2011
Deberías escoger seminario
Enero 2011


Deberías escoger seminario

Una sugerencia informal de una amiga cambió mi vida.

“Lisa, deberías escoger seminario”, mencionó Ashley de manera informal. Estábamos mirando las carpetas que contenían las listas de las clases opcionales para el siguiente año escolar, nuestro primer año de educación secundaria.

Le eché una mirada perdida a mi amiga y finalmente conseguí sonreír. No me agradaba decírselo, pero no había nada que me interesara menos que seminario. Era miembro menos activa de la Iglesia, como lo había sido la mayor parte de mi vida. A lo largo de los años, había adquirido vagas nociones del Evangelio, pero no había recibido un firme testimonio de su veracidad.

Al regresar a casa ese día después de la escuela, la idea de seminario comenzó a intrigarme. Ashley y el resto de mis amigas parecían estar muy entusiasmadas por participar en él. Tenía el deseo de hacer lo que mis amigas hacían, aunque no entendiera lo que hacían ni por qué lo hacían. Después de hablar de mi plan con mis padres y conseguir su permiso, decidí escoger la clase de seminario durante mi primer año de educación secundaria.

No me imaginé el impacto tan profundo que aquella simple acción tendría en mi vida. Mi primer año de seminario cambió mi vida al empezar a verme a mí misma y a los demás como hijos de Dios, amados y queridos. Comencé a asistir a la iglesia los domingos, a pesar de la inactividad de mi familia.

Ya he terminado la escuela secundaria, pero siempre estaré agradecida por seminario. Durante aquella hora cada día, recibía respuesta a mis oraciones y mi testimonio se fortalecía. Seminario me ayudó a prepararme para casarme en el templo y me alentó a esforzarme por ser una mejor persona.

Sé que Dios se interesa por cada uno de nosotros. Sé que seminario es una bendición que me ayudó a establecer un firme cimiento en Jesucristo. Los animo a participar en seminario; su vida cambiará.

Ilustración por Doug Fakkel.