2020
Cómo reconocer el abuso emocional
Octubre de 2020


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Cómo reconocer el abuso emocional

“Mi esposo no es abusivo; me grita y me pone apodos, pero eso no es abuso, ¿cierto?”.

Sabemos que “el Señor condena cualquier forma de conducta abusiva”1. Algunas forma de abuso, tal como el maltrato físico, son fáciles de ver; pero el abuso emocional puede ser mucho más difícil de detectar. El daño puede resultar en confusión, temor, vergüenza, desesperanza y sentimientos de baja autoestima.

El abuso emocional es el intento de una persona de eliminar el albedrío de otra y obtener control sobre él o ella a través de palabras o conductas que manipulan las emociones o decisiones. El abuso emocional puede suceder en cualquier tipo de relación: entre cónyuges, entre padres e hijos, en amistades, en relaciones de noviazgo o entre compañeros de trabajo.

¿Cuáles son algunos ejemplos de abuso emocional?

El conocer las señales de abuso emocional puede ayudarle a protegerse a usted mismo y a sus seres amados. Algunas de las conductas de abuso incluyen:

  • Ponerle apodos o referirse a usted de manera despectiva.

  • Avergonzarle en público.

  • Criticar y menospreciar sus logros y lo que usted hace.

  • Culparle a usted por las acciones de ellos y no responsabilizarse por las mismas.

  • Hacerle sentir culpable a fin de que usted haga algo por ellos porque ellos hicieron algo por usted.

  • Aislarle de otras personas y controlar la manera en que usted utiliza su tiempo.

  • Amenazarle si usted no actúa de cierta manera o hace ciertas cosas.

  • Privarle de su afecto hasta que usted haga ciertas cosas por ellos.

  • Manipularle espiritualmente utilizando creencias religiosas a fin de controlarle.

¿Cómo puedo reconocer el abuso emocional?

Es de igual importancia estar familiarizado con las conductas de abuso y sus señales internas de advertencia. Los siguientes son algunos modelos de pensamiento y decisiones típicos que pueden mantenerle en una relación de abuso emocional:

  1. Defender la conducta del agresor:

  2. Justificar la conducta del agresor: “Ella no haría esto normalmente—pero está bajo mucha presión ahora”.

  3. Minimizar la conducta: “Realmente, no es para tanto”.

  4. Culparse a usted mismo por la conducta de la otra persona: “Si tan solo hubiera tenido la cena lista, él no se habría enojado tanto ni me hubiera gritado”.

  5. Ignorar el desasosiego emocional. Al principio, cuando usted es víctima de abuso emocional, es posible que trate de evitar al agresor porque se siente incómodo o tiene sentimientos negativos hacia usted mismo cuando ellos están cerca. Usted podría ignorar esos sentimientos de desasosiego a fin de preservar la relación. Con el tiempo, ese desasosiego puede desaparecer como resultado de estar acostumbrado a la conducta de la otra persona.

  6. Utilizar creencias religiosas para justificar la situación. Esto es muy común en nuestra sociedad, incluso entre los miembros de la Iglesia. La persona que sufre el abuso podría pensar algo así: “El Señor nos ha mandado a perdonar. Estoy pecando si no perdono”. El perdón es un mandamiento. Sin embargo, tal como enseñó el élder Jeffrey R. Holland en cuanto al Salvador: “Él no dijo: ‘No se les permite sentir dolor verdadero ni pesar real por las devastadoras experiencias que hayan tenido por culpa de otra persona’. Ni tampoco dijo: ‘A fin de perdonar totalmente tienes que volver a una relación tóxica, o volver a circunstancias destructivas y de maltrato’”2.

  7. Desatender sus propias necesidades. Usted satisface las necesidades de otras personas a costa de cuidar de usted mismo. Por ejemplo, el sufrir dolor emocional a fin de evitar lastimar los sentimientos de otra persona o darle dinero a un amigo, aun cuando no está en condiciones de hacerlo.

  8. Sentir que no vale nada. El abuso emocional puede dificultar sus sentimientos de autoestima. Sin embargo, usted es un hijo o una hija de Dios y tiene una naturaleza y un destino eternos. Su valor, el cual es grande, es invariable (véase Doctrina y Convenios 18:10).

¿Qué puedo hacer si estoy siendo víctima de abuso emocional?

Algunas veces, una relación de abuso emocional puede ser tan destructiva que es preciso abandonar dicha relación. Sin embargo, el abandonarla no es la única opción en cada situación. El cambio es posible, y una relación puede llegar a ser saludable con esfuerzo y, a menudo, con la ayuda de un profesional. Si usted cree que puede estar en una relación de abuso emocional, lo siguiente le puede ser útil:

  1. Busque apoyo y ayuda de una persona de confianza con quien pueda compartir sus experiencias, tal como un amigo, un líder de la Iglesia o un profesional en una organización de la comunidad. Esa persona le puede proporcionar apoyo emocional y una perspectiva positiva de quién es usted, y puede pasar tiempo con usted, alejados del abuso. (Véase abuse.ChurchofJesusChrist.org. Haga clic en “En crisis” para obtener un listado de líneas de asistencia).

  2. Establezca y mantenga límites con la persona que muestra conducta de abuso al determinar la conducta que es abusiva y establecer los límites para la interacción continua. Usted puede decir: “Siento que no me estás mostrando respeto ahora. Quiero conversar contigo, pero no lo haré hasta que no me trates con más respeto y amabilidad”.

  3. Busque ayuda de un consejero profesional que tenga conocimiento sobre el abuso emocional y sus efectos. Algunas veces los agresores ni siquiera saben que están siendo abusivos. Ellos pueden aprender a cambiar si están dispuestos a buscar ayuda. Si la relación no continúa, el buscar ayuda profesional, junto con la ayuda del Señor, le ayudará a sanar.

  4. Encuentre más información y recursos útiles en abuse.ChurchofJesusChrist.org.

Sean cuales sean sus circunstancias, sepa que hay personas que le aman y que desean ayudarle, y que, al volverse al Padre Celestial, al Salvador y al Espíritu Santo, es posible obtener esperanza y sanación.

Notas

  1. Carta de la Primera Presidencia, “Cómo proceder ante el maltrato y el abuso”, 28 de julio de 2008.

  2. Jeffrey R. Holland, “El ministerio de la reconciliación”, Liahona, noviembre de 2018, pág. 79.