2018
Mi último campamento de Mujeres Jóvenes
Octubre de 2018


Voces de los Santos de los Últimos Días

Mi último campamento de Mujeres Jóvenes

Recientemente asistí a mi segundo y último campamento de Mujeres Jóvenes. Durante los años que pude asistir, tuve la oportunidad de conocer nuevas personas, demostrar mis talentos y habilidades y aprender la importancia del evangelio.

El campamento de Mujeres Jóvenes es una actividad donde nosotras las jóvenes podemos expresar quiénes somos, y a la misma vez convivir con otras jóvenes de una manera adecuada. Tengo que ser honesta, siempre me han encantado todas las actividades que planea la Iglesia, el problema es que tengo un miedo irracional hacia los autobuses. Tengo un temor a marearme durante el camino y no saber qué hacer. Pero puedo decir que mi Padre Celestial siempre me ha ayudado en las pocas veces que he viajado en un autobús, y así fue en este caso.

Mi último campamento fue inolvidable. Para empezar, yo no tenía planeado asistir, pero una noche antes, durante la mutual todas las jóvenes estábamos aprendiendo a armar tiendas de acampar, y la única motivación que necesité fue ver todas las jóvenes convivir y reírse mientras armábamos las tiendas. Tuve la oportunidad de ser líder Laurel por primera vez. Al principio no me gustaba la idea de tener que guiar a otras jóvenes. Estaba nerviosa con la responsabilidad que se me había otorgado. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que no era difícil. Junto con la ayuda de otra líder, pudimos guiar a nuestra tropa y superar los pequeños desafíos que se nos presentaban en el camino.

El tema de este año fue “Paz en Cristo”, y después del campamento puedo decir que sé que nuestro Padre Celestial está ahí junto a nosotros todo el tiempo. Él nos brinda paz y el consuelo que necesitamos en los momentos de angustia. También sé que el Espíritu Santo nos protege siempre, y Él siempre estará con nosotros si se lo permitimos. Aprendí también sobre cómo nosotros podemos influenciar en nuestras amistades y cómo ellos pueden influenciar en nuestras vidas. Sé sin ninguna duda que estoy en la Iglesia verdadera, y que soy una hija especial para nuestro Padre Celestial. Él nos ama a cada uno de nosotros, y a pesar de que tengamos pruebas y desafíos durante nuestras vidas, Él es el que nos salva y nos da consuelo.