2005
Preguntas y respuestas
junio de 2005


Preguntas y respuestas

“Yo me esfuerzo por leer las Escrituras a diario, pero la verdad es que no aprendo mucho. ¿Cómo puedo aprovechar mejor mi estudio personal de las Escrituras?”

Liahona

El hecho de que leas las Escrituras es maravilloso. No obstante, si por el momento no representan más que un “aperitivo” y tú deseas más alimentación espiritual, las siguientes ideas te servirán de ayuda.

En primer lugar, “[deléitate] en las palabras de Cristo” (2 Nefi 32:3). Comienza tu banquete con una oración para dar gracias al Señor por las Escrituras y para invitar al Espíritu a que te enseñe y te testifique de la verdad. Seguidamente, ponte a estudiar las Escrituras en serio. No es necesario que comiences por 1 Nefi. Puedes comenzar por 3 Nefi 11 y leer acerca de la visita del Salvador a los nefitas, o bien comenzar por D. y C. 133 y aprender sobre cómo prepararte para la Segunda Venida. Otra idea sería consultar la Guía para el Estudio de las Escrituras para estudiar un tema de interés, como la esperanza o el arrepentimiento.

En segundo lugar, cuando estudies un capítulo por primera vez, quizá te ayude el leer simplemente para enterarte del argumento. Observa qué personajes participan y dónde se encuentran y de lo que hablan. Seguidamente, estúdialo de nuevo, concentrándote en las enseñanzas del Evangelio. Busca lecciones que puedas aplicar a tus problemas, inquietudes e intereses. Por ejemplo, ¿qué puedes aprender acerca de la manera de protegerte del mal al leer de las batallas de los nefitas y de los lamanitas?

En tercer lugar, puedes estudiar utilizando un cuaderno para tomar notas y hacer preguntas a medida que leas: ¿Quién está hablando? ¿A quién? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? Escribe tu testimonio, tus reflexiones, preguntas, temas que desees estudiar, etc.

En cuarto lugar, cuando te encuentres con versículos difíciles de entender, no te des por vencido, sino ora para poder comprenderlos. Haz preguntas a tus padres, a los líderes de la Iglesia o a tu maestro de seminario. Utiliza las herramientas disponibles en las Escrituras, especialmente la Guía para el Estudio de las Escrituras. Las notas al pie de página dan referencias correlacionadas de los pasajes y aportan sinónimos o explicaciones de palabras. El libro Leales a la fe —que está disponible en los centros de distribución de la Iglesia— te facilitará el estudio por temas.

Finalmente, reserva un momento tranquilo todos los días para estudiar las Escrituras. Los deberes escolares y la lectura de novelas pueden esperar hasta que hayas atendido a la primera urgencia: estudiar la palabra de Dios. El estudio diario de las Escrituras te reconfortará, te inspirará y te bendecirá con paz. Invitará al Espíritu a acompañarte durante tu vida, lo que te proporcionará la fortaleza para resistir las tentaciones. Te ayudará a tomar mejores decisiones a medida que aprendas lo que piensa el Señor acerca de ciertos asuntos. Te enseñará verdades, las que el Espíritu te recordará cuando más las necesites.

Considera tu estudio de las Escrituras como una cita con los profetas. Un día te reunirás con el capitán Moroni, al día siguiente con Moisés. No les hagas esperar; tienen muchísimo que compartir contigo.

Lectores

Antes de mi misión, me resultaba difícil dedicar tiempo al estudio, hasta que me fijé la meta personal de leer al menos media hora cada noche, pasara lo que pasara. El adquirir buenos hábitos de estudio me ha ayudado enormemente durante la misión.

Élder Taylor Housley, 21, Misión Brasil Brasilia

Cuando comencé a leer las Escrituras, no las entendía. Mis padres me aconsejaron que leyera al menos un capítulo y que orara. Tras pensar en lo que el capítulo dice, me esfuerzo por aplicar lo que he leído a una situación de la vida real.

Ekaterina Tufanova, 12, Rama Shakhty, Misión Rusia Rostov-na-Donu

Antes de leer las Escrituras, pide al Señor que te ayude a comprenderlas. Si aún así tienes dificultades, puedes pedir ayuda a alguien, como por ejemplo tu obispo o el presidente de la Escuela Dominical. También hay libros de seminario e instituto que explican las Escrituras capítulo por capítulo. Lo más importante es que no dejes de leer.

Guillaume Delattre, de 18 años de edad, Barrio Mouscron, Estaca Lille, Francia

Primero debemos orar y pedir que el Espíritu de nuestro Padre Celestial esté con nosotros durante nuestra lectura, lo que nos dará mayor comprensión y nos permitirá aprender más de ella.

Litia A. Tuaniu, 18, Barrio Mesepa 2, Estaca Mapusaga, Pago Pago, Samoa

Para aprovechar mejor el estudio diario de las Escrituras, suelo consultar un tema en particular que me preocupe o sobre el cual tenga alguna pregunta. De ese modo, me resulta más fácil aplicar lo que leo a mi situación actual.

Camron Lee, 17, Barrio Meadowlark Uno, Estaca Spanish Fork Este, Utah

En la lectura de las Escrituras, debemos comprender lo que leemos, meditar acerca de ello y por último poner en práctica lo que hayamos aprendido. El poner en práctica lo que aprendamos resulta más provechoso que el sólo leer.

Felix Ewusi, 17, Barrio Abura, Estaca Costa del Cabo, Ghana

En mi lectura utilizo los manuales de seminario, que explican el contexto político del lugar y de los aspectos a los que debemos prestar atención, y aportan detalles interesantes. El manual me permite estudiar mucho mejor las Escrituras.

Ramon Alexandre de Oliveira, 16, Barrio Jardim Taboão, Estaca Taboão, São Paulo, Brasil

Lee todos los días. Ora antes de leer para que tengas contigo al Espíritu con anterioridad, a fin de entender las Escrituras más plenamente. Como dice mi maestro de seminario: “Si no consultamos las notas al pie de página, no estamos estudiando, sólo leyendo”.

Julie Dunford, 15, Barrio Nazareth, Estaca Scranton, Pensilvania

No siempre entiendo las Escrituras, pero las leo y las vuelvo a leer. Oro antes y después de ello para pedir al Señor que me ayude a entenderlas y a ponerlas en práctica. Me esfuerzo por compartir lo que aprendo con los demás.

Marilia Rodrigues de Oliveira, 18, Barrio Bandeirantes, Estaca Belo Horizonte, Brasil

Al leer las Escrituras, he aprendido a tener una pregunta en mente, buscar la respuesta y, una vez que la encuentre, seguidamente meditar en ella, anotar lo que siento al respecto, terminar con una oración y después aplicar dicha respuesta a mi vida.

Caley Porter, 17, Barrio Rose 2, Estaca Blackfoot, Idaho

Saco más provecho de mi estudio personal de las Escrituras al escudriñarlas diligentemente, meditar en ellas y orar antes de leer. Invito al Espíritu a que me ayude a comprenderlas. Mediante el Espíritu Santo podemos conocer la verdad de todas las cosas (véase Moroni 10:5).

Sonny Nelson C. Yap, hijo, 16, Rama City, Distrito Ozamiz, Filipinas

Las respuestas de Liahona y de los lectores tienen por objeto servir de ayuda y exponer un punto de vista, y no deben considerarse como pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

“Vale más establecer un tiempo fijo dedicado al estudio diario de las Escrituras, que fijarnos un número de capítulos para leer; a veces encontramos que el estudio de un solo versículo ocupa todo el tiempo disponible”.

Véase élder Howard W. Hunter, 1907–1995, “El estudio de las Escrituras”, Liahona, enero de 1980, pág. 97.