2021
Tal como ella lo imaginó
Junio de 2021


Tal como ella lo imaginó

Esta historia tuvo lugar en Kiev, Ucrania.

Kvitka estaba emocionada por su bautismo, pero le entristecía que muy pocas personas podrían asistir.

“Ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” (Mosíah 18:9).

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family sitting and waiting for baptism

Hoy era el día del bautismo de Kvitka. Había estado pensando en este día por mucho tiempo. Había imaginado cómo sería todo: se pondría un vestido blanco especial, Tato (papá) la bautizaría, y todos sus amigos y familiares estarían allí, sonriendo orgullosamente.

Pero el día de hoy sería un poco diferente de lo que Kvitka había imaginado.

Algunas cosas eran iguales: tenía puesto el vestido blanco especial, tal como lo había imaginado. Babusya (abuela) había hecho este vestido para el bautismo de mamá cuando era pequeña, y ahora le tocaba a Kvitka.

Tato la iba a bautizar, tal como lo había imaginado. Kvitka lo observó meter la mano al agua de la pila.

“Está tibia”, le dijo. Le sonrió a Kvitka y ella también le sonrió a él. Luego miró las sillas que ella y Tato habían puesto.

No eran muchas. Esa era la diferencia más grande. Kvitka siempre había imaginado que muchas personas asistirían a su bautismo, pero solo habría pocas.

Desde que el COVID-19 había comenzado a enfermar a las personas, muchas cosas eran diferentes. Ella y su hermanito, Vlas, tenían clases en casa, se ponían mascarillas cuando salían de su apartamento y nadie se reunía en grupos grandes en ningún lugar. Kvitka quería ayudar a que las personas se mantuvieran saludables, pero a veces era difícil.

Como cuando no puedes invitar a todos a tu bautismo.

“!Kvitka! ¡Estás hermosa!”.

Kvitka levantó la vista y vio a Babusya entrar por la puerta.

“¡Hola, Babusya!”. Kvitka se levantó de la silla y corrió hacia ella.

“Te ves igual que tu mamá cuando ella se bautizó”, dijo Babusya. Tocó las flores que Kvitka tenía en el cabello; eran iguales a las flores de puntilla que tenía en su vestido. A Kvitka le gustaban las flores. Su nombre quería decir “flor” en ucraniano.

“¿Estás emocionada por tu bautismo?”, le preguntó Babusya.

“Sí”, dijo Kvitka. “Excepto que nadie vino”.

“¿Nadie?”, preguntó Babusya, y miró a su alrededor. “Yo veo a mamá, a Tato, a Vlas y a la pequeña Melania. Y ahí está el obispo y hasta dos misioneros. Ellos son alguien”.

Kvitka se encogió de hombros. “Pero ninguno de mis amigos está aquí”.

“Seguramente eso te entristece”, dijo Babusya, “pero vamos a tener dos invitadas sorpresa”.

Kvitka se animó. “¿Quiénes?”.

“Tu tía Pavlina”, dijo Babusya, “¡y tu prima Emma!”.

“¿De veras?”, preguntó Kvitka con entusiasmo.

Babusya sonrió. “Cuando lleguen, ¿podrías hacerme un favor?”.

Kvitka asintió con la cabeza. “¿Qué?”.

“Cuando te bautizas, algo que prometes es ser testigo de Jesucristo. ¿Sabes lo que eso significa?”.

Kvitka sí lo sabía. Su familia había estado estudiando en cuanto a los convenios bautismales por varias semanas.

“¡Quiere decir ser misionero!”.

“Muy bien”, dijo Babusya. “Tu tía y tu prima nunca han estado en un edificio de la Iglesia. ¿Serás misionera y les ayudarás a hacer un recorrido?”.

“¡Sí!”, dijo Kvitka.

Y eso fue lo que Kvitka y Babusya hicieron cuando la tía Pavlina y Emma llegaron. Les mostraron el salón de la Primaria, el salón de clases de Kvitka y el salón sacramental. Luego llegaron a la pila bautismal. Kvitka les dijo que quería bautizarse para seguir a Jesucristo. Mientras hablaba, tuvo un sentimiento alegre y reconfortante. La tía Pavlina y Emma le sonrieron, y Kvitka esperó que ellas estuvieran sintiendo lo mismo.

En poco tiempo llegó el momento de su bautismo. Kvitka sostuvo la respiración cuando Tato la metió completamente bajo el agua, tal como ella lo había imaginado. Quizá eran pocas las personas que estaban observando, pero estaban sonriendo tal como lo había imaginado. Y estaba segura de que el Padre Celestial y Jesucristo también le estaban sonriendo. Eso era fácil de imaginar.

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Friend Magazine, Global 2021/06 Jun

Ilustraciones por Stephanie Dehennin.