Conferencia General
Jesucristo es la fortaleza de los padres
Conferencia General de abril de 2023


Jesucristo es la fortaleza de los padres

Ayuden a sus hijos a edificar la fe en Jesucristo, a amar Su evangelio y Su Iglesia y a prepararse para toda una vida de decisiones correctas.

Había una vez un padre que estaba por salir a una reunión de obispado en la noche. Su hijita de cuatro años se le puso enfrente, ataviada en pijama y sosteniendo un ejemplar de Historias del Libro de Mormón.

“¿Por qué tienes que ir a una reunión?”, le preguntó.

“Porque soy consejero en el obispado”, respondió él.

“¡Pero eres mi papá!”, protestó la hija.

Él se arrodilló frente a ella y le dijo: “Mi amor, sé que quieres que te lea y que te ayude a dormir, pero esta noche tengo que ayudar al obispo”.

La pequeña respondió: “¿El obispo no tiene un papá que lo ayude a irse a dormir?”.

Estamos eternamente agradecidos por los innumerables miembros que sirven diligentemente en la Iglesia de Jesucristo todos los días. Su sacrificio es realmente sagrado.

Pero, como esta pequeña parecía entender, hay algo igualmente sagrado —algo irremplazable— en que un padre críe a sus hijos. Es un reflejo del modelo de los cielos1. Nuestro Padre Celestial, nuestro Padre Divino, seguramente se regocija cuando Sus hijos son instruidos y nutridos por sus padres en la tierra2.

Padres, gracias por todo lo que hacen para criar a sus hijos. Hijos, gracias por todo lo que hacen para criar a sus padres, porque como todos los padres saben, a menudo aprendemos de nuestros hijos en cuanto a la fe, la esperanza y la caridad tanto como ellos aprenden de nosotros3.

Los padres tienen un deber sagrado

¿Alguna vez se han puesto a pensar en el gran riesgo que nuestro Padre Celestial toma cada vez que envía a uno de Sus hijos a la tierra? Estos son los hijos e hijas que Él ha procreado como espíritus. Tienen un potencial ilimitado; están destinados a convertirse en seres gloriosos de bondad, gracia y verdad. Sin embargo, vienen a la tierra completamente indefensos, incapaces de hacer cualquier cosa excepto llorar para pedir ayuda. El recuerdo del tiempo que pasaron en la presencia de Dios está cubierto por un velo, al igual que el conocimiento de quiénes son realmente y quiénes pueden llegar a ser. Forman su entendimiento de la vida, el amor, Dios y Su plan basándose en lo que observan en las personas que los rodean, especialmente sus padres, que, sinceramente, también están tratando de entender todas esas cosas.

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Un bebé recién nacido

Dios ha dado a los padres el “deber sagrado de criar a sus hijos con amor y rectitud, de proveer para sus necesidades físicas y espirituales, y de enseñarles a […] observar los mandamientos de Dios”4.

Eso basta para mantener despiertos incluso a los mejores padres durante la noche.

Mi mensaje a todos los padres es este:

El Señor los ama.

Él está con ustedes.

Está a su lado.

Él es su fortaleza para que guíen a sus hijos a tomar decisiones correctas.

Acepten este privilegio y responsabilidad con valor y alegría. No deleguen esta fuente de bendiciones celestiales en nadie más. Dentro del marco de los valores y principios del Evangelio, ustedes son los que han de guiar a sus hijos en los detalles de las decisiones diarias Ayuden a sus hijos a edificar la fe en Jesucristo, a amar Su evangelio y Su Iglesia y a prepararse para toda una vida de decisiones correctas. De hecho, ese es el plan de Dios para los padres.

Satanás se les opondrá, los distraerá y procurará desanimarlos.

Sin embargo, cada hijo ha recibido la luz de Cristo como una línea directa a los cielos, y el Salvador los ayudará a ustedes, los guiará y los alentará. Busquen Su ayuda. ¡Consulten al Señor!

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El Señor Jesucristo

Así como Jesucristo es la fortaleza de la juventud, Jesucristo también es la fortaleza de los padres.

Él magnifica el amor

A veces podríamos preguntarnos si otra persona podría estar mejor calificada para guiar y enseñar a nuestros hijos, pero no importa lo incapaces que se sientan, ustedes tienen algo que los habilita de manera única: el amor que les tienen a sus hijos.

El amor de un padre por su hijo es una de las fuerzas más poderosas del universo. Es una de las pocas cosas de esta tierra que realmente pueden ser eternas.

Ahora bien, quizá sientan que la relación que tienen con su hijo no es la ideal. Es allí donde el poder del Salvador se hace presente. Él sana a los enfermos y puede sanar las relaciones interpersonales; Él multiplica los panes y los peces, y puede multiplicar el amor y el gozo en nuestro hogar.

El amor que les tienen a sus hijos crea un ambiente fértil para enseñar la verdad y edificar la fe. Hagan de su hogar una casa de oración, de instrucción y de fe; una casa de experiencias gozosas; un lugar donde haya un sentido de pertenencia; una casa de Dios5. Y “p[idan] al Padre con toda la energía de [sus] corazones, que se[an] llenos de [Su] amor que él […] otorg[a] a […] los que son discípulos […] de su Hijo Jesucristo”6.

Él magnifica los esfuerzos pequeños y sencillos

Otra fortaleza que tienen, como padres, es la oportunidad de ejercer una influencia diaria y continua. Los compañeros, los maestros y las personas influyentes de las redes sociales van y vienen, pero ustedes pueden ser la influencia más constante y estable en la vida de sus hijos.

Sus esfuerzos podrían parecer pequeños en comparación con las fuertes voces que sus hijos escuchan en el mundo. En ocasiones, puede que sientan que no están logrando mucho, pero recuerden que “por pequeños medios el Señor puede realizar grandes cosas”7. Puede que una noche de hogar, una conversación sobre el Evangelio o un buen ejemplo no cambien la vida de sus hijos en un momento, igual que una gota de lluvia no hace crecer inmediatamente una planta; pero la constancia de las cosas pequeñas y sencillas, día tras día, nutre a sus hijos mucho mejor que un diluvio ocasional8.

Esa es la manera del Señor. Él les habla a ustedes y a sus hijos con una voz apacible y delicada, no con una voz de trueno9. No sanó a Naamán con “alguna gran cosa”, sino mediante el acto sencillo y repetido de lavarse10. Los hijos de Israel disfrutaron el festín de codornices en el desierto, pero lo que los mantuvo vivos fue el pequeño y sencillo milagro del maná: su pan de cada día11.

Hermanos y hermanas, el pan de cada día se prepara y se sirve mejor en el hogar. La fe y el testimonio se fomentan mejor de maneras normales y naturales, un bocado a la vez, en momentos pequeños y sencillos, en el constante flujo de la vida diaria12.

Todo momento es un momento para enseñar. Toda palabra y acto pueden ser una guía para tomar decisiones13.

Es posible que no vean los efectos inmediatos de sus esfuerzos, pero no se rindan. “[T]odas las cosas tienen que acontecer en su hora”, dijo el Señor. “Por tanto, no os canséis de hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran obra”14. ¿Qué obra podría ser mayor que la de ayudar a los preciados hijos de Dios a aprender quiénes son realmente y a edificar su fe en Jesucristo, Su evangelio y Su Iglesia? Jesucristo bendecirá y magnificará los esfuerzos constantes de ustedes.

Él da revelación

Otra de las maneras poderosas en que el Señor apoya a los padres es mediante el don de la revelación personal. Dios está deseoso de derramar Su Espíritu para guiar a los padres.

A medida que oren y sean receptivos al Espíritu, Él les advertirá de peligros ocultos15. Les revelará los dones, fortalezas e inquietudes no expresadas de sus hijos16. Dios los ayudará a ver a sus hijos como Él los ve, más allá de su apariencia externa, hasta ver el interior de su corazón17.

Con la ayuda de Dios, pueden aprender a conocer a sus hijos de una manera pura y celestial. Los invito a aceptar el ofrecimiento de Dios de guiar a su familia mediante la revelación personal. Cuando oren, busquen Su guía18.

Un potente cambio

Quizá la ayuda más importante que Jesucristo brinda a los padres es el “potente cambio” en el corazón19. Es un milagro que cada uno de nosotros necesita.

Imaginen, por un momento, esta situación: ustedes están en la capilla, escuchando un discurso sobre las familias. El discursante describe un hogar perfecto y una familia incluso más perfecta. El esposo y la esposa nunca discuten; los hijos dejan de leer las Escrituras solo cuando es hora de hacer la tarea; y de fondo se escucha la música de “Amad a otros”20. Antes de que el discursante llegue a la parte en la que todos alegremente se ponen a limpiar el baño, ustedes ya están pensando: “Mi familia no tiene esperanza”.

Estimados hermanos y hermanas, ¡tranquilos! ¡Todos los de la congregación piensan lo mismo! La verdad es que a todos los padres les preocupa no ser lo suficientemente buenos.

Por suerte, existe una fuente divina de ayuda para los padres: Jesucristo. Él es la fuente de nuestro potente cambio de corazón.

Conforme abran el corazón al Salvador y Sus enseñanzas, Él les mostrará las debilidades que tienen. Si confían en Jesucristo con un corazón humilde, Él hará que la cosas débiles sean fuertes21. Él es el Dios de milagros.

¿Significa esto que ustedes y su familia serán perfectos? No, pero mejorarán. Mediante la gracia del Salvador, poco a poco desarrollarán más de los atributos que los padres necesitan: amor por Dios y Sus hijos, paciencia, abnegación, fe en Cristo y valor para tomar decisiones rectas.

Jesucristo brinda apoyo por medio de Su Iglesia

Nuestra labor de edificar la fe en Jesucristo se centra en el hogar, en la persona individual, y es apoyada por la Iglesia. Además de proporcionar las Sagradas Escrituras y las palabras de los profetas, la Iglesia del Salvador ofrece muchos recursos para ayudar a los padres y a los hijos a tomar decisiones correctas:

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Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones
  • Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones no nos da una lista de cosas que debemos y que no debemos hacer. En ella se enseñan verdades eternas para ayudar a tomar decisiones que se centran en la vida y las enseñanzas de Jesucristo. Léanla con sus hijos. Permitan que ellos hablen sobre ella. Ayúdenlos a que estas verdades eternas y divinas guíen sus decisiones22.

  • Las conferencias FSY son otro recurso maravilloso. Espero que todos los jóvenes asistan. Invito a los jóvenes adultos solteros a participar en estas conferencias como mentores y consejeros. Invito a los padres a que aprovechen el ímpetu espiritual que sus jóvenes llevan a casa después de las conferencias FSY.

  • Los niños y los jóvenes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tienen maestros, asesores y mentores. A menudo ustedes llegan a la vida de una persona joven en un momento crucial para edificar y apoyar la fe y el testimonio. Algunos de ustedes son adultos solteros, algunos nunca han tenido hijos. El servicio gozoso que ustedes prestan a los hijos de Dios es sagrado a los ojos de Dios23.

Nunca renuncien al milagro

Mis queridos amigos, mis queridos hermanos y hermanas, edificar la fe en un hijo es parecido a ayudar a una flor a crecer. No se puede tirar del tallo para hacerla más alta, no se puede abrir el capullo para que florezca antes y no se puede descuidar la flor y esperar que crezca o florezca de manera espontánea.

Lo que pueden y deben hacer por la nueva generación es brindar un terreno fértil y nutritivo con acceso a la fluyente agua celestial. Eliminen las malas hierbas y cualquier cosa que bloquee la luz celestial del sol; creen las mejores condiciones posibles para el crecimiento. Permitan con paciencia que la nueva generación tome decisiones inspiradas y que Dios obre Su milagro. El resultado será más hermoso, más asombroso y más gozoso que cualquier cosa que ustedes pudieran lograr por su cuenta.

En el plan del Padre Celestial, el propósito de las relaciones familiares es que sean eternas. Es por eso que, como padres, ustedes nunca se dan por vencidos, aun cuando no se sientan orgullosos de cómo hayan sucedido las cosas en el pasado.

Con Jesucristo, el Maestro Sanador y Salvador, siempre se puede empezar de nuevo; Él siempre da esperanza.

Jesucristo es la fortaleza de las familias.

Jesucristo es la fortaleza de la juventud.

Jesucristo es la fortaleza de los padres.

De ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. “En casi todo padre o madre se halla innato el deseo de enseñar virtudes morales a sus hijos; eso es parte del milagro del plan del Padre Celestial. Él quiere que Sus hijos vengan a la tierra, siguiendo el modelo eterno de familias que existe en el cielo. Las familias son la unidad de organización básica de los reinos eternos, y por tanto Él desea que estas también sean la unidad básica en la tierra. Aunque las familias terrenales están lejos de ser perfectas, brindan a los hijos de Dios la mejor oportunidad de ser acogidos en el mundo con el único amor de la tierra que se acerca a lo que sentimos en el cielo: el amor de los padres. Las familias son también el mejor modo de conservar y transmitir las virtudes morales y los principios verdaderos que tienen la mayor posibilidad de conducirnos de vuelta a la presencia de Dios” (Henry B. Eyring, “Congregar a la familia de Dios”, Liahona, mayo de 2017, pág. 20).

  2. Por supuesto, sabemos que la voluntad de Dios no siempre se logra “en la tierra”, así “como en el cielo” (véase Mateo 6:10). La paternidad y la maternidad en la vida terrenal ciertamente palidecen en comparación con el ideal de Dios, y es seguro que Él lo ve. Él ha de llorar por todos los pesares y las penas que hay en las relaciones familiares. No obstante, no se ha dado por vencido con la familia, y no lo hará, porque Dios tiene un glorioso plan para el destino eterno de Sus hijos; y en el centro de ese plan está la familia.

  3. Véanse Mateo 18:1–5; Mosíah 3:19.

  4. La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, LaIglesiadeJesucristo.org; véase también Doctrina y Convenios 68:25–28.

  5. Véase “El aprendizaje en el hogar se basa en las relaciones”, Enseñar a la manera del Salvador: Para todos los que enseñan en el hogar y en la Iglesia, 2022, pág. 31; véase también Doctrina y Convenios 109:8.

  6. Moroni 7:48.

  7. 1 Nefi 16:29; véase también Alma 37:6–7.

  8. Véase “El aprendizaje en el hogar consiste en esfuerzos pequeños, sencillos y constantes”, Enseñar a la manera del Salvador, pág. 31. El presidente David O. McKay enseñó: “Por parecer algunas cosas pequeñas y triviales, no pensemos que carecen de importancia. Después de todo, la vida está hecha de cosas pequeñas. Nuestra vida, nuestro ser, funciona físicamente con los latidos de un pequeño corazón; si ese pequeño corazón dejara de latir, la vida en este mundo llegaría a su fin. El majestuoso sol es una poderosa fuerza en el universo, pero recibimos las bendiciones de su fulgor porque nos llega en la forma de pequeños rayos que, sumados, llenan el mundo de luz. La oscuridad de la noche se atenúa con el brillo de lo que parecen ser pequeñas estrellas; y así, la vida del verdadero cristiano está formada de pequeños actos benignos que se llevan a cabo en este momento, este mismo instante, en el hogar” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: David O. McKay, 2004, págs. 241–242).

  9. Véase Helamán 5:30.

  10. Véase 2 Reyes 5:9–14.

  11. Véase Éxodo 16.

  12. Véase “Cómo preparar a sus hijos para toda una vida en la senda de los convenios de Dios”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar: Nuevo Testamento 2023, apéndice (solo en la versión digital).

  13. Véanse “El aprendizaje en el hogar se puede planificar, pero también puede ser espontáneo”, Enseñar a la manera del Salvador, pág. 31; 1 Pedro 3:15.

  14. Doctrina y Convenios 64:32–33.

  15. Véase Mateo 2:13.

  16. Véanse Alma 40:1; 41:1; 42:1.

  17. Véase 1 Samuel 16:7.

  18. Véase 1 Nefi 15:8.

  19. Alma 5:13.

  20. Véase “Amad a otros”, Himnos, nro. 203.

  21. Véase Éter 12:27.

  22. “En el caso de los hijos, la responsabilidad de dar orientación moral descansa sobre los padres; ellos conocen el modo de ser, el entendimiento y la inteligencia de cada hijo. Los padres pasan toda una vida procurando establecer y mantener una buena comunicación con cada uno de sus hijos. Ellos se encuentran en la posición más ventajosa para tomar las decisiones morales fundamentales con respecto al bienestar de su progenie” (véase James E. Faust, “Lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe”, Liahona, enero de 1998, pág. 67).

  23. Hay dos recursos más que merece la pena mencionar: la versión digital del recurso Ven, sígueme de este año contiene una nueva sección titulada “Cómo preparar a sus hijos para toda una vida en la senda de los convenios de Dios”. En ella se sugieren ideas sencillas y centradas en el hogar para ayudar a los hijos a prepararse para el bautismo y otros convenios y ordenanzas. Además, la nueva revisión de Enseñar a la manera del Salvador tiene una sección titulada “El hogar y la familia” que describe la forma en que los principios de una enseñanza a la manera de Cristo se aplican en el hogar (véanse las páginas 30–31).