Cómo llegué a saberlo
Mi propósito divino
¿Cuál es el propósito mi vida? ¿Marcará alguna diferencia lo que logre hacer en la vida? ¿Llegaré a ser muy reconocida por la sociedad?
Estas preguntas se mantenían en mi mente, trataba de encontrar las respuestas, pero no podía. Quería hacer algo único y especial por las demás personas, pero no sabía qué ni cómo.
Hace tres años, nos invitaron a participar en el devocional mundial para la juventud dirigido por el presidente Russell M. Nelson. Las líderes de las Mujeres Jóvenes nos instaron a escribir nuestras inquietudes y a orar para recibir las respuestas necesarias.
Como ya tenía definidas mis preguntas, las respuestas llegaron con mucha claridad y precisión. Sentí que el Señor me habló por medio de Su profeta, fue como si el presidente Nelson supiera cuál era mi pregunta principal.
Aprendí que la causa más grande y sublime por la que he nacido en estos últimos días es ayudar a Jesucristo a recoger a Israel. Las palabras del presidente Nelson fueron: “Cada vez que hacen algo que ayuda a alguien —en ambos lados del velo— a dar un paso para hacer convenios con Dios… Están ayudando a recoger a Israel”1. Además, nos extendió una invitación especial para formar parte del batallón de jóvenes del Señor para hacer posible la aceleración de esta maravillosa obra.
Esta ha sido una de las experiencias más especiales que he tenido, comprendí algunas cosas: que el Señor nos conoce y está deseoso de contestar nuestras preguntas. Aprendí que, al trabajar en historia familiar e indexación, estoy ayudando a muchas personas a recibir bendiciones eternas y me vuelvo un medio para que puedan progresar y llegar a ser semejantes a Jesucristo.
Desde ese día, me comprometí con el Señor a servirle en esta obra y tomé la seria decisión de integrarme al batallón de jóvenes del Señor. He mantenido con firmeza ese compromiso desde ese devocional que cambió mi vida.
Sé que las personas que han fallecido reciben las ordenanzas vicarias y pueden seguir progresando, lo sé por testimonio propio. He tenido experiencias sagradas que me han permitido desarrollar amor por las personas que no conocí y amar a las que aún no conozco. Este servicio ha hecho que me acerque más a Dios al permitirme sentir Su amor y confianza que tiene por mí.
Testifico que la obra de historia familiar y del templo son parte del Plan de Salvación del Padre Celestial, que bendice tanto a las personas fallecidas como a las vivas. Estoy agradecida por formar parte del cumplimiento de la profecía descrita en Abdías 1:21 que dice: “Y en verdad es así como llegamos a ser salvadores en el monte de Sion”.