2004
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julio de 2004


Comentarios

Las Escrituras y la revista Liahona cubren mis necesidades espirituales

Tengo 19 años y me bauticé hace cuatro. Me siento agradecida por ser miembro de la Iglesia verdadera. He recibido muchas bendiciones al leer las Escrituras y las revistas de la Iglesia y me siento agradecida por tener acceso a la revista Liahona . Mi testimonio se fortalece al leerla y obtengo un mayor conocimiento acerca de la Iglesia en diversas partes del mundo. Amo las Escrituras y la revista Liahona porque satisfacen mis necesidades espirituales.

Emelyn M. Quinit, Barrio Rosario, Estaca Agoo, Filipinas

La revista Liahona es una fuente de consuelo y gozo

La revista Liahona es una fuente de consuelo y gozo para todo el que la lee y medita en ella. En la vida cotidiana a veces enfrentamos dificultades, pero Dios atiende nuestras necesidades por conducto de nuestro profeta y de otros líderes de la Iglesia.

Me gustó mucho el ejemplar de marzo de 2003. Sus mensajes me han brindado un firme apoyo. Si obedecemos esos principios y los llevamos a la práctica, podremos mejorar nuestra vida y recibir ricas bendiciones.

Saskia Carra Pierre-Louis, Barrio Centrale, Estaca Puerto Príncipe, Haití

Buenos y provechosos

Soy muy feliz cada vez que llega la revista Liahona , ya que enseña principios buenos y provechosos. Las secciones que más me gusta leer son Preguntas y respuestas, el Mensaje de la Primera Presidencia y las Noticias de la Iglesia. Me siento muy agradecida por la restauración de la Iglesia y por ser miembro de ella.

Geruza Silva dos Santos, Barrio Expedicionários, Estaca Montese, Fortaleza, Brasil

Me decidí a servir

Al ver la cubierta de la revista Liahona de octubre de 2001, me decidí a servir en una misión. Era el número especial sobre la obra misional, y en mi preparación emocional y física, hallé en la revista todo lo que necesitaba saber sobre una misión.

Me encanta leer la revista de principio a fin, en especial la sección Voces de los Santos de los Últimos Días. Esas experiencias fortalecen mi testimonio.

Élder David Ávalos Banda, Misión México Veracruz