2022
Cómo se relaciona la parábola de los talentos con mi llamamiento como pianista de la Primaria
Julio de 2022


“Cómo se relaciona la parábola de los talentos con mi llamamiento como pianista de la Primaria”, Liahona, julio de 2022.

Jóvenes adultos

Cómo se relaciona la parábola de los talentos con mi llamamiento como pianista de la Primaria

El Señor sabe cómo utilizar nuestros talentos para bendecirnos a nosotros y a las personas a las que servimos.

Imagen
ilustración del teclado de un piano

“Me voy a quitar los audífonos y caminar por el pasillo hasta que ya no pueda escucharlos.“ ”¡Veamos hasta dónde llego!”, exclama la presidenta de la Primaria, haciéndome una seña para empezar. Toco los primeros acordes de “La Iglesia de Jesucristo” (Canciones para los niños, pág. 48) en el piano, y un coro de vocecitas comienza a cantar.

Cuando no estamos midiendo cuán fuerte los niños de la Primaria pueden cantar, estamos cantando canciones a diversas velocidades e incorporamos acciones. Es la primera vez que vuelvo a la Primaria desde el día en que cumplí doce años y no puedo creer toda la dicha que se siente en este lugar.

Hace unos años, no habría imaginado que tocar canciones de la Primaria cada semana sería la manera principal de usar mis habilidades musicales. Me he preparado para competir en piano y violín durante la mayor parte de mi vida y por mucho tiempo creí que siempre permanecería muy ligada a la música.

No obstante, en mis últimos años de universidad, la realidad de obtener un título y mantener un empleo de tiempo completo se impuso. Los ensayos con orquestas por varias horas a la semana y las prácticas diligentes por mi cuenta bajaron al final de mi lista de prioridades. Todavía me encantaba la música y trataba de sentarme frente a un atril con suficiente frecuencia como para retener la mayor parte de mis habilidades, pero, en general, dejé de tocar.

Sin embargo, recientemente lo he aceptado. Utilizar mi talento para la Primaria es diferente a las competencias y a las presentaciones estresantes por las que solía trabajar tan arduamente, pero de alguna manera es mejor para mí. Es una de las únicas ocasiones en que me he sentido verdaderamente capaz de emplear mis talentos enel bien de los demás.

Compartir mis talentos

En la parábola de los talentos, el amo espera que los siervos hagan grandes cosas con los talentos que les da. Si bien les da diferentes cantidades de acuerdo con sus habilidades, espera que cada siervo, en definitiva, utilice los talentos de manera que aumente lo que tenía antes (véase Mateo 25:15, 21).

Me tomaba esa parábola muy en serio cuando era joven. Si bien los talentos de la parábola eran sumas de dinero, se pueden comparar con destrezas y habilidades personales, y yo quería trabajar arduamente para mejorar y multiplicar los talentos que tenía. Así que, cuando la vida y las responsabilidades de estudiante universitaria se tornaron difíciles de manejar, a menudo me sentía mal por no estar haciendo más con toda mi formación musical. Me preguntaba si era como el siervo temeroso que “escond[ió] [su] talento en la tierra”, enterrándolo por temor a perderlo (Mateo 25:25).

Pero al comenzar mi nuevo llamamiento, no tuve ese sentimiento en absoluto. Aunque no me exigía a mí misma como solía hacerlo, sentía gozo cada vez que me sentaba al piano en la esquina del salón de la Primaria, porque sabía que estaba sirviendo a los niños.

Cuando Jesucristo describió la manera en que el hombre con los cinco talentos los aumentó, dijo que este “fue y negoció” (Mateo 25:16). En otras palabras, el hombre tuvo que compartir lo que tenía con los demás a fin de mejorarlo y aumentarlo.

Empecé a darme cuenta de que pasar tiempo tocando el piano para muchos niños inquietos todos los domingos no significaba que no estuviera aprovechando al máximo mis habilidades; tocar en la Primaria era un negocio en el que yo proporcionaba el acompañamiento y a cambio era testigo de los maravillosos testimonios de los niños de mi barrio. Cuanto más tiempo paso en la esquina del salón de la Primaria, más siento que en verdad esta oportunidad me brinda un “aumento” de mis talentos.

Bendecidos por nuestros llamamientos

Creo que el llamamiento fue inspirado. Lo recibí en una época en la que luchaba con mi fe y a menudo me sentía abrumada por la vida. Ese llamamiento fue un recordatorio para fortalecer mi fundamento en el Evangelio y para centrarme en la sencillez y belleza de las verdades eternas. Pude fortalecer mi testimonio junto a los niños a quienes servía, que es uno de los verdaderos propósitos de los llamamientos.

Los llamamientos pueden ser difíciles; a veces se nos llama a hacer cosas para las que no nos sentimos preparados y que demandan mucho tiempo. Otras veces es lo contrario: podríamos sentir que en nuestro llamamiento no se están utilizando plenamente nuestras habilidades y que sería mejor que nuestros esfuerzos se centraran en otra parte. Pero el Señor sabe cómo utilizar nuestros talentos de una manera que bendiga no solo a las personas a las que servimos, sino también a nosotros mismos.

Conforme he aprendido por experiencia propia, cualquier esfuerzo que hagamos para servir al Señor proporciona un aumento en nuestra vida. Si consagramos nuestro tiempo y talentos al Señor, Él siempre los utilizará para nuestro bien.