Autocompasión

Sea compasivo con usted mismo. Ser misionero es desafiante. Si siente que un día hizo un mal trabajo enseñando una lección o respondiendo a una pregunta, no se torture por eso. En su lugar, háblese a usted mismo como si fuera un amigo cercano o familiar que ama. Háblese a usted mismo con palabras amables. Reconozca que nadie está a la altura de la gloria de Dios y haga todo lo que pueda. Cuando se caiga, póngase de pie, sacúdase el polvo, aprenda de su experiencia y siga adelante.

Algunos desafíos requerirán que se estire y crezca. Estas experiencias pueden ser estresantes y difíciles, pero a medida que siga recurriendo al Señor y buscándolo, Él lo bendecirá y lo calificará para el trabajo.