio de Jesucristo: cambiar, ayudar a los demás y hacer el bien en el mundo.