2015
José Smith y el libro de Apocalipsis
Diciembre de 2015


José Smith y el libro de Apocalipsis

El profeta José Smith ayudó a eliminar parte del misterio que rodea al libro de Apocalipsis y demostró su importancia en nuestros días.

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Product Shot from December 2015 Liahona
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Actor - Movie still from "Joseph Smith; Prophet of the Restoration"

Ilustración fotográfica por Christina Smith; Juan en Patmos, por Mark Steiner © Providence Collection.

El libro de Apocalipsis se escribió en el primer siglo d. C., pero fue el último libro del Nuevo Testamento que se aceptó como libro canónico (Escrituras autorizadas). Siglos más tarde, algunos eruditos cristianos tenían dudas en cuanto a quién lo había escrito, se opusieron a algunas de sus doctrinas (por ejemplo, sus enseñanzas acerca del Milenio o su enseñanza de que las personas serían juzgadas de acuerdo con sus obras) y pensaron que las referencias que hacía al Antiguo Testamento y la descripción de las visiones eran demasiado extrañas y muy diferentes de otros escritos del Nuevo Testamento.

Sin embargo, ciertos hechos innegables culminaron en la aceptación general del libro. Por ejemplo, muchos de los primeros autores cristianos mencionaron el libro de Apocalipsis, atribuyéndolo a Juan el Apóstol, y lo citaron en sus escritos de manera extensa y favorable. Varios de los otros libros que se aceptaban como Escritura carecían de ese tipo de evidencia.

Para principios del siglo XIX, cuando Dios llamó a José Smith como el Profeta de la Restauración, el libro de Apocalipsis estaba incluido en casi todas las versiones de la Biblia y se leía extensamente. Las imágenes de la visión de Juan avivaron la imaginación de la gente, lo cual resultó en muchas interpretaciones diferentes, tal como ocurre en la actualidad.

Como el Profeta de la dispensación del cumplimiento de los tiempos, José Smith se encontraba en la posición singular de poder aclarar la información del libro de Apocalipsis y ayudar a que fuera menos intimidatorio leerlo y comprenderlo. Hizo eso por lo menos en dos formas: (1) explicó partes específicas del libro de Apocalipsis y amplió su contexto en general; y (2) hizo que fuera menos misterioso.

Explicar y ampliar

El mejor ejemplo donde José Smith proporcionó una explicación del libro de Apocalipsis se encuentra en Doctrina y Convenios 77. Esta revelación, que se recibió en marzo de 1832, consiste en preguntas y respuestas sobre versículos específicos de los capítulos 4–11 de Apocalipsis. El Profeta dijo que esa explicación le fue revelada mientras llevaba a cabo la traducción inspirada de la Biblia (véase D. y C. 77, introducción de la sección).

Las preguntas son sumamente directas y básicamente preguntan: “¿Qué significa esto?” y “¿Cuándo ocurrirá eso?”. Las respuestas son igualmente directas, aunque no siempre contienen toda la información posible. Las respuestas que el profeta José Smith procuró y recibió invalidan diversas interpretaciones especulativas y, en general, nos ayudan a ver cómo la visión de Juan se relaciona con la obra de los últimos días.

Por ejemplo, esta revelación nos ayuda a ver que los siete sellos que Juan describe en el libro, empezando en el capítulo cinco de Apocalipsis, representan siete importantes períodos de la historia de la tierra, y que los últimos dos son los que tienen que ver con nuestros días y los que vendrán después (véase D. y C. 77:6–7), lo que nos ayuda a comprender por qué la visión de Juan dedica mucho más tiempo a los sellos sexto y séptimo. La revelación de José Smith continúa explicando la forma en que algunas de las cifras del sexto sello (los cuatro ángeles y los 144.000 siervos sellados de las tribus de Israel) se relacionan con la obra de la Restauración y el recogimiento en los últimos días (véase D. y C. 77:9–11).

Naturalmente, al traducir la Biblia, esa revelación explicatoria no fue la única contribución que el profeta José Smith hizo para que lográsemos un entendimiento del libro de Apocalipsis. A medida que trabajaba, a veces sentía la inspiración de simplemente volver a escribir el texto de forma más clara1; pero con frecuencia también era inspirado a agregar o revisar el texto a fin de establecer conexiones con otros pasajes para que se reforzaran el uno al otro2. Por consiguiente, parte del trabajo de José Smith en lo que se refiere a la Biblia parece haber sido el entretejer esas hebras comunes entre los diferentes libros de Escritura con el fin de presentar un tapiz unido de enseñanzas y profecías, lo cual también se aplica al libro de Apocalipsis.

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John writing on s scroll about the second coming of Christ.

Detalle de La Revelación de San Juan el Divino, por Paul Mann; detalle de Cristo en el maizal, por Thomas Francis Dicksee.

También, por medio de otras revelaciones y traducciones, José Smith se explayó en el contenido del libro de Apocalipsis y demostró que sigue un modelo de visiones cargadas de información que se dieron a diversos profetas a través de las edades. En el Libro de Mormón y en la Perla de Gran Precio se nos enseña que Nefi, el hermano de Jared, Moisés y Enoc tuvieron visiones similares donde se mostraba toda la extensión de la historia humana, incluyendo el fin del mundo. Aprendemos también que a pesar de que a esos otros profetas se les mostró el fin del mundo, se les prohibió que lo dieran a conocer al mundo porque Juan fue preordenado para escribir acerca de ello (véase 1 Nefi 14:25–26). De manera que, en el Libro de Mormón, que salió a la luz por medio del profeta José Smith, se nos enseña que se había dispuesto que tendríamos la descripción de Juan sobre los acontecimientos que culminarían en la segunda venida de Jesucristo, y que sería de valor que los estudiáramos.

Debido a esa luz adicional revelada por medio de José Smith, podemos apreciar mejor el tema general del libro de Apocalipsis: que “en esta tierra, al final, Dios triunfará sobre el diablo; habrá una victoria permanente del bien sobre el mal, de los santos sobre sus perseguidores, del reino de Dios sobre los reinos de los hombres y de Satanás… La victoria se logrará mediante Jesucristo”3. José Smith también hizo hincapié en que el mensaje del libro de Apocalipsis se centra en Jesucristo como el foco de nuestra esperanza, y nos enseña que si somos fieles a Él y a Su obra en los últimos días, podemos vencer el mundo.

Eliminar el misterio

En una conferencia de la Iglesia efectuada el 8 de abril de 1843, el profeta José Smith dijo: “El libro de Apocalipsis es uno de los libros más claros que Dios jamás ha hecho escribir”4. Es posible que esas palabras hayan impresionado a sus oyentes, ya que contradecían totalmente la experiencia que ellos habían tenido. ¿Qué quiso decir el Profeta con ello?

Si bien José Smith reveló algunos de los misterios del libro de Apocalipsis, en ese sermón particular parece que también tenía la mira de hacerlo menos misterioso. Para lograrlo, demostró que las imágenes enigmáticas del libro no siempre son tan enigmáticas como nos imaginamos y que el hecho de que un pasaje tenga simbolismos que sean difíciles de entender no necesariamente le adjudican mayor importancia o significado para nosotros.

Por ejemplo, en otra parte del discurso, el profeta José Smith demostró que una minuciosa lectura del libro de Apocalipsis puede imponer límites en las interpretaciones admisibles. Señaló que los primeros tres capítulos del libro tienen que ver con los días de Juan y “las cosas que deben suceder pronto” (Apocalipsis 1:1), y que el resto del libro trata de “las cosas que han de suceder después de éstas” (Apocalipsis 4:1), o más allá de los días de Juan5. Al imponer algunos límites en cuanto a lo que se podrían aplicar las imágenes en esas partes del libro, esos períodos las convierten en algo menos misterioso.

Además, José Smith enseñó que, a veces, una imagen es simplemente lo que es. Explicó que cuando Juan dijo que vio seres vivientes en el cielo (véase Apocalipsis 4:6), lo que en realidad vio eran… seres vivientes en el cielo. De ese modo, el Profeta demostró que, al menos algunas de las descripciones que Juan hizo de sus visiones son literales, mientras que otras son figuradas6. También explicó un principio relacionado con dichas figuras:

“… cuando Dios concede una visión de una imagen, animal o figura de cualquier clase, Él siempre se hace responsable de dar una revelación o interpretación de su significado, pues de lo contrario no tenemos que responder por nuestra creencia en la visión. No tengan miedo de que se les vaya a condenar por no saber el significado de una visión o figura si Dios no nos ha dado una revelación o interpretación sobre el tema”7.

En nuestro estudio de las Escrituras, no es de importancia primordial que conozcamos la interpretación de todo detalle de las visiones misteriosas. Los misterios del lenguaje figurado de los profetas no son iguales a los misterios de Dios, los cuales se dan a la persona “que se arrepiente y ejerce la fe y produce buenas obras y ora continuamente sin cesar” (Alma 26:22).

Al eliminar los misterios del libro de Apocalipsis, el Profeta eliminó las posibles distracciones de los asuntos más importantes del evangelio de Jesucristo. Por supuesto, la visión de Juan nos brinda información importante acerca de los últimos días: la Apostasía y la Restauración, la segunda venida de Jesucristo, Su triunfo sobre el diablo, Su reinado milenario, y la Resurrección y el Juicio Final. Esas cosas nos son útiles a medida que nos esforzamos por encontrar la verdad y seguir la voluntad del Señor; pero si nos concentramos demasiado en una interpretación particular de una imagen que se describe en esa visión, es posible que descuidemos lo que es más importante8.

A medida que estudiamos el libro de Apocalipsis y aprovechamos la luz que recibimos mediante las aclaraciones que el profeta José Smith hizo sobre él, podemos ver el lugar que ocupamos en la extensión general de la historia del mundo y de los tratos de Dios con Sus hijos. Al entender eso, podemos ver la importancia de nuestro testimonio personal de Jesucristo y de participar plenamente en Su obra en los últimos días; entonces, podemos vencer el mundo y, con Cristo, heredar todas las cosas del Padre (véanse Apocalipsis 3:21; 21:7).

Notas

  1. Véase, por ejemplo, Apocalipsis 2:1, nota a al pie de página; o Apocalipsis 6:14, nota a al pie de página.

  2. Por ejemplo, la interpretación de José Smith de Apocalipsis 1:7 (en el apéndice de la Biblia) dice: “Porque he aquí, que viene en las nubes con diez millares de sus santos en el reino, vestido de la gloria de su Padre. Y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él”. Las palabras que José Smith agregó (en cursiva) relacionan este versículo con otras enseñanzas de las Escrituras acerca de la segunda venida de Cristo, por ejemplo: Mateo 16:27 (“la gloria de su Padre”) y Judas 1:14 (“muchos millares de santos”).

  3. Bible Dictionary, “Revelation of John”.

  4. Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 352.

  5. Naturalmente, tal como José Smith lo sabía, los primeros cinco de los siete sellos atañen a los acontecimientos pasados, pero sirven para poner de relieve el tema de un propósito o el final de la historia humana, culminando en los acontecimientos que condujeron a la Segunda Venida, mucho después de los días de Juan.

  6. En este ejemplo particular, los seres vivientes (o bestias) son literales, y representan cuatro seres individuales, mientras que la descripción que Juan hace de ellas contiene elementos figurados (varios ojos y alas) que representan sus atributos abstractos en vez de su apariencia (véanse Apocalipsis 4:6–8; D. y C. 77:4).

  7. Véase Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 353.

  8. Al parecer, José Smith pensó que esto era particularmente cierto para los misioneros. Él dijo: “Oh élderes de Israel, escuchen mi voz. Cuando sean enviados al mundo a predicar, declaren las cosas que han salido a anunciar; prediquen y proclamen en alta voz: ‘Arrepentíos, porque el reino de los cielos se acerca; arrepentíos y creed el Evangelio’. Declaren los primeros principios y dejen de lado los misterios, para que no sean vencidos. Nunca se metan con las visiones de animales y temas que no entienden” (véase Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 355).