2023
Vosotros que os embarcáis en el servicio de Dios
Marzo de 2023


Mensaje del Área

Vosotros que os embarcáis en el servicio de Dios

En un reciente estudio personal de las Escrituras, me llamaron la atención las primeras secciones de Doctrina y Convenios; en ellas el Señor llama a diversos hermanos a servir una misión, y les da el siguiente consejo:

“Por tanto, oh vosotros que os embarcáis en el servicio de Dios, mirad que le sirváis con todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza …

“… si tenéis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra;

“y fe, esperanza, caridad y amor, con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios, lo califican para la obra; …

“Tened presente la fe, la virtud, el conocimiento, la templanza, la paciencia, la bondad fraternal, piedad, caridad, humildad, diligencia” (D. y C. 4:2–3, 5–6).

En estas palabras aprendemos los atributos que debemos tener los verdaderos discípulos de Cristo. Tal vez no los tengamos todos, pero en nuestro proceso preparatorio, podemos esforzarnos por desarrollarlos.

Alma, hijo, y los hijos de Mosíah son un claro ejemplo de cómo ellos vieron importante una preparación para salir a predicar a los lamanitas.

“Se habían fortalecido en el conocimiento de la verdad … y habían escudriñado diligentemente las Escrituras para conocer la palabra de Dios.

“Mas esto no es todo; se habían dedicado a mucha oración y ayuno; por tanto, tenían el espíritu de profecía y el espíritu de revelación, y cuando enseñaban, lo hacían con poder y autoridad de Dios” (Alma 17:2–3).

Ya sea que vayas a servir una misión de enseñanza como Alma, o una misión de servicio como Ammón, debes aprender a desarrollar el conocimiento y los atributos necesarios para ser una mejor herramienta en las manos de Señor. No debes esperar a tener una placa en tu pecho para comenzar, sino que desde el momento que tengas el deseo de servir a Dios, ya puedes fortalecerte en el conocimiento de la verdad escudriñando las Escrituras y desarrollar una mejor comunicación con el Padre por medio de mucha oración y ayuno. Y de esa manera poder tener el Espíritu constantemente.

Cuando tenía 18 años me costó mucho poder decidirme a servir una misión. Estudiaba violín desde los 7 años, y el dejar el instrumento implicaría suspender dos años la práctica y perder el estado físico que un músico profesional requiere. Ejercí la fe, puse todo en manos del Señor y decidí servir una misión más allá de todo. Durante ese año me preparé espiritualmente para consagrar mi vida, estudiando las Escrituras y adquiriendo conocimiento para poder predicar de manera eficaz; sin embargo, meses antes de comenzar mi misión, tuve que volver a ejercer mi fe y tomar una decisión aún mayor. Se me ofreció estudiar en una universidad británica. Tendría casi todo cubierto. Mis dudas volvieron con más fuerza, y la decisión inicial que había hecho de servir tambaleó.

Oré mucho, ayuné, leí mi bendición patriarcal, y busqué la guía del Señor. En mi interior sabía qué era lo correcto y, a pesar de mis deseos personales de progresar en la música, finalmente puse al Señor en primer lugar, y serví con toda mi alma, mente y fuerza.

Nunca más se me presentó una oportunidad semejante, sin embargo, al regresar de mi servicio, el Señor me bendijo dándome rápidamente el estado físico y motriz que necesitaba para seguir progresando. Continuó bendiciéndome más adelante con los puestos que anhelaba en las orquestas y en el conservatorio de música en los que siempre deseé trabajar, ganándolos por concurso compitiendo con colegas que se habían perfeccionado en el exterior.

Cuando ponemos al Señor en primer lugar en nuestras vidas, olvidándonos de nosotros mismos, de nuestras necesidades, con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios, Él jamás se olvidará de nuestros sacrificios, de nuestra consagración; y en el momento oportuno nos bendecirá con lo que necesitamos para seguir así sirviéndole, ayudando al recogimiento de Israel en ambos lados del velo.

Me uno a las palabras de nuestro querido profeta, el presidente Russell M. Nelson, cuando dijo:

“Mis queridos jóvenes extraordinarios, ustedes fueron enviados a la tierra en este preciso momento, el momento más crucial en la historia del mundo, para ayudar a recoger a Israel. No hay nada que esté ocurriendo en esta tierra ahora que sea más importante que eso. No hay nada que sea de mayor consecuencia. Absolutamente nada”1.

Nota

  1. Russell M. Nelson, “Juventud de Israel”, Devocional mundial para los adultos jóvenes, junio de 2018.