2017
El aprendizaje para toda el alma
Agosto de 2017


El aprendizaje para toda el alma

El Señor está actuando con poder en Su Iglesia para que ustedes obtengan la educación que Él desea que tengan.

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Este mensaje es para los jóvenes y los jóvenes adultos de la Iglesia del Señor. Hace muchos años, tuve una fuerte impresión sobre ustedes y sobre estos días. Fue como si viera a niños de la Primaria por toda la tierra. Sabía que ellos harían convenios con el Señor y los guardarían, y sabía que el Señor los bendeciría con oportunidades de aprendizaje profundo, tanto espiritual como temporal, y los levantaría como un potente ejército para edificar Su reino y preparar la tierra para Su regreso.

Ustedes son esos niños, y estos son sus días.

Es un día grandioso en el reino de Dios, un día lleno de oportunidades para que aprendan, crezcan y experimenten alegría y felicidad. Por supuesto, hay desafíos importantes. Sin embargo, mediante el poder redentor y fortalecedor de la expiación de Jesucristo, por medio de Su glorioso evangelio y Su Iglesia verdadera y viviente, el Señor continúa abriendo puertas y preparando el camino para que ustedes se arrepientan, aprendan profundamente, crezcan espiritualmente y se conviertan a Él. El Señor está preparando Su reino y a Su pueblo para Su regreso, y ustedes, los de la nueva generación, están desempeñando un papel central en esa gran obra

Este es un día de milagros. Las nuevas tecnologías permiten que el aprendizaje y la educación florezcan, y eso ocurre tanto para el conocimiento secular como el espiritual. El Señor está actuando con poder en Su Iglesia para que ustedes obtengan la educación que Él desea que tengan.

Todo esto es parte del mandamiento que el Señor dio al profeta José Smith (1805–1844) al comienzo de la Restauración: “… es mi voluntad que… [adquieras] un conocimiento de la historia, y de los países y de los reinos, y de las leyes de Dios y de los hombres, y todo esto para la salvación de Sion” (D. y C. 93:53).

Este mandamiento ha adquirido un carácter de urgencia en nuestros días a medida que el Señor apresura su obra. Ahora es el momento para que aprovechen las oportunidades de educación que tienen ante ustedes, y del potencial de aprendizaje y progreso que llevan en su interior.

Todos los días deben resonar en sus oídos estas palabras del presidente Thomas S. Monson:

“Les insto a procurar obtener instrucción académica”1.

“Sus talentos aumentarán a medida que estudien y aprendan”2.

“Cada uno de ustedes… [tiene] la oportunidad de aprender y… [progresar]. Expandan su conocimiento, tanto intelectual como espiritual, hasta la medida completa de su potencial divino”3.

Aprendizaje profundo

El aprendizaje que permite que cada uno de ustedes se eleve “a la plena estatura de su potencial divino” es lo que llamaré aprendizaje profundo: el aprendizaje de toda el alma: la mente, el corazón, el cuerpo y el espíritu inmortal. El aprendizaje profundo se aplica a todo tipo de conocimiento, ya sea espiritual o secular. El aprendizaje es profundo cuando aumenta el poder que ustedes tienen de hacer tres cosas: (1) saber y comprender; (2) tomar medidas eficaces y justas; y (3) llegar a ser más como nuestro Padre Celestial.4

Tal como el Señor enseñó al profeta José, el aprendizaje profundo se debe hacer a la manera del Señor, mediante la revelación y la inspiración en la Luz de Cristo y por el poder del Espíritu Santo y mediante el estudio activo y diligente y la enseñanza mutua, con la ayuda de la gracia de Jesucristo. Eso se aplica a cualquier tipo de conocimiento. A continuación figuran los mandamientos del Señor sobre el aprendizaje profundo:

“Buscad diligentemente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría; sí, buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (D. y C. 88:118).

“Enseñaos diligentemente, y mi gracia os acompañará, para que seáis más perfectamente instruidos… en todas las cosas que pertenecen al reino de Dios, que os conviene comprender” (D. y C. 88:78).

El conocimiento espiritual tiene prioridad

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El aprendizaje profundo, en cualquier campo de estudio, es una experiencia espiritual innata, anclada a un fundamento de fe en Jesucristo, arrepentimiento y obediencia a Sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda enseñarles. El aprendizaje profundo no es fácil, ¡pero vale la pena el esfuerzo! Si realmente desean aprender profundamente, si su corazón y mente son receptivos al aprendizaje, y si actúan de acuerdo con ese deseo, el Señor los bendecirá. Si ustedes hacen su parte: si oran con fe, se preparan, estudian, si participan activamente y ponen su mejor esfuerzo, el Espíritu Santo les enseñará, les magnificará la capacidad para actuar según lo que aprendan, y los ayudará a llegar a ser lo que el Señor desea que lleguen a ser. “… con la expiación de Cristo, la salvación misma”, enseñó el presidente Joseph F. Smith (1838–1918), “es un proceso de educación… El conocimiento es un medio de progreso eterno”5.

Ese proceso se aplica a cualquier entorno en el que se encuentren y a cualquier tipo de conocimiento. Sin embargo, el conocimiento más importante que necesitan adquirir es el conocimiento de las cosas de Dios. Por lo tanto, el conocimiento espiritual debe ocupar el primer lugar en su corazón y en sus prioridades. El profeta José Smith recalcó la prioridad del conocimiento espiritual con estas palabras: “El hombre no puede ser salvo sino al paso que adquiera conocimiento, porque si no lo obtiene, algún poder maligno lo conducirá al cautiverio en el otro mundo; porque los espíritus malos tendrán más conocimiento y, por consiguiente, más poder que muchos de los hombres que se hallan en el mundo. De modo que se precisa la revelación para que nos ayude y nos dé conocimiento de las cosas de Dios”6.

Es cierto que el Evangelio abarca toda la verdad7, pero el conocimiento y la comprensión de las verdades claras y sencillas del evangelio de Jesucristo deben ser el cimiento de todo el aprendizaje profundo. Poner el conocimiento espiritual en primer lugar en su mente y en su corazón asegura que confiarán en el Señor y en el Espíritu Santo en su aprendizaje, que todo lo que estudien lo verán a la luz de Su evangelio, y que continuarán aprendiendo profundamente a lo largo de su vida.

Aprendizaje profundo para toda la vida

El aprendizaje profundo tanto del conocimiento espiritual como del secular es un mandamiento del Señor. Imaginen lo que pasaría si dejaran de aprender. ¿Qué habría pasado si hubiera dejado de aprender cuando me gradué de la universidad a mediados de la década de 1970? No habría tenido nuevas perspectivas ni revelación de los profetas vivientes, las Escrituras, o del Espíritu Santo; no sabría nada del desarrollo continuo en la tecnología, del cuidado de la salud, de los asuntos mundiales, de las regulaciones gubernamentales ni de la educación. No habría ocurrido ningún progreso personal ni desarrollo espiritual mediante el arrepentimiento y el aprendizaje que se logra de la experiencia.

Cuando fui Presidente de la Universidad Brigham Young–Idaho, con frecuencia le preguntaban a la hermana Clark: “¿Cómo conoció al presidente Clark?”. Su respuesta solía empezar con estas palabras: “No era el presidente Clark cuando lo conocí”. Si yo no hubiera seguido aprendiendo, habría entrado en años, pero todavía sería el joven de 25 años de edad que la hermana Clark conoció cuando me gradué de la universidad, ¡él no era un candidato prometedor para la hermana Clark ni para nuestra familia!

Si dejan de aprender, no pueden llegar a tener más conocimiento, ser más eficaces, más útiles, más fieles o ser más como su Padre Celestial.

Su experiencia con el aprendizaje en su juventud y los años en que son jóvenes adultos sienta las bases para una vida de aprendizaje. Si desarrollan la capacidad de aprender profundamente a la manera del Señor, mediante el Espíritu y el estudio diligente y activo, será una gran bendición para ustedes.

Una clave para cosechar esa bendición es mantener el corazón y la mente abiertos al aprendizaje. A continuación figuran tres cosas que pueden hacer para estar siempre listos para aprender:

  1. Pedir al Señor que los bendiga con el deseo de aprender profundamente.

    Será maravilloso si ya tienen el deseo de aprender profundamente; si no es así, pidan al Señor ese don. El Señor educará sus deseos a fin de que deseen aprender qué es lo que Él desea que aprendan a lo largo de sus vidas, y cómo lograrlo. En el plan del Señor, el cómo desea Él que aprendan —mediante el Espíritu, con estudio diligente— es tan importante como el qué quiere que aprendan.

  2. Hacer del arrepentimiento una parte central de su vida.

    El arrepentimiento es un proceso divino; es la forma en que cambiamos, progresamos y mejoramos mediante el poder redentor y fortalecedor de la expiación de Jesucristo. Si el arrepentimiento forma parte central de su vida, siempre se encontrarán de rodillas, humillándose ante el Señor, buscando Su ayuda en cómo utilizar su tiempo y cómo servirle.

  3. Adorar en el templo tan a menudo como les sea posible.

    El templo es la casa de revelación y aprendizaje del Señor. Si van allí con frecuencia, si llevan consigo sus preguntas y sus deseos para aprender, el Señor mismo les enseñará.

Superar la oposición al aprendizaje profundo

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El aprendizaje profundo ahora mismo los preparará para toda una vida de aprendizaje. Sin embargo, sé que enfrentan obstáculos e incluso directa oposición al aprendizaje que el Señor desea que obtengan. El miedo, el desánimo, la pereza, la dificultad con la lectura, la falta de apoyo u oportunidad, las tradiciones culturales o familiares, las preocupaciones sobre los costos, las tentaciones del mundo, las ideas falsas sobre la educación y muchas otras cosas pueden interponerse en su camino8.

Sé que algunos de ustedes se enfrentan a varias de esas cosas que parecen obstáculos insuperables para el aprendizaje.

Les doy mi testimonio de que no importa dónde vivan, no importa cuáles sean sus circunstancias, el Señor Jesucristo está con ustedes en contra de toda esa oposición con Su amor redentor y Su poder omnipotente. A través de Su sacrificio expiatorio, Él ha experimentado y superado todo lo que podría impedir el progreso de ustedes hacia la vida eterna. En Su fuerza y con Su poder, pueden vencer lo que se interponga entre ustedes y el aprendizaje que el Señor desea que obtengan.

Esa es la promesa que les hace, y Sus promesas son verdaderas: “Allegaos a mí, y yo me allegaré a vosotros; buscadme diligentemente, y me hallaréis; pedid, y recibiréis; llamad, y se os abrirá” (D. y C. 88:63; véase también Mateo 7:7).

Conclusión

Este es realmente un gran día en el reino de Dios. El Señor está apresurando Su obra, y hemos visto milagro tras milagro mientras el Señor actúa con poder para abrirles maravillosas oportunidades para que aprendan profundamente.

El Señor está obrando en sus vidas para bendecirlos y prepararlos. Ruego que actúen con fe en Jesucristo para aprovechar cada oportunidad de aprender profundamente, crecer en conocimiento y entendimiento, lograr Sus propósitos rectos y convertirse en lo que nacieron para llegar a ser.

Notas

  1. Thomas S. Monson, “Si estáis preparados, no temeréis”, Liahona, noviembre de 2004, pág. 116.

  2. Thomas S. Monson, “Tres metas para guiarte”, Liahona, noviembre de 2007, pág. 119.

  3. Véase de Thomas S. Monson, “La fortaleza extraordinaria de la Sociedad de Socorro”, Liahona, enero de 1998, pág. 112.

  4. El modelo de “saber, hacer, llegar a ser” se ha utilizado ampliamente como un marco para el desarrollo del liderazgo y en el análisis del plan del Señor para el desarrollo espiritual de sus hijos. Véase de Thomas S. Monson, “Aprendamos, hagamos, seamos”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 60–68; y de Dallin H. Oaks, “El desafío de lo que debemos llegar a ser”, Liahona, noviembre de 2000, págs. 32–34. Para tratar a fondo cada uno de los elementos de este modelo, véase la serie de tres tomos por David A. Bednar, Increase in Learning 2011; Act in Doctrine 2012; y Power to Become 2014.

  5. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, 1998, pág. 337.

  6. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 280.

  7. Esta cita de Brigham Young capta bien la idea: “La religión de Jesucristo no sólo familiariza a la gente con las cosas de Dios y cultiva en ella la excelencia y la pureza morales, sino que también otorga todo aliento y estímulo posible para que aumente su conocimiento y su inteligencia, en toda rama de la mecánica, en las artes y en las ciencias, porque toda sabiduría, todas las artes y las ciencias del mundo son de Dios y han sido diseñadas para beneficio de Su pueblo” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young 1997, págs. 203–205).

  8. El siguiente es un ejemplo de una idea falsa derivada de las tradiciones culturales que pueden afectar a los jóvenes adultos: Hace una generación, una persona que vivía en el mundo desarrollado podía encontrar un trabajo bueno y bien pagado con ingresos suficientes para mantener a una familia si contaba con estudios secundarios o, mejor aún, al haberse graduado de la escuela secundaria. Esa idea aún persiste a pesar de que para la mayoría de la gente, en la mayoría de los países desarrollados, e incluso en los que están en vías de desarrollo, esos días ya han pasado. La educación y el aprendizaje más allá de la escuela secundaria en los campos de mayor demanda, ya sea obteniendo la certificación en enseñanza técnica o la adquisición de un título universitario (y en algunos campos un título avanzado), ha llegado a ser esencial para la manutención de una familia, para proveer de lo necesario para los años de jubilación, y el establecimiento de un cimiento temporal para prestar servicio en la Iglesia.