Conferencia General
Confiar en la doctrina de Cristo
Conferencia General de abril de 2023


Confiar en la doctrina de Cristo

Cuando hemos edificado nuestra casa sobre el fundamento de una relación por convenio con Cristo, estamos confiando en la doctrina de Cristo.

En mi imaginación, veo al profeta Nefi, ya anciano, en su mesa, las planchas de oro ante él, el punzón de metal en mano.

Nefi estaba en proceso de terminar sus últimos grabados en los anales y escribió: “… Y ahora, amados hermanos míos, doy fin a mis palabras”1. Pero poco después, el Espíritu instó a Nefi a regresar al registro y escribir un mensaje final. Bajo la poderosa influencia del Espíritu Santo, aquel gran profeta volvió a tomar el punzón y escribió: “Por tanto, las cosas que he escrito me bastan, con excepción de unas pocas palabras que debo hablar acerca de la doctrina de Cristo”2.

Cuán eternamente agradecidos estamos por esas “pocas palabras”3 y por el Espíritu que impulsó a Nefi a escribirlas. La exposición de Nefi sobre la doctrina de Cristo es un tesoro para quienes se deleitan en ella. Contiene una visión del bautismo del Salvador4 y la voz del Hijo que invita a todos a seguirlo5 y a “hace[r] las cosas que [lo] h[emo]s visto hacer”6. Contiene el testimonio de Nefi de que aquellos que, con fe en Cristo, se arrepientan sinceramente de sus pecados y sigan al Salvador descendiendo a las aguas del bautismo “recibir[án] el Espíritu Santo; sí, entonces viene el bautismo de fuego y del Espíritu Santo”7. También oímos la voz del Padre que da testimonio: “… Sí, las palabras de mi Amado son verdaderas y fieles. Aquel que persevere hasta el fin, este será salvo”8.

El presidente Russell M. Nelson recalcó la importancia singular de la doctrina de Cristo durante un mensaje a líderes de misión recién llamados: “Más que nada, queremos que nuestros misioneros […] tengan la doctrina de Cristo grabada en sus corazones, arraigada en la médula de sus huesos”9.

Predicad Mi Evangelio resume cinco elementos importantes de la doctrina de Cristo. Leemos: “Invita[mos] a las personas a venir a Cristo al ayudarlas a que reciban el Evangelio restaurado mediante la fe en Jesucristo y en Su expiación, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del don del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin”10.

¡Pero la doctrina de Cristo no es importante solo para los misioneros! Y es mucho más profunda que la simple repetición resumida de sus cinco elementos clave. Abarca la ley del Evangelio. Es el gran plan para obtener la vida eterna.

Hermanos y hermanas, si hemos de aceptar la invitación del presidente Nelson a tener la doctrina de Cristo arraigada en la médula de nuestros huesos, debemos profundizar nuestra conversión al Señor por medio del estudio, la oración, vivir de manera fiel y el continuo arrepentimiento. Debemos invitar al Espíritu Santo a grabar la doctrina de Cristo en las “tablas de carne [de nuestro] corazón”11 tan profunda y permanentemente como fue grabada por Nefi sobre las planchas de oro.

En octubre pasado, el presidente Nelson preguntó: “¿[Q]ué significa vencer al mundo?”. Entre otras cosas, él dijo: “Significa confiar en la doctrina de Cristo más que en las filosofías de los hombres”12.

La palabra confianza se define como “sentir seguridad en el carácter, la capacidad, la fortaleza o la verdad de alguien o algo”13. Ese alguien es Jesucristo y ese algo es Su doctrina.

Entonces, ¿de qué manera el confiar con toda intención en la doctrina de Cristo puede cambiar el modo en que vivimos la vida?

Si confiamos en la doctrina de Cristo, confiaremos en Cristo lo suficiente como para vivir de toda palabra de Él14. Realizaremos un estudio durante toda la vida de Jesucristo15, Su ministerio, Sus enseñanzas y Su infinita expiación, incluyendo Su gloriosa resurrección. Estudiaremos Sus promesas y las condiciones con las cuales estas se extienden16. Al estudiar, nos llenaremos de un mayor amor por el Señor.

Si confiamos en la doctrina de Cristo, acudiremos a nuestro Padre Celestial, cada día, en humilde y secreta oración, donde podremos expresar gratitud por el don de Su Hijo y por todas nuestras bendiciones17. Podemos orar para recibir el compañerismo revelador del Espíritu Santo18, orar para alinear nuestra voluntad con la de Él19, orar para reflexionar sobre nuestros convenios y renovar nuestro compromiso de guardarlos20. Podemos orar para sostener y expresar amor por nuestros profetas, videntes y reveladores21; orar para pedir el poder purificador del perdón22 y orar a fin de recibir la fortaleza para resistir la tentación23. Los invito a que hagan de la oración una prioridad en sus vidas, procurando cada día mejorar su comunicación con Dios.

Si confiamos en la doctrina de Cristo, dejaremos de lado las cosas deslumbrantes del mundo para centrarnos en el Redentor del mundo24. Limitaremos o eliminaremos el tiempo que dedicamos a las redes sociales; los juegos digitales; el entretenimiento improductivo, excesivo o inapropiado; el atractivo de los tesoros y vanidades de este mundo, y cualquier otra actividad que dé lugar a las tradiciones falsas y filosofías descarriadas de los hombres. Solo en Cristo hallamos verdad y realización perdurable.

El arrepentimiento sincero25 se convertirá en una parte gozosa26 de nuestra vida, tanto para ser perdonados del pecado como para cambiar a la imagen de Cristo27. El arrepentimiento con fe en Cristo nos da acceso a la expiación de Jesucristo. El presidente Dallin H. Oaks ha enseñado que cuando el Salvador perdona, “hace por [nosotros] algo más que limpiar[nos] del pecado; también [nos] da nueva fortaleza”28. Cada uno de nosotros necesita esta fortaleza para guardar los mandamientos de Dios y para cumplir con el eterno propósito de nuestra vida.

En Jesus y en Su doctrina hallamos fortaleza. Él dijo: “De cierto, de cierto os digo que esta es mi doctrina; y los que edifican sobre esto, edifican sobre mi roca, y las puertas del infierno no prevalecerán en contra de ellos”29.

Vemos que esta promesa se cumple en la vida de las personas fieles. Fue hace poco más de un año que tuve el privilegio de conocer a Travis y Kacie, quienes se casaron por lo civil en 2007. En aquel momento, Travis no era miembro de la Iglesia. Kacie, aunque se había criado en un hogar Santo de los Últimos Días activo, se había apartado de su fe en la adolescencia y se había alejado de su fundamento.

En 2018, Travis conoció a los misioneros y fue bautizado en 2019. Travis llegó a ser un misionero para Kacie, quien también experimentó una conversión que le cambió la vida. Se sellaron en el templo en septiembre de 2020. Unos dos años después de su bautismo, Travis fue llamado a servir en el obispado.

Travis tiene una enfermedad poco común que continuamente forma tumores agrupados en los órganos internos. Se ha sometido a muchas cirugías para eliminar los tumores recurrentes, pero la enfermedad es incurable. Hace varios años, a Travis se le dio menos de diez años de vida.

Kacie tiene retinosis pigmentaria, una rara enfermedad genética que causa un estrechamiento irreversible del campo de visión hasta que se produce la ceguera completa.

Kacie me habló de su futuro; mencionó el momento no muy lejano en que sería viuda y estaría ciega, sin sostén económico, y se quedaría sola para criar a cuatro hijos pequeños. Le pregunté a Kacie cómo podía afrontar un futuro tan sombrío; sonrió de modo apacible y dijo: “Jamás en la vida he sido más feliz ni he sentido más esperanza. Nos aferramos a las promesas que recibimos en el templo”.

Travis ahora es obispo. Hace dos meses, se sometió a otra operación importante, pero es optimista y siente paz. La vista de Kacie ha empeorado. Ahora tiene un perro guía y ya no puede conducir, pero está contenta; cría a sus hijos y sirve como consejera de la presidencia de las Mujeres Jóvenes.

Travis y Kacie están edificando su casa sobre la roca. Confían en la doctrina de Cristo y en la promesa de que Dios “consagrará [sus] aflicciones para [su] provecho”30. En el plan perfecto de Dios, el sufrir con fe en Cristo está ligado a que seamos perfeccionados en Cristo31. Como el hombre sabio de la parábola que edificó su casa sobre una roca32, cuando descienda la lluvia, y vengan los torrentes, y soplen los vientos, y den con ímpetu contra la casa que Travis y Kacie están edificando, esta no caerá, porque estará fundada sobre una roca33.

Jesús no hablaba de la posibilidad de lluvias, torrentes y vientos en nuestra vida; hablaba de la certeza de que habrá tormentas. La variable de esta parábola no es si vendrán las tormentas, sino cómo hayamos respondido nosotros a Su amorosa invitación a oír, así como a hacer, lo que Él ha enseñado34. No hay ninguna otra manera de sobrevivir.

Cuando hemos edificado nuestra casa sobre el fundamento de una relación por convenio con Cristo, estamos confiando en la doctrina de Cristo y, al venir nosotros a Él, tenemos Su promesa de la vida eterna. Las personas que confían en la doctrina de Cristo siguen adelante con firmeza en Cristo y perseveran hasta el fin. No hay otro camino para salvarse en el reino de los cielos35.

Declaro mi testimonio personal de la realidad viviente del Señor Jesucristo resucitado. Testifico que de tal manera amó Dios nuestro Padre al mundo, que envió a Su Hijo para redimirnos del pecado36 y sanarnos de tristezas37. Testifico que Él ha llamado a un profeta de Dios en nuestra época, el presidente Russell M. Nelson, a través de quien nos habla y nos guía.

Con todo mi corazón, los invito a que confíen en la doctrina de Cristo y que edifiquen sus vidas sobre la roca del Redentor. Él nunca les fallará. En el nombre de Jesucristo. Amén.