Obispado
¿Qué tengo que entender sobre el alcance del consumo de la pornografía?


“¿Qué tengo que entender sobre el alcance del consumo de la pornografía?”, Recursos para orientar, 2020.

“¿Qué tengo que entender?”, Recursos para orientar.

Recursos para orientar

¿Qué tengo que entender sobre el alcance del consumo de la pornografía?

El consumo de pornografía presenta muchos factores y el proceso de arrepentimiento será diferente para cada miembro. Escuche a los miembros expresar cuál es su situación, incluso su actitud (¿se los ha descubierto o ellos han querido cambiar?), la magnitud del consumo y lo que desean lograr al progresar.

Comience por expresar amor y gratitud a las personas por hallar el valor de sincerarse y buscar ayuda. Esfuércese por ayudarlas a comprender que hay esperanza; pueden resolver la situación y seguir adelante como discípulos de Jesucristo. Transmítales la certeza de su identidad divina como hijos de Dios. Cuando se afianza el entendimiento de quiénes son en verdad, se les permite dejar de lado la vergüenza y aprovechar la situación para crecer individualmente y cambiar.

A los obispos se les ha encomendado la sagrada labor de ayudar a los miembros en el proceso de arrepentimiento. Como jueces en Israel, actúan bajo inspiración a fin de ayudar a los miembros a entender que tienen la responsabilidad y el privilegio de procurar revelación personal y de recibir las respuestas necesarias para superar sus desafíos.

Los líderes deben centrarse en fortalecer el discipulado y la fe de los miembros al enseñar: “Como líder en la Iglesia de Jesucristo, usted brinda apoyo a las personas y familias para que lleven a cabo la obra de Dios de salvación y exaltación” (véanse Manual General: Servir en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2020, 2.0; “¿Qué doctrina puede ayudar a las personas a superar los problemas con la pornografía?”).

Determinar la magnitud de la situación

Aunque el arrepentimiento del consumo de pornografía, por sí solo, no requiere la disciplina formal de la Iglesia, recuerde que “la Iglesia condena la pornografía en cualquiera de sus formas. El uso de pornografía de cualquier clase daña la vida de las personas, a las familias y a la sociedad, además de que aleja al Espíritu del Señor” (General Handbook [Manual General], 38.6.13). Su objetivo es ayudar a las personas a experimentar un “potente cambio en su corazón” (véase Alma 5:12–14) y a recibir más plenamente la función de Jesucristo en su vida, en particular, el poder de Su expiación. El discipulado de las personas aumentará a medida que lleguen a conocer el poder de Jesucristo en su vida mediante un proceso de cambio que requiere la guía y la fortaleza habilitadora del Salvador.

Conforme ayude a las personas a entender que el consumo de pornografía es algo más que una señal de debilidad moral, ellas podrán determinar si necesitan otros recursos y cuáles son. Por ejemplo, el consumo de pornografía generalmente va acompañado de varios factores que contribuyen a él (tales como los factores biológicos, psicológicos, sociales y espirituales). Los recursos necesarios dependerán de la gravedad del comportamiento de la persona y de la forma en que esta lidie con el problema.

Considere las siguientes ideas al tratar de ayudar a los miembros y a sus cónyuges a comprender el grado de participación en la pornografía y su impacto en su vida.

La responsabilidad personal

Esfuércese por ayudar a los miembros a asumir la responsabilidad personal de las decisiones, las elecciones y los cambios que tienen por delante. Jamás olvide el hecho de que las decisiones sobre el futuro son responsabilidad de la persona que tiene dificultades y de su cónyuge. Su función es ayudarlos y apoyarlos conforme ellos procuren revelación.

La variedad de la pornografía

Al hacer preguntas inspiradas, podrá ayudar a todas las partes implicadas (a la persona, a los padres —en el caso de los jóvenes— y al cónyuge) a discernir si quienes consumen pornografía son usuarios ocasionales, asiduos o compulsivos. Comprender esto lo ayudará a asistirlos a lo largo del proceso de arrepentimiento, así como a saber cómo ministrar al cónyuge o a los padres. Asimismo, haga preguntas en cuanto a la naturaleza de la pornografía que consumen, ya que puede variar en su intensidad y también puede estar relacionada con otras conductas.

Sea prudente al catalogar a las personas como adictas; a la mayoría de quienes consumen material pornográfico no se los debe considerar adictos, en especial si son adolescentes. El definirse como adicto a la pornografía podría debilitar a la persona en sus esfuerzos por cambiar. Para obtener más información sobre este tema, véase Dallin H. Oaks, “Recuperarse de caer en la trampa de la pornografía”, Liahona, octubre de 2015, págs. 50–55.

El consumo de pornografía suele ser algo más que una mera debilidad moral

La participación de las personas en la pornografía suele ser compleja y es importante darse cuenta de que ver pornografía, por lo general, es algo más que un simple impulso sexual. En la mayoría de los casos, el consumo de pornografía está ligado a cuestiones biológicas, psicológicas, sociales y espirituales específicas de cada persona.

Los problemas en alguno de esos cuatro aspectos —o una combinación de ellos— pueden debilitar a las personas y ocasionar que les sea difícil dejar de consumir pornografía. Al tratar de comprender la complejidad de sus problemas con la pornografía, podrían empezar a ver otras influencias que influyen en ellas. Aunque la fortaleza espiritual es importante, a menudo resulta útil que las personas aborden los aspectos biológico, psicológico y social de su vida. Ínstelas a examinar dichos aspectos, así como su posible influencia. Esto podría conducirlas a lograr un éxito mayor a la hora de dejar de consumir pornografía.

Cuatro factores que se deben considerar

Hay cuatro indicadores que pueden ayudar a los miembros a determinar hasta qué punto se han involucrado en la pornografía: la frecuencia, la duración, la intensidad y los riesgos que asumen. El comprender esos indicadores puede ayudarlos a usted, a las personas y a la gente de su entorno a reconocer la complejidad del desafío que afrontan.

Frecuencia

La frecuencia se refiere a cuán a menudo la persona incurre en esa conducta. El ver pornografía esporádicamente indica un problema más leve, aunque se trata de una conducta claramente inapropiada. Cuanto mayor sea la frecuencia con que la persona ve pornografía, tanto más grave será el problema.

Duración

La duración se refiere a cuánto tiempo ha tenido ese comportamiento la persona. Si no hubiera podido dejar de ver pornografía durante varios años, lo más probable es que le sea más difícil superar la conducta que si solo hubiera consumido pornografía durante un breve período.

Intensidad

La intensidad se refiere a la naturaleza del material que se ha visto. Aunque todas las imágenes y los contenidos pornográficos son inapropiados, algunos tipos de material son considerablemente más envilecedores. Al enterarse del problema de algún miembro, es importante determinar el tipo de pornografía que haya estado viendo.

Por ejemplo, los materiales que muestran o representan actos sexuales son más intensos y explícitos que las fotografías de personas que llevan poca ropa o que están desnudas. Algunos materiales pornográficos son violentos o incluyen la participación de niños. Si usted se entera de cualquier acto que se relacione con ver, comprar o distribuir pornografía infantil, comuníquese con las autoridades civiles. Hay disponible una línea telefónica de ayuda para que los obispos atiendan este problema.

Los riesgos asumidos

La conducta o la tendencia a asumir riesgos en lo concerniente al consumo de pornografía es otro indicador de la gravedad del desafío. Cuanto más dispuesta está la persona a arriesgarse a ver pornografía, tanto más difícil suele ser para ella dejar de consumirla. Entre algunos de los actos en los que se asumen riesgos al respecto se hallan el faltar a la escuela, al trabajo o a otros compromisos; el incurrir en conductas ilícitas, furtivas o deshonestas; u otros actos semejantes. En los adultos, esta disposición a arriesgarse puede llevar a la pérdida del empleo, al divorcio, a la destrucción del hogar o a actividades delictivas.