Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia
La santificación del día de reposo: Para que tu gozo sea cabal


Capítulo 26

La santificación del día de reposo: Para que tu gozo sea cabal

El día de reposo es un día que Dios ha apartado para que adoremos, oremos y rindamos nuestras devociones al Altísimo.

De la vida de Joseph F. Smith

El presidente Joseph F. Smith entendió y enseñó la gran responsabilidad que tienen los Santos de los Últimos Días de honrar el día de reposo. Él enseñó a los santos a adorar al Señor en el día de reposo y a dedicar ese día a la enseñanza y la bendición de sus respectivas familias. Dijo: “En lo que a mí concierne, en el día de reposo, durante las horas que no asistimos a los servicios [dominicales de la Iglesia], me gustaría tener el privilegio de sentarme en casa con la familia y conversar con ellos, intercambiar ideas y conocerlos aún mejor. Quisiera tener el privilegio de pasar todo el tiempo del día de reposo que me fuera posible para eso, para conocer mejor a mis hijos, mantenerme más en contacto con ellos y hacer que ellos se mantengan más en contacto con las Escrituras; pensar en algo más que la diversión, los chistes, la risa, el bullicio y cosas como ésas”1.

Enseñó también las consecuencias de profanar el día consagrado por el Señor. El domingo 12 de junio de 1898, en el Tabernáculo de Salt Lake City, dijo: “Al venir a la reunión, me encontré con una de las Autoridades Generales quien me dijo que al pasar por la estación de trenes vio a una gran cantidad de personas allí reunidas que se dirigían a algún lugar de diversión… Si algunos de ellos profesan ser Santos de los Últimos Días, entonces el camino que hoy han tomado va en contra de la ley de Dios, de los convenios que han hecho en las aguas bautismales y de los convenios que han contraído en los lugares más sagrados en los que sólo se admite a los Santos de los Últimos Días. Ellos están violando el día de reposo, están deshonrando un mandamiento del Señor, están demostrando ser desobedientes a la ley y están haciendo lo que no es grato a la vista de Dios y que finalmente puede ser perjudicial para ellos o llevarlos a la apostasía”2.

Enseñanzas de Joseph F. Smith

El Señor ha apartado y consagrado un día de cada siete.

Dios hizo o designó el día de reposo para que fuera un día de descanso, de adoración, de obras buenas, y un día para la humildad y la penitencia, y la adoración al Altísimo tanto en espíritu como en verdad3.

Existe hoy en el país una tendencia en aumento a desestimar la santificación del día de reposo. El mandamiento: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo” es una ley que tiene la misma vigencia hoy que cuando se dio a Israel en el Monte Sinaí [Éxodo 20:8]4.

El día de reposo es un día para descansar y adorar, que por mandamiento especial el Señor ha designado y apartado para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y, por consiguiente, debemos honrarlo y santificarlo, y enseñar este principio a nuestros hijos5.

Se ha apartado y consagrado un día de cada siete como día de reposo, de meditación profunda, de oración y acción de gracias y para participar de la Santa Cena del Señor en memoria de Él y de Su incomparable expiación. Enseñemos a nuestros hijos a observar el día de reposo y santificarlo, y hacerlo porque lo desean y además porque Dios lo ha mandado. Ellos pueden pasear y descansar, hacer cosas diferentes y divertirse legítimamente durante los demás días… No profanemos pues el día de reposo6.

¿Qué debemos hacer el día de reposo?

Honren el día de reposo y santifíquenlo. Adoren al Señor en ese día. No trabajen ni salgan en busca de vanas diversiones; descansen y refresquen su memoria por medio de la oración, el estudio y la meditación sobre los principios de vida y salvación. Ésas son las cosas que debemos hacer en el día de reposo…

Regresen hoy a casa llevando este mensaje y trasmítanlo a los familiares que no hayan estado presentes. Díganles que la Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está en contra de la violación del día de reposo7.

El expreso deber de todo Santo de los Últimos Días —y esto incluye a los jóvenes, tanto hombres como mujeres, y a los niños y niñas— es observar debidamente el día de reposo. Tal vez parezca extraño que sea necesario repetir este hecho tantas veces declarado; pero parece haber personas, y a veces comunidades enteras, que desatienden este deber y por lo tanto, necesitan esta amonestación.

¿Qué se nos requiere hacer el día de reposo? Las revelaciones del Señor al profeta José Smith son bastante claras al respecto, y deben regirnos porque concuerdan estrictamente con las enseñanzas del Salvador. He aquí algunos de los sencillos requisitos:

Se ha señalado el día de reposo para que descansen de sus obras.

El día de reposo es un día especial para adorar, orar y demostrar celo y fervor hacia su fe y sus deberes religiosos—para rendir sus devociones al Altísimo.

Se requiere que en el día de reposo dediquen su tiempo y su atención a la adoración del Señor, ya sea en las reuniones, en la casa o dondequiera que estén. Éstos son los pensamientos que deben ocupar su mente.

El día de reposo es un día para asistir a las reuniones de los santos, con sus hermanos y hermanas, preparados para tomar el sacramento de la Cena del Señor, habiendo confesado previamente sus pecados ante el Señor y ante sus hermanos y hermanas, y después de haber perdonado a sus semejantes de la misma manera en que esperan que el Señor los perdone a ustedes.

En el día de reposo no deben hacer ninguna cosa sino preparar sus alimentos con sencillez de corazón, a fin de que sus ayunos sean perfectos y su gozo sea cabal. Esto es a lo que el Señor llama ayunar y orar [D. y C. 59:13–14].

El porqué de este comportamiento requerido durante el día de reposo se expresa claramente en las revelaciones. Es para que uno se conserve más íntegramente sin mancha del mundo; y para ese fin se requiere también que todos los santos vayan a la casa de oración y ofrezcan su sacramento en el día de reposo [véase D. y C. 59:9]…

El Señor no está complacido con aquellos que saben estas cosas y no las ponen en práctica.

Los hombres no descansan de sus labores cuando aran y plantan, cuando cargan y excavan; tampoco descansan cuando pasan todo el domingo en casa haciendo tareas que no tuvieron tiempo de hacer en otros días.

Los hombres no manifiestan celo y fervor en la fe que profesan y en sus deberes religiosos cuando salen muy temprano el domingo de mañana… a las montañas, a los centros recreativos y a visitar a sus amigos, o a los centros de diversión con sus esposas e hijos. De esa forma, no rinden sus devociones al Altísimo.

Al buscar los placeres y las diversiones no dedican tiempo ni atención a la adoración del Señor ni tampoco se regocijan en el espíritu de perdón y adoración que se obtiene al tomar la Santa Cena.

Los niños y los jóvenes no ayunan con sencillez de corazón, a fin de que su gozo sea cabal, cuando pasan el día de reposo haraganeando alrededor del puesto de helados o del restaurante del pueblo, jugando, paseando en coche, pescando, cazando o tomando parte en deportes físicos, excursiones y paseos. Ése no es el camino que los conservará limpios de las manchas del mundo, sino que más bien los privará de las ricas promesas del Señor y les traerá aflicción en vez de alegría, e inquietud y zozobra en lugar de la paz que se logra con las obras de rectitud8.

Si dedicáramos todo el día de reposo a hacer alguna obra, actividad o estudio para perfeccionar nuestra mente y obtener un mayor conocimiento de nuestros deberes en la Iglesia, sobre la ley de la Iglesia y acerca de los mandamientos de Dios y de los preceptos del Evangelio de Jesucristo, obtendríamos enormes beneficios…

Mi creencia es que nuestro deber como Santos de los Últimos Días es honrar el día de reposo y santificarlo, tal como el Señor lo ha mandado. Vayan a la casa de oración; presten atención a las instrucciones que les den; den testimonio de la verdad; beban de la fuente del conocimiento y de la instrucción que nos proporcionan las personas que han sido inspiradas para hacerlo. Al llegar a casa, reunamos a la familia; cantemos algunos himnos; leamos uno o dos capítulos de la Biblia, del Libro de Mormón o de Doctrina y Convenios; analicemos los principios del Evangelio que nos harán progresar en la escuela del conocimiento divino, y dediquemos de esa manera un día de cada siete…

Pienso que es conveniente que cobijemos a nuestros hijos bajo nuestras alas, por así decirlo, por lo menos un día a la semana, y les enseñemos el honor y la honradez y a reverenciar lo que es correcto y divino y a respetar a las personas mayores y a los débiles, y a ser amables con el extranjero que esté dentro de nuestras puertas… Debemos enseñarles a ser corteses; debemos enseñar a nuestros hijos a ser caballeros y a nuestras hijas a ser damas. Y cuando hablo de caballeros y damas, me refiero tanto a varones y niñas como a hombres y mujeres que demuestren modestia, mansedumbre, afabilidad, paciencia, amor y bondad sinceros hacia los hijos de los hombres…

Hay una infinidad de cosas que podemos hacer durante el día de reposo que pueden entretener, interesar e instruir a nuestros hijos en casa, durante el tiempo que queda libre una vez que hayan terminado las reuniones… Permitamos que se diviertan cuando sea el momento apropiado, pero enseñémosles cosas mejores durante el día de reposo9.

Se puede apartar con prudencia la noche del sábado como un período de preparación para el día del Señor.

Es obligación de los miembros de la Iglesia disponer sus labores de tal manera que no haya excusa alguna para no santificar el día del Señor. Con ese fin es necesario que los jóvenes y las jovencitas disfruten de cierto [tiempo libre] durante la semana para utilizarlo como esparcimiento y recreación, con el propósito de reservar el día de reposo para la cultura y la adoración espirituales. Es igualmente obligatorio que planifiquemos nuestras diversiones de tal manera que no interrumpan nuestra adoración10.

Se puede apartar con prudencia la noche del sábado para tener una conversación reflexiva o para leer algo que nos prepare para la llegada del día de reposo11.

Un buen… mandamiento moderno podría decir así: No trabajen ni se preocupen demasiado el sábado, si por ello van a privar al día de reposo de las devociones y de la adoración que le corresponden como día de descanso.

En casa, el sábado es el día que se aparta para limpiar, para preparar comida adicional, para remendar y hacer toda clase de arreglos que se consideren necesarios para el día de reposo. En los negocios, el sábado es el día para concluir los asuntos pendientes del trabajo de la semana.

Las consecuencias de la forma moderna en que pasamos el último día de la semana a menudo se manifiestan en una indolencia e indiferencia negligente que convierte nuestros sentimientos y nuestra falta completa de energía en algo casi incompatible con el espíritu de adoración. Ninguna persona que quede agotada por el trabajo excesivo que comienza el sábado muy temprano y acaba muy tarde, puede adorar apropiadamente a Dios en espíritu y en verdad12.

Las personas que de continuo profanan el día del Señor perderán Su Espíritu.

Honrarás el día de reposo y lo santificarás. ¿Lo hacemos? ¿Es necesario hacerlo? Es absolutamente necesario que lo hagamos a fin de estar en conformidad con las leyes y los mandamientos de Dios, y al quebrantar esa ley o ese mandamiento, seremos culpables de transgredir la ley de Dios. ¿Y cuál será el resultado si continuamos? Nuestros hijos seguirán nuestros pasos, y ellos también deshonrarán el mandamiento de Dios de santificar un día de cada siete, y perderán el espíritu de la obediencia a las leyes de Dios y a Sus requisitos, tal como lo perderá el padre si continúa violando los mandamientos13.

Las personas que de continuo profanan el día del Señor no pueden estar en comunión; además, los miembros de la Iglesia que no cumplan con la adoración colectiva ni participen de la Santa Cena, ni se acuerden del día de reposo para santificarlo, se volverán débiles en la fe y enfermos espirituales, perderán el Espíritu y el favor de Dios y finalmente su lugar en la Iglesia y su exaltación junto con los obedientes y los fieles14.

El Señor ha dicho: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. Ésa es la ley de Dios no solamente para Su pueblo sino para toda la humanidad. El miembro de la Iglesia que no honre el día de reposo ni lo santifique está en transgresión; no se mantiene fiel a la palabra de la verdad; no es realmente un discípulo de Cristo; no conocerá la verdad y la verdad no lo hará libre a menos que la conozca y la viva15.

Los teatros y demás centros de entretenimiento público están ahora abiertos en el día de reposo, contraviniendo así las revelaciones del Señor. Son un factor preponderante en la destrucción de la fe de aquellos que asisten a ellos [ese día]. Los padres de la juventud de Sión deben proteger a sus hijos de estas prácticas y de toda otra influencia maligna, ya que serán hallados responsables si a causa de su negligencia sus hijos se desvían16.

Los Santos de los Últimos Días tienen la misma responsabilidad de honrar el día de reposo y de cumplir con los deberes que tienen la obligación de realizar ese día, que la de ser honrados con sus semejantes y vivir con rectitud… Es también el deber de los padres establecer un buen ejemplo en cuanto a la santificación del día de reposo, con oración dentro del círculo familiar y cumpliendo con todos los deberes que tienen como Santos de los Últimos Días. El padre o la madre que no enseñe a sus hijos ni los aliente a cumplir con sus deberes llegará a lamentar su insensatez17.

Quienes honran el día de reposo disfrutan de grandes bendiciones, tanto temporales como espirituales.

El domingo es un día de descanso, un cambio de las ocupaciones ordinarias de la semana, pero es aún más que eso. Es un día de adoración, un día en que se puede enriquecer la vida espiritual del hombre. Con mucha frecuencia, un día de indolencia, de recuperación física, es algo muy distinto al día de reposo ordenado por Dios. El espíritu de adoración y el agotamiento físico y la indolencia son incompatibles entre sí. El observar correctamente los deberes y cumplir con las obligaciones del día de reposo logrará, a causa de su cambio y de su vida espiritual, el mejor descanso que los hombres puedan disfrutar en él18.

Deseo de todo corazón… que nos fortalezcamos en lo que concierne a nuestra fe y que nos convirtamos en mejores Santos de los Últimos Días de lo que hayamos sido antes. Ése es uno de los propósitos principales que tiene el reunirnos el día de reposo… Estoy convencido de que hemos caído en la costumbre de asistir a las reuniones sin poseer verdaderamente un corazón contrito. Puede parecer algo duro esto que estoy diciendo y puede también no aplicarse a todos nosotros, pero estoy convencido de que muchos vienen con desgano, sin un propósito especial. Pienso que debemos venir para reconocer ante el Señor que recordamos el día de reposo y que tenemos la intención de aprender acerca de Sus caminos…

Creo que todos debemos hacernos a la idea de que una parte de esta obra depende de cada persona. Cada uno debe darse cuenta de que cosechará lo que haya sembrado. Por lo tanto, todos deben obrar con determinación, y al reunirnos, tener espíritu de oración y permitir que su alma se extienda, no solo para sí mismos, sino para toda la Iglesia. Si esto se hiciera, nadie se apartaría de la casa de adoración sin experimentar el Espíritu de Dios19.

Ahora bien, ¿qué es lo que se promete a los miembros que observen el día de reposo? El Señor declara que en tanto hagan esto con corazones y semblantes alegres, la abundancia de la tierra será de ellos, “las bestias del campo y las aves del cielo, y lo que trepa a los árboles y anda sobre la tierra; sí, y la hierba y las cosas buenas que produce la tierra, ya sea para alimento, o vestidura, o casas, alfolíes, huertos, jardines o viñas” [D. y C. 59:16–17].

Todas estas cosas son hechas para el beneficio y el uso del hombre, tanto para agradar la vista como para alegrar el corazón, para vigorizar el cuerpo y animar el alma. Todo esto se promete a los que guarden los mandamientos, entre los cuales se encuentra éste tan importante, el de observar debidamente el día de reposo…

Juguemos y divirtámonos todo lo que queramos durante otros días, pero en el día de reposo descansemos, adoremos, vayamos a la casa de oración, tomemos la Santa Cena, comamos nuestros alimentos con sencillez de corazón y rindamos nuestras devociones a Dios, a fin de que la abundancia de la tierra sea nuestra, y podamos tener paz en este mundo y vida eterna en el venidero20.

Sugerencias para el estudio

  • ¿Cuáles son los propósitos por los cuales el Señor ha apartado y consagrado el día de reposo? ¿Cuáles son las bendiciones de tener un día de descanso y de adoración?

  • ¿Qué significa descansar de nuestras labores durante el día de reposo? ¿Cuáles son “las cosas que debemos hacer el día de reposo”? ¿En qué forma podemos enseñar a los miembros de nuestra familia a honrar el día de reposo?

  • ¿Qué significa estar “sin mancha del mundo”? ¿De qué manera el observar el día de reposo nos ayuda a lograrlo?

  • ¿En qué forma el gozo y el regocijo son parte de la santificación del día de reposo? (Véase también D. y C. 59:13–14.) ¿Cómo nos lleva a la infelicidad, a la pérdida del Espíritu y a la apostasía el deshonrar el día de reposo?

  • ¿Cuáles son nuestras responsabilidades familiares durante el día de reposo? En ese día, ¿cómo podemos enseñar a nuestros hijos a “honrar y reverenciar lo que es correcto y divino”?

  • ¿De qué manera las actividades que realizamos el sábado aumentan o restan valor a nuestra adoración durante el día de reposo?

  • ¿Qué responsabilidad tenemos cuando asistimos a las reuniones del día de reposo? ¿Qué bendiciones recibimos cuando tenemos el verdadero espíritu de adoración en nuestras reuniones?

  • ¿Qué bendiciones espirituales disfrutamos cuando honramos el día de reposo? ¿Qué bendiciones temporales se nos han prometido? (Véase también D. y C. 59:9–23.)

Notas

  1. En James R. Clark, compilador, Messages of the First Presidency of The Church of Jesus Christ of Latterday Saints, 6 tomos, 1965–1975, 5:17–18.

  2. Deseret News: Semi-Weekly, 28 de junio de 1898, pág. 1.

  3. En Conference Report, abril de 1915, pág. 10.

  4. En Messages of the First Presidency, 4:210.

  5. Gospel Doctrine, quinta edición, 1939, pág. 242.

  6. Deseret News: Semi-Weekly, 28 de junio de 1898, pág. 1.

  7. Deseret News: Semi-Weekly, 5 de julio de 1898, pág. 1.

  8. Gospel Doctrine, págs. 244–246.

  9. En Messages of the First Presidency, 5:17–18, 20–21.

  10. Gospel Doctrine, pág. 247.

  11. Gospel Doctrine, pág. 242.

  12. Gospel Doctrine, págs. 241–242.

  13. Gospel Doctrine, pág. 402.

  14. En Messages of the First Presidency, 3:123.

  15. Deseret News: Semi-Weekly, 21 de enero de 1896, pág. 1.

  16. En Messages of the First Presidency, 4:210.

  17. Deseret News: Semi-Weekly, 28 de junio de 1898, pág. 1.

  18. Gospel Doctrine, pág. 242.

  19. En Brian H. Stuy, compilador, Collected Discourses Delivered by President Wilford Woodruff, His Two Counselors, the Twelve Apostles, and Others [Discursos pronunciados por el presidente Wilford Woodruff, sus dos consejeros, los Doce Apóstoles y otros], 5 tomos, 1987–1992, 2:364–365; se agregaron párrafos.

  20. Gospel Doctrine, págs. 245–246 .