“8 – 14 septiembre: ‘Quedaos tranquilos y sabed que yo soy Dios’: Doctrina y Convenios 98–101”, Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: Doctrina y Convenios 2025, 2025
“Doctrina y Convenios 98–101”, Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: 2025
C. C. A. Christensen (1831–1912), Se expulsa a los santos del condado de Jackson, Misuri, alrededor de 1878, témpera sobre muselina, 196 x 287 cm (77 ¼ x 113 pulgadas). Museo de Arte de la Universidad Brigham Young, donación de los nietos de C. C. A. Christensen, 1970.
8 – 14 septiembre: “Quedaos tranquilos y sabed que yo soy Dios”
Doctrina y Convenios 98–101
Para los santos de la década de 1830, Independence, Misuri, era literalmente la tierra prometida. Era “el lugar central” de Sion (Doctrina y Convenios 57:3) —la ciudad de Dios en la tierra—, y el recogimiento de los santos allí era un emocionante preludio de la Segunda Venida. Sin embargo, sus vecinos de la región veían las cosas de manera diferente. Se oponían a la afirmación de que Dios había dado la tierra a los santos, y les incomodaban las consecuencias políticas, económicas y sociales de que tantas personas desconocidas se trasladaran allí tan rápidamente. El malestar pronto se convirtió en persecución y violencia. En 1833, la oficina de la imprenta de la Iglesia fue destruida, y los santos fueron forzados a abandonar sus hogares.
José Smith estaba en Kirtland, a unos 1300 kilómetros de distancia, y las noticias tardaron dos semanas en llegarle. No obstante, el Señor sabía lo que estaba sucediendo, y reveló a Su profeta principios de paz y aliento que consolarían a los santos: principios que también pueden ayudarnos cuando afrontamos persecución, cuando nuestros deseos justos no se cumplen o cuando necesitamos un recordatorio de que nuestras aflicciones diarias, con el tiempo, de alguna manera, “obrarán juntamente para [n]uestro bien” (Doctrina y Convenios 98:3).
Véanse Santos, tomo I, págs. 174–197; “En espera de la palabra del Señor”, en Revelaciones en contexto, págs. 209–215.
Ideas para aprender en el hogar y en la Iglesia
Doctrina y Convenios 98:1–3, 11–14, 22; 101:1–16, 22–31, 36
Mis pruebas pueden obrar juntamente para mi bien.
Algunos de los desafíos que enfrentamos en la vida son causados por nuestras propias decisiones, mientras que otros son causados por las decisiones de los demás. Y, en ocasiones, simplemente suceden cosas que son parte de la vida terrenal. Independientemente de la causa, la adversidad puede contribuir a que se cumplan propósitos divinos cuando acudimos a Dios.
Así fue para los santos de Misuri en 1833 y lo es para nosotros en la actualidad. Mientras lees lo que el Señor dijo a los santos en Doctrina y Convenios 98 y 101, reflexiona sobre cómo se aplica Su mensaje a las diversas pruebas o dificultades que puedas enfrentar. A continuación, se presentan algunas preguntas y recursos que te ayudarán.
Si una prueba es resultado de:
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Decisiones personales: ¿Qué consejos y promesas encuentras en Doctrina y Convenios 98:11–12; 101:1–9? ¿Qué aprendes en esos versículos sobre el Padre Celestial y Jesucristo? ¿Qué crees que Dios quiere que hagas?
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Las decisiones de otras personas: ¿Qué consuelo encuentras en Doctrina y Convenios 98:1–3, 22; 101:10–16, 22? ¿Cómo quiere el Señor que reaccionemos ante el abuso, la intimidación o la violencia? (Véanse Ayuda para la vida, “Abuso o maltrato”, Biblioteca del Evangelio; Temas y preguntas, “Abuso o maltrato”, Biblioteca del Evangelio). ¿Qué enseñan esos versículos sobre cómo depositar tu confianza en el Señor?
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Las dificultades de la vida terrenal: ¿Qué perspectiva obtienes de Doctrina y Convenios 98:1–3; 101:22–31, 36? ¿Qué estás aprendiendo de tus pruebas? ¿Qué estás haciendo para invitar a Dios a que te ayude? ¿Cómo te está ayudando Él?
Para aprender más acerca de cómo Dios puede hacer que “todas las cosas con que habéis sido afligidos obr[e]n juntamente para vuestro bien” (Doctrina y Convenios 98:3), considera estudiar el mensaje del élder Anthony D. Perkins “Acuérdate de tus santos que sufren, oh Dios nuestro” (Liahona, noviembre de 2021, págs. 103–105). Podrías buscar en su mensaje un pasaje que te ayude a comprender cómo el Salvador te invita a ver tus desafíos. ¿De qué manera tus pruebas han obrado juntamente para tu bien o han logrado los propósitos de Dios?
Véanse también Romanos 8:28; 2 Nefi 2:2; Doctrina y Convenios 90:24; D. Todd Christofferson, “A Sión venid”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 37–40; “Trial of Adversity”, “Sentir el amor y la bondad del Señor en las pruebas”, “The Refiner‘s Fire” [El fuego purificador] (videos), LaIglesiadeJesucristo.org.
Todas las cosas obrarán juntamente para bien
La prueba de la adversidad
Sentir el amor y la bondad del Señor en las pruebas
The Refiner's Fire
El Señor desea que busque paz a Su manera.
El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Los seguidores de Jesucristo deben dar el ejemplo para que todo el mundo lo siga. Les ruego que hagan todo lo que puedan por poner fin a los conflictos personales que actualmente se desatan en su corazón y en su vida” (“El poder del ímpetu espiritual”, Liahona, mayo de 2022, pág. 97).
Aun cuando no todo lo que se encuentra en Doctrina y Convenios 98:23–48 se aplicará a tus interacciones personales con los demás, ¿qué principios encuentras que puedan guiarte para poner fin a los conflictos personales en tu vida? Podrías encontrar verdades adicionales en un himno que hable de la paz o el perdón, tal como “Nuestra mente se refleja” (Himnos, nro. 178).
Detalle de Cristo y el principal joven rico, por Heinrich Hofmann
El Señor cuida de las personas que le sirven.
Las revelaciones de las secciones 99 y 100 se dieron a personas que tenían importantes responsabilidades en la Iglesia, pero que también estaban preocupadas por sus familias. ¿Qué encuentras en esas revelaciones que podría haberlas ayudado? ¿Qué mensaje tiene el Señor para ti en esas revelaciones?
Véanse también “Las misiones de John Murdock en Misuri” en “‘Abandono cualquier otro asunto’: Los primeros misioneros” y “Una misión a Canadá”, en Revelaciones en contexto, págs. 92–94, 216–221.
Doctrina y Convenios 101:43–65
Seguir el consejo de Dios me ayuda a mantenerme a salvo.
En la parábola que se encuentra en Doctrina y Convenios 101:43–62, se explica por qué el Señor permitió que los santos fueran expulsados de Sion. Al leer esos versículos, ¿ves alguna semejanza entre tú y los siervos de la parábola? ¿Cómo le demuestras a Dios que estás “dispuest[o] a dejar[t]e guiar de una manera recta y propia para [t]u salvación”? (Véanse los versículos 63–65).
Dramatizar relatos o parábolas. A veces es más fácil aprender de las historias y parábolas de las Escrituras y sentirnos identificados con ellas cuando nos ponemos en el lugar de las personas que se describen en ellas. Si estás enseñando Doctrina y Convenios 101:43–62, podrías invitar a las personas que enseñas a dramatizar la parábola mientras alguien la lee en voz alta. ¿Qué reflexiones obtienes al ver actuadas las palabras?
Para obtener más ideas, consulta los ejemplares de este mes de las revistas Liahona y Para la Fortaleza de la Juventud.
Personas, Lugares, Acontecimientos
Ideas para enseñar a los niños
Jesucristo puede convertir mis pruebas en bendiciones.
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Podrías comenzar un análisis preguntando a los niños sobre algunos de los desafíos que enfrentan los niños de su edad. Luego, podrían leer juntos Doctrina y Convenios 98:1–3 y hablar sobre cómo Jesucristo puede convertir las pruebas en bendiciones. Podrías compartir con ellos ejemplos de cómo Él ha convertido tus pruebas en bendiciones.
14:14Todas las cosas para nuestro bien
El Salvador me ayuda a perdonar.
Nota: A medida que enseñes a los niños sobre la importancia del perdón, asegúrate de que también comprendan que, si alguien los lastima, siempre deben decírselo a una persona adulta en quien confíen.
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Los capítulos 34 y 35 de Relatos de Doctrina y Convenios (págs. 128–134) podrían ayudarte a enseñar cómo fueron tratados los santos en Misuri en 1833. Los niños y tú podrían hablar de cómo se habrán sentido esos santos. Luego, podrían leer juntos Doctrina y Convenios 98:23, 39–40 para averiguar lo que el Señor deseaba que hicieran. Los niños y tú podrían hablar de ocasiones en que hayan necesitado perdonar a alguien y cómo los ayudó el Salvador.
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También podrías mostrar a los niños ilustraciones de una cara feliz y una triste. Habla sobre situaciones en que alguien actúe con poca amabilidad y sugiere formas de reaccionar. Ayúdalos a elegir si cada reacción los pondría felices o tristes señalando la cara correspondiente. ¿Por qué desea Jesús que perdonemos a las personas, aun a aquellas que no son amables con nosotros?
Chapter 34: God Warns the People of Zion: July–August 1833
Chapter 35: The Saints Leave Jackson County, Missouri: September–December 1833
Doctrina y Convenios 101:16, 23–32
Jesucristo me puede brindar paz.
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Después de leer Doctrina y Convenios 101:16, ayuda a los niños a reconocer los sentimientos de paz que nos embargan al estar tranquilos y pensar en Jesús; por ejemplo, cada vez que oramos o participamos de la Santa Cena. También podrían entonar juntos una canción sobre la reverencia, como “Con quietud” (Canciones para los niños, pág. 11). ¿Cómo podemos sentir Su paz en nuestro hogar?
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Es posible que a los niños les interese saber cómo será la vida cuando Jesucristo venga de nuevo. Lean juntos Doctrina y Convenios 101:23–32 y hablen sobre las cosas que encuentren en esos versículos y que nos traerán gozo cuando Él venga. ¿Por qué ayuda el saber de esas cosas cuando estamos pasando por dificultades?
Jesucristo traerá paz y gozo cuando venga de nuevo.
Para obtener más ideas, consulta el ejemplar de este mes de la revista El Amigo.