Una de las esculturas más famosas de Miguel Ángel se llama “La Piedad”. Se encuentra en la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. Esta estatua representa la escena de María, la madre de Jesús, sentada con Jesucristo, su hijo, tendido en sus brazos después de haber sido retirado de la cruz. El semblante de María expresa una tristeza profunda por el padecimiento que ella estaba experimentando; y el rostro de Jesús expresa el padecimiento que Él había acumulado después de haber sufrido la dura carga al tomar sobre Sí los pecados del mundo y al ser clavado en la cruz. Es una obra de arte que describe la autenticidad de los detalles físicos y emocionales de una escena de sufrimiento.

Miguel Ángel utilizó básicamente dos herramientas para realizar sus obras de arte: un martillo y un cincel. Es realmente increíble imaginar cómo alguien pudo crear una obra de arte tan enorme y hermosa a partir de una pieza de mármol en bruto usando estas dos herramientas. Cuando pienso en las obras que él creó y los resultados que logró, pienso metafóricamente en el maravilloso plan de amor que nuestro Padre Celestial desarrolló pensando en cada uno de nosotros y en lo que Él esperaba que llegáramos a ser al mandarnos aquí a la tierra.

Metafóricamente, todos nosotros tenemos el potencial de llegar a ser hermosas obras de arte en las manos del Señor. En este sentido, Él es el escultor y usa un martillo y un cincel para moldearnos día tras día a través de nuestras experiencias. Si permitimos que el Señor nos moldee, los resultados serán maravillosos. Comparto con ustedes mi sagrado testimonio de que Jesucristo es nuestro Salvador. Él dio Su vida para que podamos arrepentirnos y cambiar nuestra naturaleza.

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