2022
El Señor cumplió Su promesa
Julio de 2022


“El Señor cumplió Su promesa”, Liahona, julio de 2022.

Voces de los Santos de los Últimos Días

El Señor cumplió Su promesa

Para mi familia y para mí, las bendiciones del Señor llegaron después de mi obediencia.

Imagen
gotas de aceite cayendo en un recipiente

Dos meses después de que se me llamara como consejero de nuestra presidencia de estaca, perdí mi trabajo. Me preocupaba cómo iba a proveer para mi esposa y nuestros dos hijos.

Mientras buscaba un nuevo trabajo, me dediqué a mi llamamiento, lo cual me dio muchas oportunidades de servir a mis hermanos y hermanas. De hecho, estaba tan ocupado en mi llamamiento que mi esposa se preguntaba si había otra persona en la estaca que pudiera llevar a cabo algunas de mis asignaciones.

Una noche lluviosa, justo antes de la noche de hogar, sonó el teléfono. Un hermano de la estaca que estaba gravemente enfermo necesitaba una bendición y se me pidió que fuera a verlo. En seguida hice los arreglos para que un amigo me acompañara.

Cuando llegamos, reconocí de inmediato al hermano enfermo y me sentí agradecido por la llamada telefónica. Unos días antes, se le había entrevistado para un llamamiento de estaca. Después de ungirlo y bendecirlo, le dijimos que regresaríamos más adelante para ver cómo estaba.

Llegué a casa tarde y mojado, pero todavía teníamos tiempo para una breve lección de la noche de hogar. Decidimos ver un video sobre Elías el Profeta y la viuda de Sarepta.

Mientras la viuda se preparaba para cocinar una última escasa comida para ella y su hijo, Elías le dijo: “hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo”. Por su obediencia, “la harina de la tinaja no escase[ó], ni el aceite de la vasija disminu[yó], hasta el día en que Jehová mand[ó] lluvia sobre la faz de la tierra” (1 Reyes 17:13–14).

Las palabras de Elías “hazme a mí primero […] una” penetraron mi corazón. Con lágrimas en los ojos, le dije a mi esposa: “¡Eso es! Primero, debemos hacer todo lo que el Señor mande y después recibiremos las bendiciones”.

Al igual que en el cumplimiento de la promesa de Elías a la viuda, nuestros alimentos y aceite “no escasearon” mientras yo estuve desempleado. El Señor conocía nuestra difícil situación económica y nos bendijo. La mañana misma después de nuestra noche de hogar, me ofrecieron un trabajo.

Sé que el Señor cumple Sus promesas. Gracias a esa experiencia, mi fe es grande, al igual que mi gratitud hacia Él.