Conferencia General
Dios los conoce y los ama
Conferencia General de octubre de 2023


Dios los conoce y los ama

En el plan de felicidad de Dios, ustedes son lo importante. Ustedes son Sus hijos preciados y son de inmenso valor.

Hace seis años, nuestra familia viajaba de noche justo a las afueras de la ciudad de Oxford. Como sucede a menudo con los niños pequeños, necesitamos parar y lo hicimos en una estación de servicio con muchas tiendas y restaurantes. Salimos del auto de manera ordenada, fuimos a la estación y volvimos a entrar, reanudando el viaje.

Quince minutos después, nuestro hijo mayor hizo una pregunta importante: “¿Dónde está Jasper?”. Jasper se sienta solo en la parte trasera del auto. Supusimos que se habría quedado dormido, que se habría escondido o que nos estaba haciendo una broma.

Cuando su hermano inspeccionó mejor el asiento trasero, descubrimos que nuestro hijo de cinco años no estaba. El corazón nos dio un vuelco. Al regresar a la estación de servicio, rogamos al Padre Celestial que Jasper estuviera a salvo. Llamamos a la policía y les informamos de la situación.

Cuando llegamos, más de cuarenta minutos después y llenos de preocupación, había en el estacionamiento dos vehículos de la policía con las luces parpadeando. Dentro de uno de ellos estaba Jasper, jugando con los botones. Nunca olvidaré el gozo que sentimos al reunirnos de nuevo con él.

Muchas de las enseñanzas de las parábolas del Salvador hablan de reunir, restaurar o esforzarse por encontrar lo que ha sido esparcido o se ha perdido. Entre ellas están las parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida o el hijo pródigo1.

Al repasar en mi mente el incidente con Jasper a lo largo de los años, he reflexionado en la identidad divina y en la importancia de los hijos de Dios, el poder redentor de Jesucristo y el amor perfecto de un Padre Celestial que nos conoce a ustedes y a mí. Hoy espero dar testimonio de estas verdades.

I. Hijos de Dios

La vida no es fácil. Muchas personas se sienten abrumadas, solas, aisladas o exhaustas. Cuando las cosas se ponen difíciles, tal vez sintamos que estamos perdidos o que nos hemos quedado atrás. El saber que todos somos hijos de Dios y miembros de Su familia eterna restaurará nuestro sentido de pertenencia y propósito2.

El presidente M. Russell Ballard enseñó: “Hay una identidad importante que todos compartimos ahora y por siempre. […] Que ustedes son y siempre han sido hijos o hijas de Dios. […] El comprender esa verdad —comprenderla y aceptarla de verdad— es algo que cambia la vida”3.

No malinterpreten ni subestimen lo importantes que son para su Padre Celestial. Ustedes no son un derivado accidental de la naturaleza, un huérfano cósmico ni el resultado de materia más tiempo más oportunidad. Donde hay un diseño, hay un diseñador.

Su vida tiene significado y propósito. La restauración continua del Evangelio de Jesucristo aporta luz y entendimiento con respecto a su identidad divina. Cada uno de ustedes es un hijo amado del Padre Celestial. Son el tema de todas esas parábolas y enseñanzas. Dios los ama tanto que envió a Su Hijo para sanarlos, rescatarlos y redimirlos4.

Jesucristo reconocía la naturaleza divina y el valor eterno de cada persona5. Él explicó que los dos grandes mandamientos de amar a Dios y amar a nuestro prójimo son el cimiento de todos los mandamientos de Dios6. Una de nuestras responsabilidades divinas es cuidar de los necesitados7. Por eso, como discípulos de Jesucristo, “lleva[mos] las cargas los unos de los otros […]; llora[mos] con los que lloran; […] y […] consola[mos] a los que necesitan de consuelo”8.

La religión no solo tiene que ver con nuestra relación con Dios, sino también con la que tenemos unos con otros. El élder Jeffrey R. Holland explicó que la palabra religión proviene del latín religare, que significa “unir” o, más literalmente, “volver a unir”. Así pues, “la verdadera religión es el lazo que nos une a Dios y los unos a los otros”9.

En verdad importa el modo en que nos tratamos los unos a los otros. El presidente Russell M. Nelson nos ha enseñado: “El mensaje del Salvador es claro: Sus verdaderos discípulos edifican, elevan, alientan, persuaden e inspiran”10. Esto es aún más importante cuando nuestros compañeros de viaje se sienten perdidos, solos, olvidados o apartados.

No hay que mirar muy lejos para encontrar personas que sufren. Podemos comenzar por ayudar a alguien de nuestra familia, congregación o comunidad. También podemos tratar de aliviar el sufrimiento de los 700 millones de personas que viven en la pobreza extrema11, o el de los 100 millones que han sido desplazados forzosamente debido a la persecución, el conflicto o la violencia basada en la identidad12. Jesucristo es el ejemplo perfecto de cómo cuidar de los necesitados: al hambriento, al extranjero, al enfermo, al pobre o al encarcelado. Su obra es nuestra obra.

El élder Gerrit W. Gong enseña que “a menudo encontramos juntos nuestro trayecto hacia Dios”13. Por ello, nuestros barrios deben ser un refugio para todos los hijos de Dios. ¿Asistimos de manera pasiva a la iglesia o creamos activamente comunidades cuyo propósito sea adorar, recordar a Cristo y ministrarnos unos a otros?14. Podemos seguir el consejo del presidente Nelson de juzgar menos, amar más y extender el amor puro de Jesucristo mediante nuestras palabras y nuestros hechos15.

II. El poder redentor de Jesucristo

La Expiación de Jesucristo es la expresión suprema del amor de nuestro Padre Celestial por Sus hijos16. La palabra expiación en inglés describe el hecho de reunir a aquellos que se han apartado o separado.

La misión de nuestro Salvador era proveer tanto la manera de regresar al Padre Celestial como la ayuda durante el camino. El Salvador sabe, por experiencia propia, cómo apoyarnos en los desafíos de la vida17. No les quepa duda, Cristo es quien nos rescata y sana nuestras almas.

Conforme ejercemos la fe, Él nos ayuda a seguir adelante en medio de la adversidad, y sigue extendiéndonos Su amorosa y misericordiosa invitación:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

“Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, […] y hallaréis descanso para vuestras almas”18.

La metáfora del yugo es poderosa. Como explicó el presidente Howard W. Hunter: “El yugo era un implemento […] [que] permitía que la fuerza de otro animal se uniera a la del primero para compartir y reducir el trabajo del arado o de la carreta. Una carga que era abrumadora y tal vez imposible de llevar para un buey podían llevarla dos en forma pareja y confortable si estaban atados a un mismo yugo”19.

El presidente Nelson enseñó: “Venimos a Cristo para llevar Su yugo con Él y con Su poder, para no tirar de las cargas de la vida nosotros solos. […] Tiramos de esas cargas llevando el yugo con el Salvador y Redentor del mundo20.

¿Cómo nos uncimos o sujetamos al Salvador? El élder David A. Bednar explica:

“El hacer y guardar convenios sagrados nos ata al Señor Jesucristo y al yugo junto con Él. En esencia, el Salvador nos está invitando a depender de Él y a tirar de la carga junto con Él […].

“No estamos solos ni es necesario que lo estemos nunca”21.

A quienes se sientan cargados, perdidos o confundidos, les digo: no tienen que hacer esto solos22. Mediante la Expiación de Jesucristo y Sus ordenanzas, ustedes pueden llevar Su yugo o unirse a Él. Con amor, Él les dará la fortaleza y la sanación que necesitan para afrontar el camino que les aguarda. Él sigue siendo el refugio para nuestras tormentas23.

III. El amor del Padre Celestial

Que conste que Jasper es ingenioso, cariñoso, inteligente y muy revoltoso, pero la clave del relato es que es mío: es mi hijo y lo amo más de lo que él se pueda imaginar. Si un padre imperfecto y terrenal siente eso por su hijo, ¿se imaginan lo que siente un Padre Celestial perfecto, glorificado y amoroso por ustedes?

A mis queridos amigos de la nueva generación, la generación Z y la generación Alfa: sepan por favor que la fe requiere trabajo24. Vivimos en una época en la que muchos solo creen lo que pueden ver. La fe puede ser un desafío y requiere tomar decisiones. Pero las oraciones reciben respuesta25 y las respuestas se pueden sentir26. Algunas de las cosas más reales de la vida no se ven: se sienten, se saben, se experimentan y también son reales.

Jesucristo desea que conozcan a su Padre Celestial y entablen una relación con Él27. Él enseñó: “¿Qué hombre entre vosotros, teniendo un hijo que esté fuera y le diga: Padre, abre tu casa para que yo entre y cene contigo, no le dirá: Entra, hijo mío, porque lo mío es tuyo, y lo tuyo es mío?”28. ¿Se les ocurre una imagen de Dios, el Padre Eterno, más personal y amorosa?

Ustedes son hijos Suyos. Si se sienten perdidos, si tienen preguntas o falta de sabiduría, si sufren por sus circunstancias o lidian con la disonancia espiritual, acudan a Él. Oren a Él para que les dé consuelo, amor, respuestas y dirección. Lo que sea que necesiten, y estén donde estén, derramen su corazón a su Padre Celestial. Tal vez quieran seguir la invitación del presidente Nelson y pedirle “que les diga si realmente está allí, si realmente los conoce. Pregúntenle qué siente Él por ustedes y luego, escuchen”29.

Queridos hermanos y hermanas:

  • Conozcan a su Padre Celestial. Él es perfecto y está lleno de amor.

  • Sepan quién es Jesucristo30. Él es nuestro Salvador y Redentor. Únanse a Él y unan a sus seres queridos a Él.

  • Sepan quiénes son ustedes y conozcan su verdadera identidad divina. En el plan de felicidad de Dios, ustedes son lo importante. Ustedes son Sus hijos preciados y son de inmenso valor. Él los conoce y los ama.

Testifico de estas verdades sencillas, pero fundamentales. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Véase Lucas 15:4–32.

  2. Véase Predicad Mi Evangelio: Una guía para compartir el Evangelio de Jesucristo, 2023, pág. 1.

  3. M. Russell Ballard, “Children of Heavenly Father”, devocional pronunciado en la Universidad Brigham Young, 3 de marzo de 2020, pág. 2, speeches.byu.edu.

  4. Véanse Juan 3:16; Mosíah 15:1; 3 Nefi 17:6–10.

  5. Véase Predicad Mi Evangelio, capítulo 3.

  6. Véase Mateo 22:36–40.

  7. Véase Manual General: Servir en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1.2, Biblioteca del Evangelio.

  8. Mosíah 18:8, 9.

  9. Jeffrey R. Holland, “Religion: Bound by Loving Ties”, devocional de la Universidad Brigham Young, 16 de agosto de 2016, pág. 2, speeches.byu.edu.

  10. Véase Russell M. Nelson, “Se necesitan pacificadores”, Liahona, mayo de 2023, pág. 99.

  11. “El número de personas en extrema pobreza subió 70 millones, alcanzando más de 700 millones de personas” (“Poverty”, 30 de noviembre de 2022, Banco Mundial, worldbank.org).

  12. “Más de 100 millones de personas están desplazadas forzosamente” (“Refugee Data Finder”, 23 de mayo de 2022, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados [ACNUR], unhcr.org).

  13. Gerrit W. Gong, “Lugar en el mesón”, Liahona, mayo de 2021, pág. 25.

  14. Véase Manual General, 1.3.7, Biblioteca del Evangelio.

  15. Véase Russell M. Nelson, “Se necesitan pacificadores”, págs. 98–101.

  16. Véase Juan 3:16.

  17. Véanse Alma 7:11–12; Doctrina y Convenios 122:8.

  18. Mateo 11:28–29.

  19. Howard W. Hunter, “Venid a mí”, Liahona, enero de 1991, pág. 20.

  20. The Mission and Ministry of the Savior: A Discussion with Elder Russell M. Nelson”, Ensign, junio de 2005, pág. 18.

  21. David A. Bednar, “Soportar sus cargas con facilidad”, Liahona, mayo de 2014, pág. 88.

  22. La presidenta Camille Johnson dijo: “Hermanos y hermanas, no puedo hacerlo sola; no tengo que hacerlo y no lo haré. Al optar por unirme a mi Salvador Jesucristo por medio de los convenios que he hecho con Dios, ‘todo lo puedo en Cristo que me fortalece’ [Filipenses 4:13]” (“Jesucristo es [nuestro] socorro”, Liahona, mayo de 2023).

  23. Véase Salmo 62:6–8.

  24. Véase Santiago 2:17.

  25. Véanse Mateo 7:7–8; Santiago 1:5.

  26. “Es el Consolador [el Espíritu Santo] (Juan 14:26). Así como la dulce voz de un padre amoroso puede calmar el llanto de un niño, los susurros del Espíritu pueden aplacar nuestros miedos, acallar las constantes inquietudes de nuestra vida y consolarnos en la aflicción. El Espíritu Santo nos puede llenar ‘de esperanza y de amor perfecto’ y nos enseña ‘las cosas apacibles del reino’ (Moroni 8:26; Doctrina y Convenios 36:2)” (Temas y preguntas, “Espiritu Santo”, Biblioteca del Evangelio).

    “El Espíritu Santo ‘da testimonio del Padre y del Hijo’ (2 Nefi 31:18). Podemos recibir un testimonio seguro del Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo únicamente mediante el poder del Espíritu Santo.

    “El Espíritu Santo testifica de la verdad, y es mediante Su poder que podemos ‘conocer la verdad de todas las cosas’ (Moroni 10:5)” (“El Espíritu Santo testifica de la verdad”, Liahona, marzo de 2010, págs. 14, 15).

    “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el que procede del Padre, él dará testimonio de mí” (Juan 15:26).

  27. Véanse Juan 14:6–7; 17:3.

  28. Traducción de José Smith, Mateo 7:17 (en el apéndice de la Biblia).

  29. Russell M. Nelson, “Ven, sígueme”, Liahona, mayo de 2019, pág. 90.

  30. Véase Marcos 8:27–29.