Llamamientos misionales
Capítulo 3: Estudie y enseñe el Evangelio de Jesucristo


“Capítulo 3: Estudie y enseñe el Evangelio de Jesucristo”, Predicad Mi Evangelio: Una guía para compartir el Evangelio de Jesucristo, 2023

“Estudie y enseñe el Evangelio de Jesucristo”, Predicad Mi Evangelio

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The Baptism of Christ [El bautismo de Cristo], por Joseph Brickey

Capítulo 3

Estudie y enseñe el Evangelio de Jesucristo

Las lecciones de este capítulo contienen la doctrina, los principios y los mandamientos esenciales del Evangelio de Jesucristo. Estas lecciones son lo que los profetas y apóstoles vivientes han indicado que usted debe aprender y enseñar. Se ofrecen aquí para que usted pueda ayudar a los demás a entender claramente la doctrina de Cristo.

La primera sección de este capítulo es la invitación bautismal. El resto del capítulo consta de las siguientes cuatro lecciones:

Estudie los pasajes de las Escrituras y atesore la doctrina en cada lección. Conforme lo haga, el Espíritu dará testimonio de las verdades que estudie. Él le ayudará a saber qué decir y qué hacer para que ayude a otras personas a recibir un testimonio de la verdad (véase Doctrina y Convenios 84:85).

Las personas llegarán a conocer al Salvador más plenamente a medida que hagan lo que Él las ha invitado a hacer. Extienda invitaciones en cada lección y ayude a las personas a cumplir sus compromisos. Conforme las personas cumplan sus compromisos, comenzarán a vivir el Evangelio de Jesucristo y a prepararse para hacer convenios con Dios.

Enseñe todas las lecciones antes y después del bautismo. Los misioneros de tiempo completo toman la iniciativa de la enseñanza de las lecciones en ambas ocasiones. Los misioneros de barrio u otros miembros participan cuando sea posible. Véanse los capítulos 1013 para obtener más información en cuanto a cómo incluir a los miembros en la enseñanza.

Prepárese para enseñar

En su preparación para enseñar, revise la información de cada persona en la aplicación Predicad Mi Evangelio. Elabore un plan para la lección que se ajuste a las necesidades de la persona. Considere lo que ella debe saber y sentir durante la visita. El Espíritu magnificará sus esfuerzos conforme usted dedique tiempo a prepararse y planificar.

A continuación figuran algunas preguntas para que usted y su compañero las consideren con espíritu de oración a medida que se preparen para enseñar.

  • ¿Qué invitación extenderemos para ayudar a la persona a edificar su fe en Cristo y hacer progresos? Las invitaciones son la manera de ayudar a las personas a arrepentirse y experimentar el “poder del Redentor” (Helamán 5:11). Tengan en cuenta el progreso, la situación y las necesidades de la persona, y luego incluyan una o más invitaciones en su plan para la lección.

  • ¿Qué doctrina o principios ayudarán a la persona a cumplir el compromiso que le hemos invitado a hacer? Determinen con espíritu de oración qué doctrina y principios ayudarán a las personas a entender por qué es importante para ellos y para el Señor que ellos cumplan su compromiso.

  • ¿De qué manera ayudaremos a la persona a aprender la doctrina? A fin de prepararse para enseñar la doctrina, organicen y resuman lo que enseñarán valiéndose de las lecciones 1–4. Seleccionen preguntas, pasajes de las Escrituras, ejemplos y recursos multimedia apropiados que contribuyan a que la persona entienda lo que le enseñen. Véase el capítulo 10 para obtener información sobre cómo mejorar su enseñanza.

  • ¿Qué bendiciones ha prometido Dios por aceptar y cumplir los compromisos? A medida que estudien la doctrina, identifiquen las bendiciones que Dios promete. Al estar enseñando, prometan bendiciones y den testimonio de ellas.

  • ¿Qué miembros podrían participar? En la reunión de coordinación semanal, determinen qué miembros podrían ayudarles a enseñar y apoyar a la persona. Antes de la lección, hablen sobre cuál será la participación de ellos. Véase el capítulo 10.

  • ¿Qué podemos hacer para ayudar a las personas a cumplir sus compromisos después de que nosotros nos hayamos ido? A fin de hacer un seguimiento, hagan un contacto breve diariamente para ayudar a las personas a cumplir sus compromisos. Busquen maneras de incluir a los miembros en la labor de ayudar a aquellos a quienes enseñan a cumplir sus compromisos. El contacto podría consistir en leer un capítulo del Libro de Mormón o de otro libro de Escrituras. Si alguien no está cumpliendo un compromiso anterior, podría ser mejor ayudarle con eso antes de invitarle a hacer otro compromiso. Véase el capítulo 11.

  • ¿De qué manera podemos ayudarle mejor la próxima vez? Después de toda situación de enseñanza, evalúen la experiencia de las personas a las que estén enseñando. ¿Está creciendo la fe de ellos en Cristo? ¿Están sintiendo el Espíritu? ¿Se están arrepintiendo y hacen y cumplen compromisos? ¿Están ellos orando, estudiando el Libro de Mormón y asistiendo a la Iglesia? Hagan planes para ayudarles.

Enseñe lo que le dicte el corazón de acuerdo con la guía del Espíritu

Dirigiéndose a todos los élderes y las hermanas, la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles declararon:

“Nuestro objetivo es enseñar el mensaje del Evangelio restaurado de tal modo que se permita que el Espíritu dirija tanto a los misioneros como a las personas que estén recibiendo la enseñanza. Es esencial aprender los conceptos de las [lecciones], pero estas no se deben enseñar mediante una presentación memorizada. El misionero deberá ser libre de utilizar sus propias palabras, según se lo indique el Espíritu. No deberá hacer una recitación memorizada, sino que deberá hablar de lo que le salga del corazón con sus propias palabras. Podrá desviarse del orden de las lecciones, impartiendo lo que se sienta inspirado a presentar, de acuerdo con el interés y las necesidades de [la persona]. Basándose en sus propias convicciones y en sus propias palabras, deberá dar testimonio de la veracidad de sus enseñanzas”.

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Unos misioneros saludando a un hombre

Enseñe e invite de conformidad con las necesidades individuales

Usted tiene la flexibilidad de enseñar las lecciones de cualquier manera que ayude a las personas a estar completamente preparadas para el bautismo y la confirmación. Lo mejor es permitir que las necesidades de la persona a quien esté enseñando y la guía del Espíritu determinen qué lección enseñar, cuándo enseñarla y cuánto tiempo dedicarle. Por ejemplo, cuando enseñe a personas que no sean de procedencia cristiana, podría comenzar ayudándoles a desarrollar una mayor conexión con el Padre Celestial y un entendimiento de Su plan (véase “Enseñar a personas que no sean de procedencia cristiana”, en el capítulo 10).

Permita que el Espíritu le guíe en relación a qué invitaciones extender y cuándo extenderlas. La invitación correcta en el momento oportuno puede impulsar a las personas a hacer cosas que edificarán su fe. Esos actos pueden llevar a un potente cambio en el corazón (véanse Mosíah 5:2; Alma 5:12–14).

Enseñe lecciones que sean sencillas, claras y breves. Por lo general, una visita para enseñar no debe tomar más de 30 minutos, y se puede enseñar a una persona incluso en 5 minutos.

Normalmente será necesario reunirse en varias ocasiones para enseñar los principios de una lección. La gente suele entender mejor su mensaje si da lecciones cortas, enseña con frecuencia y enseña pequeñas porciones de material.

Estudio de las Escrituras

¿Qué se le indica que enseñe?

¿Por qué es importante estudiar la doctrina de las lecciones?