“Un enfoque para manejar el estrés”, Bienestar de los misioneros: Control del estrés, 2023
Un enfoque para manejar el estrés
Un enfoque para manejar el estrés es identificar sus emociones, enfocarse en lo que puede influenciar y comenzar con pasos pequeños.
Identifique sus emociones
¿Cómo está?
Esta no es solo una pregunta para responder rápidamente. ¿Cómo está de verdad?
Autoexamínese. ¿Qué está sintiendo ahora mismo? ¿Qué palabra describe esa emoción?
Identificar o nombrar sus emociones puede ayudarlo a comprender y controlarlas de mejor manera. Las investigaciones han demostrado que, cuando puede expresar sus sentimientos en términos simples (“me siento triste” o “me siento frustrado”), las emociones negativas pueden sentirse menos intensas y más manejables.
Intente esto
Tómese un momento para autoexaminarse y note, sin juzgar, cualquier sentimiento, pensamiento y sensación. Cuando detecte algo, nómbrelo.
Luego diga: “Me siento ”.
Practique esta habilidad simple a menudo durante su misión para comprender mejor sus sentimientos y fuentes de estrés.
Céntrese en lo que puede influenciar
Después de descubrir lo que siente y de darle un nombre, trate de pensar en por qué está sintiendo esa emoción. Esto podría hacerlo pensar en varias cosas que están sucediendo en su vida en este momento, tales como las siguientes:
“La persona a la que le estábamos enseñando nos acaba de decir que ya no está interesada”.
“Simplemente no puedo aprender el idioma. Es muy confuso”.
“Tengo dificultades para hablar con las personas en la calle. Soy introvertido y me siento muy incómodo en este momento”.
Hay muchas cosas sobre las cuales no tiene influencia siendo misionero y eso puede dar miedo y ser estresante. A menudo, cuando nos encontramos en estas situaciones, nuestro instinto predeterminado es esforzarnos más para influenciar las cosas que no podemos influenciar. Esto casi siempre es una pérdida de energía y nos causa un estrés innecesario. Es crucial que identifique y se enfoque en lo que puede influenciar.
Pruebe la actividad “Céntrese en lo que puede influenciar” para identificar lo que puede influenciar, sobre qué cosas tiene un poco de influencia y lo que no puede influenciar.
Actividad: Céntrese en lo que puede influenciar
Haga una lista de las posibles razones para las emociones que identificó. Luego, clasifique estas razones en tres categorías diferentes:
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Cómo misionero, ¿sobre qué cosas tiene una influencia total? (Sus acciones, sus creencias, etc.)
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¿Sobre qué cosas tiene algo de influencia? (Su apartamento, su agenda, etc.)
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¿Sobre qué cosas no tiene influencia? (El clima, las decisiones de otras personas, etc.)
Revise los puntos mencionados en cada categoría y, luego, pruebe su evidencia para cada una. ¿Está seguro de que no tiene influencia sobre ciertas cosas? ¿Cómo lo sabe? ¿Está seguro de que tiene una influencia total sobre ciertas cosas? ¿Cómo lo sabe? Asegúrese de que cada punto se sostenga bajo un escrutinio crítico.
Ahora, tome los pasos siguientes:
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Comience con las cosas sobre las que tiene una influencia total. En las semanas siguientes, enfóquese en tomar acciones deliberadas en relación con estos temas. Influya en lo que de verdad pueda influir.
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Piense en los temas sobre los que tiene algo de influencia. ¿Hay cosas que podría hacer para aumentar su influencia sobre algunos de estos temas? ¿Hay cosas que podría hacer para disminuir su influencia? ¿Estos temas solo están bajo su influencia en ciertas condiciones? De ser así, ¿cuáles son esas condiciones? ¿Puede influir en estas condiciones? Por ahora, solo reflexione y piense sobre estos temas.
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Deje a un lado lo que no pueda influenciar. Tratar de influir en las cosas sobre las que no tiene influencia a menudo es una pérdida de tiempo y puede causar mucho estrés innecesario. Céntrese en las cosas que puede influenciar.
Comience con pasos pequeños
Ahora que tiene una lista de temas sobre los que puede influir, elija uno que cree que tendría un impacto positivo en su vida actual como misionero. Luego, comience de a poco. Piense en una cosa simple que podría hacer para mejorar esa área. Empiece con algo que solo tardaría unos pocos minutos en completar.
Establezca un tiempo para hacerlo. Idealmente, podrá acoplar cualquier nuevo comportamiento a un comportamiento que ya estaba haciendo de manera consistente día a día. Elija algo con lo que tendría sentido acoplarlo. Por ejemplo, si está tratando de mejorar su relación con su compañero, podría hacer un acto de servicio de 5 minutos por él justo después de su oración personal en la mañana.